Un viedmense construyó un avión biplaza

Viedma.- Luego de ocho años de mucho trabajo y contingencias superadas, José Manuel Prieto -“Pepe” para sus allegados-, pudo ver despegar su “biplaza”, construido con sus propias manos.

El viernes 6 de febrero, alrededor de las 18 horas, en el aeropuerto Gobernador Castello de la ciudad de Viedma, “Pepe” cumplió su sueño al ver volar su avión “KR2”, en las manos del piloto de prueba y amigo personal (de Pepe) Oscar Knecht.

Cuando el “biplaza” comenzó a carretear, la nariz fue apuntando poco a poco al horizonte interminable y las ruedas fueron despegando “como en cámara lenta” del piso, la cara de “José” vislumbraba que atrás quedaron días de frio, calores insoportables, tormentas, promesas inconclusas, rabietas y todo aquello que un proyecto puede causar. Emocionado, mirando al cielo infinito observaba como su nave era parte del paisaje.

Si bien ya está en el aire con la certificación correspondiente, el avión quedó habilitado por un año o un mínimo de cuarenta horas de vuelo, dentro de un radio que comprende 40 kilómetros a la redonda de Viedma. Ahora llegan los momentos de los ajustes para mejorar las observaciones que realizó la inspección efectuada por el Ingeniero Aeronáutico Fernando Valdez Diez, de ANAC de la ciudad de Córdoba. Una vez cumplido con todo lo requerido, quedará liberado definitivamente y se regirá por las mismas normas de los aviones de su categoría.

“El “KR2” es un biplaza lado a lado que posee una autonomía de cuatro horas de vuelo a una velocidad superior a los 200 km/h, lo que significa hacer un vuelo directo de 800 kilómetros aproximadamente”. “Es un avión de alas bajas, de una envergadura de siete metros y un largo de cinco metros, con un motor de auto Legacy Subaru de 136 hp y una reductora de 2 a 1”, comento Pepe en su alocución.

Entre otros detalles contó que, en estos años que le demandó la construcción, la hélice le tardo un año en llegar, por los inconvenientes de importación que todos conocen. Más adelante dijo que varias personas que desconocían su pasión por los aviones, participaron o se acercaron a dar una mano. Otros siempre pendiente de la evolución del proyecto y con muchas palabras de aliento.

Para finalizar y muy emocionado “Pepe” agradeció a sus amigos, que colaboraron con el proyecto en sus distintas etapas. “En nombre de todos y espero no olvidarme de nadie -dijo- les doy las gracias a Osvaldo Rial -el impulsor a que construya el kr2-, Miguel Wallas, Edward Ariel Moro, Adalberto Pastor, Raúl Prieto -mi hermano-, el DI Sergio Pizarro, Nico Mazzoni, Ariel Mussi -mecánico aeronáutico-, el Ing. Maximiliano Massaccesi -sin cuya colaboración el proyecto hubiera sido imposible-, también a Eduardo Barros – quién fue mi consultor permanente y es constructor de otro igual en San Pedro, pcia.de Buenos Aires-. En especial, gracias a mi familia por el aguante -Carolina mi sra, Simón y Santiago mis hijos- y a todas las personas que siempre estuvieron pendiente del progreso del proyecto, gracias a todos”.