Día del periodista • Juan Carlos Ferrari

Se trata sólo de un ejercicio de memoria, que a determinada edad es terapéutico y moviliza las neuronas para bucear en los recuerdos. Pasaron muchos años de mis primeras experiencias en el periodismo, algo así como 45 y en este día pretendo, no se si podré lograrlo, rememorar viejos tiempos no sólo como periodista, sino rescatar la actividad gremial desarrollada por la Asociación de Prensa del Valle Inferior, con sede en Viedma, cuya conducción integré durante años.

Fuimos un grupo pequeño que asumimos dejar testimonio en una época de amordazamiento, donde siempre encontramos una hendija para levantar la voz y permitir en la tarea de informar ser vehículo de la denuncia y la expresión de la política y el sindicalismo.

Tuve el honor –y no es exagerado- de trabajar en el gremio con excelentes periodistas y mejores amigos, como Héctor Jorge Colás, Ricardo Villar, Raúl Artola, Gabriel Martínez y Jorge Torres, a quienes hoy expresamente quiero rendir homenaje, sin olvidar a otros colegas que nos acompañaron, sin menguar sus méritos, como es el caso de Alicia Amico, incansable compañera en las tareas administrativas.

El Consejo Deliberante de esta ciudad, reconoció ayer la labor de Héctor “Coco” Colás, con motivo del Día del Periodista. Precisamente una larga conversación con Coco, en días previos, abrió paso a la memoria y la necesidad de escribir estas líneas.

Nuestro gremio, desde Viedma, firmó en 1975, el primer Convenio Colectivo de Trabajo de todo el país y aprobó el Estatuto del Periodista que tuvo jurisdicción –durante muchos años- en Río Negro (a excepción de Bariloche) y el Partido de Patagones.

La discusión paritaria se hizo en el edificio de la calle Mitre 662, donde funcionaba la delegación local del ministerio de Trabajo de la Nación. Fueron paritarios los periodistas Gabriel “Galo” Martínez y Miguel Angel, “Negro” Flores.

Este convenio se aplicó en todas las empresas periodísticas de la provincia, salvo en el diario Río Negro, que se negó a brindar a sus trabajadores de prensa, correctores y administrativos los beneficios laborales obtenidos en la discusión paritaria.

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la actividad sindical fue prohibida y los gremios intervenidos. Recuerdo reuniones donde debatíamos como seguir, sobre todo en momentos en que se necesitaba testimoniar sobre los trágicos momentos que vivía la Argentina.

Esta era una preocupación de todas las organizaciones de periodistas del país porque la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), que presidía Víctor “Moro” Alvarez, había sido tomada por los militares. Para danos una organización nacional, en julio de 1977 se convocó a una reunión en la sede del Instituto de Capacitación del Cono Sur, en la avenida Constituyentes, de la Capital Federal. Participé con Colás en representación de la Asociación de Periodistas del Valle Inferior.

En la oportunidad se creó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Prensa (CONATRAP) cuya presidencia recayó en Alfredo Carazo, que del Sindicato de Prensa del Chaco. En el documento fundacional se reclamó por los periodistas despedidos de sus medios y por quienes habían sido encarcelados y otros que figuraban como desaparecidos.

La CONATRAP tuvo una importante labor en todo el país e incluso se designaron representantes alternativos, con el propósito de participar de las reuniones de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de Prensa (FELATRAP) y denunciar en el exterior las políticas represivas de la dictadura militar. En los distintos congresos siempre hubo participación de representantes de Viedma.

De distintas maneras y medios cumplimos con la tarea de estar presentes y denunciar persecuciones, detenciones de políticos, sindicalistas y colegas como fue la detención-desaparición de Maite Oliva y Enrique Esteban, periodistas secuestrados en julio de 1978, en Neuquén.

Pero hubo un caso de resonancia nacional –que nos tuvo como protagonistas- y que se vivió en Viedma en agosto de 1976. Hipólito Solari Irigoyen y Mario Abel Amaya, abogados de presos políticos y ex legisladores, fueron detenidos-desaparecidos en Madryn y Trelew, respectivamente, por efectivos del V Cuerpo de Ejército.

Al poco tiempo, en una fría madrugada, fueron liberados a cinco kilómetros de esta ciudad, sobre la ruta 3 vieja y se montó una farsa de enfrentamientos con “subversivos”, parodia que estuvo a cargo de Vicente Forchetti, comisario de la Policía Federal y el Jefe del Distrito Militar Viedma, coronel Padilla Tanco.

La información a nivel nacional fue difundida por los periodistas de Viedma que en aquellos años trabajábamos en distintos medios. En particular quiero relatar que con Ricardo Villar y Héctor Colás, nos presentamos en la Delegación de la Federal, en calle Garrone 129, para conversar con los detenidos y nos hicimos acompañar con el apoderado de la UCR, Tomás Rébora.

Recuerdo que Amaya, que padecía de asma, se encontraba muy mal y nos pidió unos remedios que fuimos a comprar en una tradicional farmacia de Saavedra y San Martín, de Viedma.

Cuando fueron llevados hasta el aeropuerto, para ser trasladados a Bahía Blanca, detenidos a disposición del PEN, un grupo de periodistas los acompañamos y a pesar de la custodia militar pudimos despedir a Solari Irigoyen y Amaya. Atesoro una foto que registra ese momento.

Luego de la derrota en Malvinas, la dictadura militar –ya en retroceso- permitió la actividad política en el país. Sabiendo que era inminente esta apertura organizamos un encuentro con los representantes de los partidos políticos de la provincia y a la vez reivindicamos la historia local del Hotel Roca, de la familia Tonini, en la avenida 25 de Mayo.

No dudo en calificar aquel encuentro como histórico. Fuimos los periodistas de Viedma, quienes de esta manera marcamos el retorno a la política en la provincia de Río Negro.

Organizamos un almuerzo donde todos los sectores se pudieron explayar sobre la vuelta a la democracia. Estuvieron presentes, entre otros, Osvaldo Alvarez Guerrero, luego gobernador en 1983, y Oscar Pandolfi por la UCR; Jorge Frías, Omar Lehner y Remo Costanzo por el PJ, Rolando Gaitán y Luis Lutz por el MID, Gaviña y Corro por el PC; Alejandra Cianis y Gomiz Gomiz, por el FIP; Angel Arias y Nelson Echarren, por el PPR; Edgardo Bagli, por la Democracia Cristiana y otros invitados que no puedo recordar.

Dejé para lo último la frutilla del postre. También en el hotel Roma, pero ya en 1988, los periodistas de esta ciudad organizamos una encuentro debate para modificar la ley de Medios de la dictadura, que finalmente se sancionó 21 años más tarde. Otro hecho que también podría calificarse de histórico.

La iniciativa fue presentada a Osvaldo Alvarez Guerrero, que era diputado nacional, por Río Negro, e hicimos los contactos con Quique Paz, periodista de Jujuy, que pertenecía a FATPREN y que había estudiado y trabajado mucho con las entidades gremiales de periodistas para derogar la ley de la dictadura.

Cuál fue el antecedente. Una denuncia sobre la ingerencia de los grupos monopólicos en el manejo de la información contra el grupo de la familia de Diana Julio de Masot de Bahía Blanca, que manejaba Canal 9, La Nueva Provincia y LU 2.

Recuerdo que en 1983 conducía junto con Jorge Torres un programa de 8 a 12.30 en LU 15 Radio Viedma, en Garrone 56, y donde colaboraban Héctor Colás, como columnista y Jorge Conti, un santafesino director de teatro que dejó una huella imborrable en la Comarca. Quiero mencionar que LU 15 había funcionado en Rivadavia 336 y el 4 de octubre de 1975 sufrió un atentado explosivo que destruyó las instalaciones frente al hospital. Se vinculó a este hecho a grupos policiales de derecha que respondían al jefe de la policía Benigno Ardanaz.

En este programa radial, una mañana de abril, Coco Colás pide que se termine con el convenio firmado entre la provincia y el grupo Masot, que significaba la transmisión de la señal de Telenueva, que pagaba el Estado rionegrino, más los aportes económicos publicitarios para el monopolio bahiense.

De más está decir el debate y discusión que se generó, ya que la llegada de Canal 9 había sido para el Mundial de Fútbol 1978 y permitía a toda la zona recibir una programación de un canal de aire que no existía en la Comarca, ya que sólo se difundía la señal por cable del viejo Canal 2 Televiedma.

Vale recordar en este día cual fue la argumentación del gobierno de Río Negro, para justificar el convenio con la familia Masot: “…por la trayectoria de La Nueva Provincia, Telenueva y LU 2; su permanente adhesión al Proceso de Reorganización Nacional, su irreductible posición en pro de la democracia, la libertad, la fe cristiana y el auténtico modo de vivir y de sentir de los argentinos, como su invalorable apoyo a las Fuerzas Armadas…” Esto a pesar de un fallo de la Fiscalía de Estado, firmado por Nelson Echarren, con reparos al convenio por “dependencia política y penetración comercial”.

Con el retorno a la democracia la Asociación de Periodistas del Valle Inferior les pidió al gobernador Alvarez Guerrero y al secretario de Prensa, Jorge Ocampos, que se anula el convenio y se active la puesta en marcha de Canal 10.

Para finalizar también quiero recordar en las personas de Pancho García Y Carlos Calvo a los periodistas de Bariloche y en nombre de Ricardo Villar, Walter Pérez, Osvaldo Ortiz, Fernando Frugoni y Horacio Carnevalli, a los colegas de Neuquén, que supieron mantener viva la actividad en la vecina provincia.

Escribir sobre uno genera un falso pudor, pero valga el atrevimiento porque pasados los años y a la distancia la historia se revaloriza y los hechos adquieren otra magnitud. Los homenajes en vida tienen el valor supremo de la sinceridad.