Por la fruta se conoce el árbol ● Javier García Guerrero

guerrero1La actual crisis de la fruticultura no es solo reflejo del aumento de los inventarios y caídas de la demanda en los mercados de destino o del persistente retraso cambiario que agudiza el crecimiento inflacionario de los costos laborales o la persistencia de retenciones y esquemas fiscales inadecuados. Básicamente es un problema político expresado en las sucesivas intervenciones aplicadas al sector por distintas administraciones nacionales y provinciales que perpetuaron el general estancamiento productivo, la extranjerización y concentración con la consecuente expulsión de los pequeños productores y la emigración rural juvenil.

La forma en que se asimila el pasado determina la forma de vivir el presente y de encarar el futuro. Será necesario que una dirigencia que observó impávida como se destruía la infraestructura de riego, se postergaba el desarrollo de los mercados internos, la diversificación del riesgo, etc. recapacite y deje de participar de un juego de suma cero de los grupos hegemónicos orientados a acaparar los recursos escasos y colocar barreras al ingreso de eventuales competidores en el principal conglomerado productivo regional.

Los debates partidarios que logran superar el clásico “y ustedes lo hicieron peor” se subordinan a la misma lógica de poder que aumenta los planes sociales para capturarlos con la generalización del juego, que limita la subasta de las concesiones petroleras, remitiéndolas a la negociación bilateral y opaca, que promueve en el sector frutícola la distribución de subsidios e impuestos que serán captados por quienes ya integrados detentan la gobernanza de las cadenas comerciales. El predominio sobre los recursos críticos (cadenas de frío, puertos propios, logística de embarques, etc.) les permite captar las rentas extraordinarias y constituirse a través de sus actores vinculados en el campo gremial, legislativo, financiero, etc. en un actor político significativo que controla más del 50% de los ingresos por exportación provinciales. Su posicionamiento con capacidad de financiar el arribo al poder y su conservación mediante discretas pero efectivas coaliciones, les permite alterar las normas y aprovechar las crisis como oportunidades de aumentar sus ganancias. El único poder que tiene el 90% de los ciudadanos es su voto, cada cuatro años, los poderosos, en cambio, votan todos los días.

No es nuestra intención cerrar ningún debate distribuyendo certezas sino en todo caso abonarlo matizando algunas premisas que se plantean recurrentemente. El concepto básico sobre el que apoyaremos nuestros aportes es la convicción de que a los productores frutícolas rionegrinos les anima una racionalidad similar a la de cualquier emprendedor del mundo frente a la diversidad de condiciones de contorno que enfrentan. Bajo este supuesto se reafirma la posibilidad de desarrollar el sector de producción de frutas de pepita, sobre la base de políticas alternativas orientadas al bien común.

Resumiéndolo en términos coloquiales: “Si estamos cansados de los cocodrilos es tiempo de secar el pantano” bajo ese espíritu invito a analizar con el lector, alguno de los actuales ejes controversiales:

¿Qué el estado nacional tiene derecho a pedir contrapartidas por los aportes que realiza a la economía regional?, sería correcto, si no fuera bajo la lógica de una política económica de inspiración unitaria que utiliza el ancla cambiaria para drenar recursos de las economías regionales a su clientela del conourbano bonaerense, que incumple la ley de coparticipación de impuestos y que instala “precios protegidos” y restricciones a la exportación, a la devolución de impuestos, etc. Una política que solo beneficia a la intermediación con capacidades financieras y organizativas para soportar las restricciones o trasladarlas a los precios residuales del pequeño productor. ¿Qué impacto han generado los millonarios aportes recibidos anualmente de los gobiernos nacionales y provinciales? ¿han logrado superar la “emergencia perpetua”? Los elogiados o criticados responsables de la economía nacional no son expresiones políticas o ideológicas de una política inexistente, son burócratas que han perdido lo indispensable: la iniciativa, la credibilidad y el margen de actuación, lo que los inhabilita como interlocutores. Pésimos administradores de los caudales públicos, son simultáneamente los más sagaces con sus bienes personales y se enriquecen súbita y continuamente.
¿Qué es necesario transparentar la comercialización con controles efectivos?, por supuesto, en el marco de una política fiscal donde la evasión de impuestos no resultara un interés concurrente de las partes que negocian y funcionaran las leyes de defensa de la competencia y controles serios en las distintas etapas de la cadena comercial, de manera homogénea y sin las evidentes corruptelas existentes. En la pera, un solo grupo exporta el 40% del volumen, entre los 3 primeros exportadores cotizan más del 80%. ¿es tan complejo establecer trazabilidad y disponer de la información con la burocracia existente, que resulta necesario sumar la creación de un nuevo organismo?
¿Qué se debe reconvertir el sector productiva y tecnológicamente? Inobjetable, de hecho el gobierno nacional durante la pasada década triplicó el porcentaje del PBI destinado a ciencia y tecnología. También incrementó en moneda constante más del 150% el presupuesto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, comprometiendo sólo en el INTA una cifra superior a los u$s 1.600 millones. Según el Ing. Viglizo indiscutido referente durante 3 décadas en el Instituto: “La usina de conocimientos está dañada. El núcleo duro de investigación y extensión ha cedido terreno a una estrategia comunicacional omnipresente que difunde más actos de funcionarios políticos que tecnología. En forma paralela, con poco ruido, irrumpió el Programa Dirigencial del INTA, iniciativa destinada a formar los cuadros dirigenciales que delinearán las futuras políticas públicas para el sector rural. ¿Capacitación técnica? o simple adoctrinamiento ideológico?” Ojalá hubiese ideologías. Lo que hay son convicciones. Las ideologías son ideas que pueden convivir como hipótesis. Las convicciones son dogmatismos que propician el exterminio del rival o su apartamiento. ¿Será necesario agregar descripciones adicionales sobre la nula coordinación y los paupérrimos impactos alcanzado por los Entes Provinciales de Desarrollo, las Universidades, el Ministerio de la Producción, el millar de investigadores del sector de ciencia y tecnología que trabajan en Río Negro, etc. respecto de nuestra principal producción? ¿Es aceptable el sesgo impuesto hacia la tecnología capital intensiva, ahorradora de mano de obra que favorecen las economías de escala y localización, determinante de la expulsión de pequeños productores, empacadores e industrias PyMES, que son los que la financian con sus impuestos? En la provincia de Río Negro ya hay más ex productores frutícolas, que productores en actividad, sin que nadie haya modificado su preocupado discurso por el proceso, ni hecho nada efectivo para evitarlo. El enorme atraso de los pequeños productores en la adopción de tecnologías que no resultan apropiadas o son inadecuadamente difundidas es fruto de un “mal árbol” en el sentido bíblico del término.
¿Qué es imprescindible establecer Observatorios de Precios y de Márgenes que habiliten mejores intervenciones, que aseguren la rentabilidad? Si se quiere controlar la fuerza, hay que poseerla, no se logrará con una clase política cortesana del poder. La experiencia internacional demuestra que las políticas de fijación de precios políticos por kilo, que no contemplan la brutal diferencia de productividades físicas, de calidad y posicionamiento comercial para capturar el beneficio entre los actores, siempre resultan insuficientes para el segmento más ineficiente y generan ganancias extraordinarias en quienes cosechan más Toneladas por hectárea. La sucesiva distribución de subsidios a través de las Federaciones y sin tope de cantidad de dinero por productor, ha favorecido la vertiginosa concentración y la aparición de esas asociaciones como actores políticos que pujan por el “botín estatal”. En el marco de una inflación anual sobre cuyo nivel ni siquiera logramos establecer un acuerdo y con los antecedentes de la “responsabilidad militante” del INDEC, ¿de qué precios de equilibrio estamos hablando?
¿Qué el crédito blando permitirá restablecer costos competitivos? Condición necesaria pero no suficiente además de improbable en el actual contexto económico. ¿Puede aumentarse el endeudamiento de productores sin rentabilidad? ¿cómo lo pagarán?, ¿acaso la idea es favorecer una mayor disponibilidad de tierras regables para el petróleo o la especulación inmobiliaria por la imposibilidad de pago? ¿Quién tiene interés en invertir en producciones no rentables? No se puede poner el carro delante de los caballos. El gobierno apoya en la restricción crediticia y el atraso cambiario sus intentos de evitar la hiperinflación. La inversión interna y externa hace años que es insuficiente aún para afrontar el mantenimiento de las mejoras existentes y será difícil que acudan a un mercado donde las erráticas intervenciones gubernamentales son tan determinantes como volátiles y aleatorias.
¿Qué se deben reducir las retenciones y aumentar los reintegros como se hizo con el petróleo?, sin duda, sin embargo en nuestro anterior artículo titulado “La Ciénaga” nos hemos detenido en detallar las causas por las que la competitividad entendida como la posibilidad de ganar de manera sustentable participación en los mercados externos es crecientemente independiente del tipo de cambio y del esquema fiscal de exportación. De hecho desde la megadevaluación de Enero de 2014 las exportaciones no dejan de caer (-20% general, -36% en la pera, con casos como las conservas que muestran caídas del -60% durante 2014) Resulta evidente que el desquicio de los precios relativos, los problemas logísticos determinados por las deficientes infraestructuras, los cuellos de botella del almacenamiento y despacho portuario, el racionamiento energético, etc. requerirán de políticas alternativas a las practicadas durante la última década.

Mientras en los Valles Irrigados debatimos de quién es la culpa, China aumentó en 20 años un 700% su producción de manzanas. En 1990 eran los segundos productores mundiales después de EEUU, en la actualidad la producción de China quintuplica la estadounidense. En el mercado de pera fresca donde Argentina alcanza el 20% del mercado mundial, la producción se ha duplicado en los últimos años. El laberinto es la patria de los que dudan ¿Cómo puede ser que los productores rionegrinos no encuentren mejor alternativa que tirar la pera en las rutas para protestar?. Los paladines de la dirigencia local rivalizan para demostrar su conocimiento y compromiso con la fruticultura. Aconsejo Clinton: “Cuando estás en un agujero político, lo mejor es dejar de cavar”. Los resultados de tanto fervor son penosos, será que como afirmaba Peter Druker, “no hay países subdesarrollados, hay países subadministrados”. Cabría extender la premisa a las cooperativas, frigoríficos, empaques “recuperados”, huérfanos de asesoramiento mercantil, donde se despilfarran los subsidios estatales, o será simplemente que con el “relato” ficcional y los emotivos discursos de los “hijos de esta tierra”, no alcanza.

Otros países productores, industrializan en origen: sidra, ginebra de pera, puré, jugos, conservas, abrillantan, deshidratan, aumentan el consumo en fresco, en mermeladas y jaleas de su población hasta decuplicar los de nuestra región productora. Los productores se asocian, realizan innovaciones varietales, se especializan, mejoran la protección del cultivo, la fertirrigación, colocan redes antigranizo, mejoran la calidad, acompañan las preferencias del consumidor, mientras los gobiernos municipales y distritales las incentivan desde los comedores escolares, los de los asilos, los planes sociales, etc. fortificándose como aglomerados con intereses coordinados y concurrentes. No podemos seguir teniendo un sistema económico que actúa como una licuadora destapada donde cada golpe de mercado conmociona a todos mientras expulsa cantidades adicionales de pequeños productores. Para hacerles justicia, ningún momento es bueno y cualquiera lo es. Empecemos. “Errar es humano, perseverar es diabólico”. (San Agustín)

Ing. Javier García Guerrero. Ex Secretario Técnico de la Comisión Nacional Algodonera de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, creada por Ley para Censar y Reconvertir el Sector Algodonero