La docente que se hace la rata

Sr. director, la nota referida a la docente (directora) que se hizo la rata, reclamó mi atención y me dispuse a hacer algunas averiguaciones.

Por mi trabajo, muy cercano al suyo, no tuve dificultades en conseguir seis o siete números telefónicos de los actores involucrados en el proceso educativo en la cárcel provincial (en la federal también), mencionados por Ud. en esa nota, y pude concretar cuatro llamadas. Con sólo cuatro conversaciones pude corroborar el contenido de la nota y algunos hechos más que son el motivo de ésta. (Si yo que no pertenezco al servicio de seguridad ni al de educación, no tuve inconvenientes en conseguir esos números y hablar, imagine Ud. cuanto más fácil debería resultarle a los funcionarios que refiero a continuación).

Los supervisores, la directora de nivel medio de adultos, la directora de contextos de encierro y la directora de nivel medio, son los funcionarios directos por encima de la directora (que se hizo la rata), que deben GARANTIZAR las condiciones de trabajo, CONTROLAR el desempeño de todos quienes participan directa e indirectamente de ese trabajo tan importante como lo es la educación en cárceles y ASEGURAR el derecho a estudiar de los presos.

(El gremio de los docentes también tiene responsabilidades, porque conoce todo lo que está sucediendo, ya que uno de sus integrantes trabaja en la cárcel en el turno tarde; y no hace nada).

Según la nota, quieren denuncias para actuar. Hay mucha hipocresía en eso. La nota es una denuncia y ellos deben iniciar una investigación.

Ellos quieren una denuncia firmada porque especulan con el temor de los posibles denunciantes.

Pero, ¿qué son? ¿Responsables de lo destacado arriba o simples Receptores de Denuncias con la cola muy pegada a sus sillas?
¡Qué son? ¿Cómplices que protegen a la directora, por lo tanto corruptos; o ineptos que no tendrían que estar un minuto más en sus cargos?

Los hechos.

A) Según pude averiguar, en 2012 ocurrió un motín en el penal. En ese momento las clases se dictaban en el interior del mismo. Los maestros, profesores, preceptores y guardia cárceles tenían que cruzar un pasillo como de 100 metros, entre las celdas donde estaban alojados los presos, para llegar a lo que denominaban aula-biblioteca, que no era otra cosa que una celda más grande cerrada con las mismas rejas que tenían los presos. ¡No había baño! Ahí mismo, detrás del pizarrón que hacía de separador, había una pileta con canillas y a continuación el lugar para orinar. ¡Sólo el pizarrón montado en un caballete separaba a las docentes y los otros presos-alumnos, de los presos (ladrones, asesinos, violadores) que orinaban contra la pared. Se escuchaba el ruido del chorro de la orina en la clase!

El motín encontró a una preceptora y docentes en el interior del aula-celda y corrieron un peligro enorme.

Todos los funcionarios mencionados arriba fueron informados de este hecho. Ellos no sabían que no había baño porque simplemente nunca fueron a ver el lugar donde se dictaban clases ni las condiciones en que se realizaba. No conocían el lugar, y lo que es más grave, es que en ningún momento y a ningún docente le preguntaron si había sufrido alguna agresión o daño físico y/o psicológico. Escondieron el hecho con sus miserias humanas.

B) Este año hubo muchas peleas entre internos y entre internos y guardias, todas en el perímetro del área de educación. Ahora las clases se dan en aulas móviles que están en el patio del penal, gracias a la lucha que llevaron a cabo los docentes solos, (las autoridades de educación no entendían el por qué del reclamo y la lucha) desde el motín de 2012. La más grave de las peleas finalizó con tiros de verdad, no de goma, mientras los docentes y preceptores estaban encerrados en las aulas móviles expuestos a la locura de los presos (que tienen celulares para comunicarse entre ellos y que suelen andar con facas por el patio y en alguna oportunidad en las aulas sin que nadie los controle) y/o los tiros de los policías.

Otra vez, todos los funcionarios mencionados arriba fueron informados de este hecho, pero nadie apareció ni le preguntó a ningún docente o preceptores si habían sido agredidos, lastimados, golpeados o tiroteados, porque eso pasó (Ah, ese día, la directora, casualmente no estaba).

¿Ud. cree Sr. Director, que los docentes y preceptores pueden confiar en esos funcionarios como para firmar una denuncia por las faltas de la directora? ¿Quién les garantizaría que no van a tomar represalias por ponerlos al descubierto al no hacer nada mientras la directora cobró sin trabajar? (En realidad, nadie hizo nada; de trabajo, digo).

El ministerio de educación, representado por las personas mencionadas arriba, hizo y hace abandono de persona con los docentes que allí trabajan (a los que no trabajan, los protege).

Sr. Director, no permita que esto se olvide. Se perfectamente que un diario no puede reemplazar a las investigaciones que deberían hacer la institución educativa y la justicia, pero Ud. dignifica su profesión. Creo, sin exagerar, que el periodismo es el último bastión que tiene la gente, para protegerse de la mentira y la corrupción. Gracias.

Juan Carlos