Dejan sin efecto fallo de juez que benefició a sujeto que amenazó a mujer

Cipolletti (ADN).- La Justicia provincial anuló la resolución de un juez de la Cámara Segunda en lo Criminal de Cipolletti, en ejercicio de la función en lo correccional, estimó razonable el monto ofrecido ($500 en dos cuotas) por un hombre como reparación del daño causado a su mujer y dio lugar a la suspensión del juicio a prueba por el término de un año. Se trata de un caso de violencia de género. La identidad del juez cipoleño no consta en el expediente oficialmente difundido.

En su momento, el agente fiscal Oscar Cid presentó un recurso de casación, que fue aceptado por el Superior Tribunal de Justicia.

Cid había solicitado que se anule la sentencia recurrida, por cuanto resulta “arbitraria, o bien, si se decide ingresar a conocer el fondo del asunto conforme las facultades que confiere el artículo 441 del Código Procesal Penal, se case la sentencia y resuelva el caso anulando la misma y remitiendo las actuaciones al origen para que con la conformación de un nuevo Tribunal se realice el mismo”.

El fiscal señaló que la sentencia carece de un sustento lógico suficiente e incurre en arbitrariedad.

Indicó también que la sentencia es nula porque “las partes ignoran por qué razón se otorgó al procesado J.C.L. (su identidad no consta en el expediente) el beneficio de la suspensión de juicio a prueba y cuál ha sido la razón que indujo al juez a decidir en forma contradictoria a las evidencias reunidas.

Agregó que ignora cuál es la base intelectual del conocimiento, de manera que se quiebra la correspondencia lógica que debe haber entre lo pensado y lo decidido.

Según consta en el expediente, uno de los hechos ocurrió en la ciudad d Cipolletti, el 26 de agosto de 2012, aproximadamente a las 01:00, cuando J.C.L., amenazando a T.R.J., manifestó que ‘… así le iba a abrir la panza, así la iba a matar, si lo dejaba…’, generando real temor en la víctima.

Otro hecho sucedió en inmediaciones de la iglesia ubicada en calle Libertad entre Irigoyen y Roca de la ciudad de Cipolletti, el 26 de agosto de 2012, a las 13:40. aproximadamente, oportunidad en que J.C.L., interceptó a T.R.J. y la amenazó, manifestándole que ‘… ya te iba a agarrar cuando no la estén custodiando, que la iba a esperar cuando llegara a la casa y la iba a matar, que a él no lo iba a dejar…’, generando real temor en la víctima”.

Después, una defensora Penal solicitó la suspensión del juicio a prueba del imputado aduciendo que no se le escapaba que el hecho, tal como fue imputado, aparecería en principio como un típico caso de violencia de género, pero entendía que, por ser una situación aislada, debería aplicarse el beneficio pretendido ya que el caso estaría subsumido en la eximente prevista en el artículo 3 in fine de la resolución 01/11 de la Procuración General, en cuanto instruye al Ministerio Público Fiscal a abstenerse de consentir beneficios a favor de quienes hayan vulnerado los derechos y bienes jurídicos tutelados por la norma penal “en tanto no se encuentre cierta y tácticamente asegurado que la víctima no volverá a ser sujeto de nueva vulneración a sus derechos”.

También ofreció reparar el perjuicio que se hubiera ocasionado con la suma $500, pagaderos en dos cuotas iguales.

Por su parte, el fiscal Cid indicó que “independientemente de escuchar a la víctima y habiendo mantenido una entrevista va a disentir ya que cree que se trata de un caso de violencia de género y que, según los dichos de la señora, es evidente la amenaza en dos hechos y se traducen en una violencia de género y el sistema penal da la posibilidad de intervenir en una situación más gravosa para la mujer y ve hoy a una persona sufriendo y se traduce en esta causa la posibilidad que el sistema penal le de una respuesta y se va a oponer y no propiciar la suspensión de juicio a prueba y que siga la causa a juicio”.

En la misma oportunidad, la víctima señora T.R.J. dijo “que vive con sus hijos en el barrio 300 viviendas y respecto de los dos hechos denunciados manifiesta que: durante muchos años convivió con L. … al principio vivían en el barrio Arévalo pero tuvieron inconvenientes de celos por lo que se separaban y se juntaban nuevamente, hubo muchas peleas, los celos eran de ambas partes pero nunca lo pudo probar. Siempre la envolvió con su dulzura, pero vivían peleando y aparecían amantes, le ha encontrado cartas y esa vez le dio una piña en la cara pero no hizo nada, pasó el tiempo y siguió llorando, sabe que es responsable por haber seguido con él. Se fue a las 300 y él la empezó a buscar de vuelta un día llega y la patea, rompió cosas la tomó con un cuchillo y la tuvo como dos horas y se fue, la fue a buscar a la salida de la Iglesia y como es mujer tenía miedo y debió hacer la denuncia, una día la agarró a la fuerza y la sube al auto…”. (ADN)