La discusión de fondo

El alza del dólar paralelo, que llegó a los 13,08 pesos y alcanzó el valor más alto tras el último pico de 13,25 del 24 de febrero, fue interpretada por el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, como una conjugación entre la decepción de sectores que “pensaban que iba a haber un cambio en la lógica y dinámica del proyecto nacional y popular” y otros que buscaban presionar al nuevo gobierno “para que regrese a políticas ortodoxas”.

En rigor, la primera de estas conclusiones fue compartida por los sectores de la oposición política, económica y mediática, que vieron en la designación de Carlos Zannini como compañero de la fórmula presidencial de Daniel Scioli un elemento que exhibiría el sostén del actual modelo económico, orientado a la defensa del empleo y los salarios antes que a las demandas del sector financiero.

Esta confluencia de visiones tiene que ver con que no aparecen a la vista cuestiones objetivas económicas que impliquen el cambio de tendencia que se vislumbró en la semana dentro de la cotización del dólar paralelo, al punto que en el cierre de la semana finalizó en los 12,96 pesos.

De acuerdo al Estudio Bein, la liquidación de divisas del sector agropecuario alcanzó los 789 millones de dólares, contabilizando el mayor registro en lo que va del año y superando en un 35% el promedio de las cuatro semanas previas. Por su parte, gracias a la colocación de deuda por parte de la Provincia de Buenos Aires, las reservas del Banco Central volvieron a subir hasta casi alcanzar los 34.000 millones de dólares, mientras que el Tesoro volvió a colocar bonos por cerca de 6.000 millones de pesos, llevando el total emitido en el año a casi 26.000 millones, lo que implica una fuerte quita de pesos en el mercado (asimismo, según el Banco Central, los depósitos a plazo fijo crecieron un 4,4% en mayo). Sumado a esto, la inflación, que implica una depreciación en el valor del peso, viene experimentando una fuerte desaceleración.

Según el economista Marco Kofman, del sitio Rosario Plus, “si comparamos la inflación interanual en abril de 2015 con la de abril de 2014, el Ipcnu del Indec refleja una caída de la tasa de inflación del 55% entre un año y otro, en tanto que las direcciones de estadísticas de San Luis y de Neuquén reconocen una caída de la inflación para el mismo período superior al 40%. En el caso de la CABA la caída de la inflación entre abriles es del 33% y para el caso de Tierra del Fuego la caída de la inflación es del 13%.”

Por eso, el anuncio de Zannini pareció actuar como un llamado común para activar las operaciones vinculadas al dólar paralelo, pues si bien la orientación económica del Gobierno venía siendo fuertemente criticada por gran parte de la oposición, sus palabras no habían logrado durante este año materializarse en la variable que más condiciona la economía en el corto plazo, como lo es la cotización del dólar paralelo. No es casualidad, en este sentido, que haya sido el mismo día de la declaración de Scioli el momento en el que el dólar paralelo perforó la barrera de los 13 pesos, y la semana en la que las acciones argentinas que cotizan en el exterior bajaran un promedio de 5 % y los bonos argentinos otro 2%.

Gasto público vs. mercado
Por fuera de la coyuntura, el fondo de la discusión continúa siendo la fuerte y creciente presencia del Estado en la economía, que limita, por lo menos parcialmente, el accionar de los poderes económicos y financieros.
Sucede que, además, es necesaria para esta fuerte presencia estatal una dosis cada vez mayor de recursos, que derivan en un gasto público que es siempre mal visto por los sectores liberales.

En efecto, el gobierno viene financiando parte de su funcionamiento mediante una presión tributaria cercana a la de los países desarrollados (35% sobre el PBI); mediante aportes del Banco Central y la Anses (cercanos a 50.000 millones de pesos); colocando además –luego de doce años de desendeudamiento–, deuda por 1.500 millones de dólares y 26.000 millones de pesos en lo que va de este 2015 y, en definitiva, realizando gastos 10 puntos por encima de la recaudación (pues en el año, el déficit fiscal creció un 40% y la recaudación un 30%).

Paradójicamente, no es esta particular coyuntura un mal negocio para el sistema financiero, que ve en la Argentina actual un interesante mercado que toma dinero y a tasas altas (10% para los dólares y 27% para los pesos). Pero el hecho de que estos recursos sean utilizados para políticas de expansión en la actividad del Estado inquieta a quienes por motivos ideológicos y económicos desean que sean los poderes económicos quienes diseñen el mapa económico nacional.

Entre los gastos públicos más cuestionados están los subsidios a la energía y el transporte, que contabilizan el 30% del total, y representan casi todo el déficit en las cuentas públicas de este año, que llega a los 60.000 millones de pesos. Si bien es cierto que reducirlos implicaría una baja en la actividad económica (y por ende, en el empleo), junto a una suba de la inflación, es atendible también que en muchos casos se otorgan de forma poco transparente y a sectores que podrían prescindir de los mismos.

Con todo, el primer gasto de Gobierno es el de la seguridad social, que se lleva casi el 40% de los recursos. Aquí pueden computarse por caso el aumento del 30% en la Asignación Universal por Hijo (ver nota AUH | Universal y permanente ) o la incorporación en lo que va del año de medio millón de ancianos al régimen jubilatorio, que tornó a la cobertura previsional como universal.

Pero además, el Gobierno siguió avanzando en medidas que buscan, en un mismo tiempo, cubrir a los sectores más vulnerables y reactivar la actividad económica, golpeada en gran parte por el estancamiento de la economía Global. Por caso, el plan Procrear, que en la semana cumplió tres años de su lanzamiento, ya tiene según la Anses 700.000 inscriptos, con 67.190 millones de pesos invertidos para el desarrollo de 170.123 viviendas que ya están en marcha, al punto que, de acuerdo a fuentes oficiales, 9 de 10 créditos hipotecarios son entregados por este programa y el Banco Nación. Asimismo, el fomento al Plan Ahora 12, de compras en cuotas sin interés, lleva realizadas desde fines del año pasado operaciones por 19.700 millones y se continúa apoyando a pequeñas y medianas empresas –que emplean al 90% de la masa laboral–, a través de los programas FONDyF y FONAPyME, que entregan créditos de hasta 3 millones de pesos a tasas de entre el 14 y 18%, y de 900.000 pesos al 12%, respectivamente (según Economía, hasta el momento ambos programas llevan entregados 600 millones de pesos), entre otros programas de apoyo.

Es, en definitiva, la disputa que se encuentra detrás de las cuestiones coyunturales, como el precio del dólar. Un Estado regulador de la economía o una economía reguladora del Estado.

Julián Blejmar-Miradas al Sur.