Patéticos ●Jorge Castañeda

Patéticos. Esa es la palabra exacta para definir a los actores del Frente para la Victoria que empeñados en una lucha cruel y rampante han sumido a la provincia en una de las crisis más profundas de toda su historia.

Patéticos porque son capaces de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particular dolor, y tristeza. ¿A quiénes? A toda la ciudadanía de Río Negro que no se merece esta situación. Porque da lástima verlos encarnizados en una pelea sin cuartel que no respeta ni las normas elementales de convivencia y respeto, ni son dignas de una vida en democracia. Dolor porque esto no es lo que los electores votaron en el 2011. Y tristeza porque ese es el sentimiento que provocan al verlos tan pobres de valores, tan elementales, tan sin carácter, tan ausentes de cualidades y de méritos para desempeñar las responsabilidades que la ciudadanía les ha conferido.

Patéticos porque no tienen ni pudor para exhibir sus apetencias de poder ni mesura para atemperar sus ambiciones descarnadas. Porque usan los medios y los cargos públicos para denigrarse entre compañeros con amenazas mutuas de expulsiones y otras chicanas de la baja política.

Patéticos porque en casi tres años de gobierno han hecho un desaguisado que no tiene nombre, perdidos en disputas bizantinas, ajenos a los grandes temas provinciales, llevando agua para su propio molino, cuidando su quintita, paralizando la administración pública, clavando los tacos ante los mandatos desde Buenos Aires, degradándose en improperios hasta el infinito.
Patéticos porque hasta se ufanan de hacer uso de los gastos reservados a discreción, de los puntos legislativos para mantener con pastaje a sus punteros de facción, de prebendas de toda índole mientras que los rionegrinos pasan miles de penurias para poder medianamente subsistir.
Patéticos porque se hacen los desentendidos de sus propios errores de conducción creyendo que su socio en el Frente asumido con el cargo de Gobernador nació de un repollo y al cual como un chivo expiatorio quieren mandar al desierto para expiar sus propias impericias de conducción.
Patéticos porque se desentienden de la grave situación de la provincia reflexionando que si Soria estuviera vivo sería otra cosa. Yerran porque lo que un partido o alianza electoral debe tener es un programa de gobierno y no la mesiánica conducción univerticalista de una sola persona. La verdadera política es una construcción colectiva, un esfuerzo para lograr la calidad de gestión y la búsqueda de consensos para el bien común. O sea en palabras del General Perón: una comunidad organizada y no la voluntad personal de ningún iluminado.

Patéticos porque habiendo ganado por primera vez una elección la perdieron. Porque están más separados que nunca, diciendo verdades de Perogrullo, y falacias “para la gilada” que alguna vez les dio su confianza, la han defraudado y mucho. Porque no les importa nada más que sus estipendios y después si te he visto no me acuerdo.

Patéticos porque mienten de la forma más desvergonzada. Porque pecan más por omisión que por lo que hacen. Porque pagan carísimas solicitadas defendiendo sus disparates, mientras la ciudadanía asiste atónita ante sus desplantes. Porque no andan en los micros ni en el Tren patagónico, no pisan los parajes, no compran en los supermercados, no se atienden en los hospitales ni mandan sus chicos a las escuelas públicas, no hacen cola en los cajeros automáticos ni cobran salarios miserables y devaluados como los de cualquier vecino.
Patéticos porque se olvidaron de la gente, porque se creen con derecho para usarla solamente con fines electorales y asistencialistas como en las peores épocas de la vieja política. Porque no cumplen con eficiencia y vocación las funciones de gobierno que el pueblo les ha delegado. Porque nada decían hasta hace dos meses de la grave situación financiera provincial que ellos como parte del gobierno ayudaron a crear. Porque las culpas siempre se las echan a otros y ellos inocentes de todo lo que pasa. Porque se hartan de verter elogios al caudillo de turno cuando eso les conviene a sus propios intereses de sector.

Patéticos porque bajan funcionarios como muñecos de trapo. Porque se creen desde hace muchos años los dueños del peronismo y de la voluntad de los compañeros. Por son caras y no corazones. Porque no se les cae una idea si los dan vuelta. Porque defienden lo indefendible y abrazan la corrupción de algún encumbrado en la máxima política nacional como una cruzada patriótica.
Mirándolos podemos decir como el gran Leopoldo Marechal que por ellos “la provincia es un gran dolor que no estamos acostumbrados a llorar”.

Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta