A 40 años de la partida de Perón, el líder de un movimiento histórico y transformador

Hace 40 años fallecía el líder y mentor del movimiento justicialista, Juan Domingo Perón. Su vida marcó la transformación más profunda que vivió la Argentina y se levantó a todo el país con tres banderas que hicieron posible el emblema peronista: Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica. Gracias a este movimiento, Argentina dejó de ser un país agrícola-ganadero, para ser una Nación con escala internacional y desarrollo industrial, mercado interno, pleno empleo y, muy especialmente, con dignidad para todos los trabajadores de la Patria.

A partir de su irrupción en la política, las grandes mayorías comenzaron a ser incluidas en el reparto de la riqueza nacional. Se constituyó en un hecho innegable que los trabajadores, son la base indiscutida del peronismo, su columna vertebral y el sujeto histórico de la transformación. En palabras del General: «No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: la de los que trabajan». El trabajo sigue siendo hoy la principal fuerza productiva del mundo, nuestro líder lo interpretó así hace más de 60 años y comprendió que solo el movimiento obrero posibilitaría un crecimiento real y sostenible de la riqueza del país. A través de ellos se erguía un nuevo modelo de desarrollo con Justicia Social, con la intervención directa del Estado en la economía y la sociedad. El proyecto de liberación nacional pretendía vincular los intereses de los trabajadores con los destinos de la Patria.

Sin embargo, en la antítesis estaba el modelo elitista de enriquecimiento, que se manifestó en el Golpe de Estado de 1955 y abrió las puertas a la revolución fusiladora y los años de proscripción peronista. Aquello no pudo acabar con las conquistas sociales inquebrantables de la década dorada del peronismo, ni con el mismísimo Juan Domingo Perón, quien desde el exilio continuó con sus pensamientos por los destinos de la Nación. Allí surgió la resistencia y la lucha incansable por el regreso del líder, que pudo cristalizarse con en el triunfo electoral que logró en 1973, cuando obtuvo el 62% de los votos y conquistó el pleno empleo.

Apenas unos meses después de su retorno, y con el cumplimiento en poco tiempo de los sueños justicialistas, el pueblo argentino lo vió partir. Cuatro décadas luego de su desaparición física, tanto Perón como Evita nos invitan a seguir levantando las banderas del justicialismo para todo el pueblo argentino. Luego de haber vivido años difíciles, hoy estamos ante un escenario en el que es posible avanzar y conquistar la plena dignificación de nuestro pueblo. Sólo lo lograremos con unidad, pujanza y bien común de nuestro pueblo.

Los buitres, el poder económico tras nacional y la oligarquía local siempre estarán en la vereda opuesta a nuestros intereses colectivos. Es por ello que debemos seguir con integridad nuestra apuesta por un modelo inclusivo con desarrollo económico y social. De esta unión nace la fuerza para profundizar las conquistas sociales obtenidas. Vamos para adelante, recordemos a nuestro líder con los hechos, porque como decía Perón: «Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar». Hagámoslo unidos en su honor!

Senadora Silvina García Larraburu