Otro análisis judicial por agresión de comerciante con una botella de champagne

Viedma (ADN).- Ayer, en ámbito de la Fiscalía General del Poder Judicial rionegrino se emitió un nuevo dictamen relacionado con la causa penal que se inició contra el comerciante Miguel Ángel Llambay por el delito de lesiones graves al pegarle a otro hombre un botellazo con champagne en un local nocturno.

Se trata de otra instancia de la larga serie de actuaciones derivadas del hecho. En este caso un dictamen respecto del recurso de casación interpuesto por la anterior defensa penal del acusado, contra la sentencia condenatoria de la Cámara Criminal de Viedma, emitida el 19 de noviembre de 2010.

En su momento, la defensa sostuvo como agravio “la absurda valoración de la prueba” y señaló que “se omitió considerar que el hecho que se le reprocha al imputado se habría producido dentro de un local nocturno, lleno de gente y, a pesar de ello, nadie, absolutamente nadie pudo afirmar en el debate que el autor de las lesiones que se imputan fueron cometidas por M. A. LL…. nadie (muy subrayado) pudo decirle al Tribunal haber visto a LL. asestando el botellazo a la víctima”.

Sostuvo que “solo se cuenta con prueba testimonial, la que entiende insuficiente para formar certeza positiva en cuanto a la autoría del hecho”.

“La víctima sostiene que un amigo fue quién le dijo que el golpe se lo asestó el acusado, que a su vez éste último dice que el agresor fue el acusado conforme los dichos de otro testigo de apellido “T.”. Finalmente, éste dice que al momento del hecho no vió quién golpeó porque estaba en la cocina”.

Entendió que el testigo D. L. desmiente a la víctima y a F., porque que declaró que la botella no se rompió, cuando la víctima sostuvo que vio a Ll. (el imputado) con los restos de la botella en su mano y que estaba mojado con champagne, como así también F. (uno de los testigos) al sostener que estaba bañado en dicha bebida”.

Agregó que el testigo M., quién saco al agresor del boliche, no lo reconoció al imputado como el atacante, que lo describió como una persona de unos 45 años.

“Las contradicciones existentes, no son datos menores, sino que resultan relevantes para decidir la suerte del fallo. Así tenemos que: a) mientras algunos testigos expresan que A. quedó con sus ropas mojadas por el contenido de la botella, otros expresan que sus ropas estaban secas. Entonces ¿se rompió o no la botella?; b) mientras algunos testigos expresan que LL. tenía en su poder una parte de la botella (el pico), otros expresan que no tenía nada en sus manos. ¿entonces, se rompió o no la botella?”.

“El relato del agente policial que cumplía adicionales en el local donde ocurrieron los hechos, es sumamente importante y constituye el elemento de descargo más importante para mi cliente y, obviamente, no ha sido debidamente valorado por los jueces que formaron el voto mayoritario. Este testigo, M., expresó que esa noche junto a su compañero de trabajo, retiró a dos personas y ninguna de ellas era el imputado M. LL.”… M. agregó que la otra persona, la que habría sido agredida, le manifestó que le habían pegado una trompada y que eso era lo que podía observarse en su rostro, pues tenía sangre en uno de los extremos de su labio. Entonces, ¿fue un botellazo a una trompada?”.

La defensa afirmó también la existencia de “una marcada orfandad probatoria por carecer de prueba directa, especialmente testimonial y debería haberla, pues testigos en el lugar y momento de los hechos, existieron, pero nadie pudo aseverar haber visto a mi cliente en el momento mismo de la agresión”.

La misma parte coincidió con el voto de la minoría de la Cámara, del juez Jorge Bustamante, respecto a “la inexistencia de prueba directa que acredite que el imputado fue el autor de la agresión”, pero el fiscal general Marcelo Álvarez, en un dictamen que firmó aye, apuntó que “el voto de mayoría sostiene la responsabilidad penal del acusado por varias siguientes razones”, detalladas extensamente en el documento judicial.

ADN