Crónica social de los saqueos

Después de tantos ataques de moralina y juicios apresurados, es necesario pasar en limpio las circunstancias y aspectos de nuestra sociedad que llevan a una infinidad de análisis sesgados de los hechos acontecidos recientemente. Es una irresponsabilidad atroz, una necedad, estupidez y enorme cobardía deslizar que los saqueos nada tienen que ver con los problemas sociales. ¿Acaso la delincuencia no es un problema social también Sr. Gatti? Nadie nace deseando ser un delincuente, de hecho, no existen los delincuentes, sino personas que cometen delitos. Ya es hora, año 2013, que dejemos de ser tan retrógrados de quedarnos estancados en rotular a las personas, fuere cual fuere su condición social o las actividades que llevan a cabo.

Mucho menos cuando nos estamos refiriendo a graves problemas de origen psicosocial, económico y político, que son responsabilidad de un conjunto, de todos nosotros como sociedad. Tampoco es acertado culpar a los políticos solamente, aunque dada la importancia y gravedad que reviste, un capítulo aparte se merece el tema de las internas políticas que terminan en saqueos y ataques orquestados por punteros a los que cierto sector nos tiene acostumbrados. Un tema acuciante y que viene haciendo mella en nuestra comunidad, destrozando hogares y familias enteras, es el creciente consumo de sustancias psicoactivas producto de negligencia e impericia, además de falta sincera de voluntad, de luchar contra el narcotráfico. Esta problemática y la falta de decisión política de combatirla, merece ya un libro más que un capítulo.

Entiendo a la gente que siendo víctima de los saqueos y reiterados hechos de violencia (no de esta semana, sino de muchos años) en ataques de rabia, descalifique a quienes cometieron dichos actos. Los puedo entender porque la empatía nos debe llevar a ponernos en su lugar, pero también es una obligación moral poder corrernos de ese lugar por un momento para observar realmente qué es lo que sucede.

No podemos quedarnos empantanados en la idea de que lo acontecido es producto de internas del PJ, de De La Sota y CFK, del narcotráfico y la connivencia política y judicial, de la jurisdicción de la Policía Provincial o Gendarmería. Menos aún señalar que se llevan televisores en vez de arroz, alcohol en vez de harina. Quiénes somos nosotros para alzar el dedo acusando y juzgando a las personas, que en su gran mayoría, son arrojadas a cometer hechos delictivos de toda índole por necesidad. Obviamente hay personas sumergidas en la extrema pobreza que no llegan a tal extremo, y personas que si lo hacen sin tener necesidad. Pero de estos últimos tenemos también en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Acaso no es la sociedad en la que vivimos la que empuja a los bienes de consumo, ansias desmesuradas por tener más, a pensar que es más importante tener electrodomésticos y tecnología de última generación que tener alimentos y poder cubrir las necesidades básicas. Debemos hacer un mea culpa generalizas, de cuál es la sociedad que queremos, siempre siendo autocríticos y poniéndonos como parte del problema, pero sobre todo de la solución.

El problema es idiosincrático, la pobreza es estructural y el hambre es de real socialdemocracia, de verdadero respeto por las instituciones, de sincero compromiso por el otro. El problema no es que los medios intenten crear una psicosis social en base a estos hechos, sino que estamos enfrentando una psicopatía dirigencial, una depresión institucional y un embotamiento colectivo. La dirigencia política reproduce enfrentamientos e internas hasta el hartazgo, buscando y logrando que quitemos el ojo del verdadero foco del problema.

Les mando un abrazo enorme a los que han enfrentado y sufrido en carne propia los saqueos y ataques, esperando que se repongan prontamente de tales situaciones traumáticas. Pero no olvidemos por favor queridos argentinos, que la solución está en nosotros, en el compromiso de buscar mejorar la realidad y superar la crisis que estamos atravesando. El verdadero saqueo se está produciendo en la justicia, en el gobierno y en la falta de honestidad y compromiso para enfrentar los problemas que nos vienen golpeando hace ya varios años. Los gobernantes ostentan una porción del poder, los medios otro tanto, pero el poder real, el más fuerte.. reside en la comunidad fortalecida por los lazos de fraternidad y ansias de un cambio profundo.

Gastón Gutiérrez
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