Pecado Original ● Claudio Beltramino
Siempre es bueno saber que cuando la miseria entra por la ventana y la felicidad se nos dispara por la puerta, el liderazgo, la conducción adecuada, firme, madura, impedirá la degradación que regularmente acompaña esos penosos períodos.
Río Negro no obtuvo el crédito de 250 millones que según comunicó el gobierno serían aplicados, en parte para cubrir viejas deudas de los satánicos radicales, pero en gran medido serían aplicados al pago de sueldos y aguinaldos de estatales. No hay que ser muy lúcidos para imaginar como se cubrirá esta necesidad. Ni quienes se verán perjudicados.
Al listado de proveedores que sumarán otro mes de atraso, hay que agregar a los municipios que no recibieron la coparticipación. Muchas de estas comunas no pudieron armar un pequeño colchón que les permita abonar compromisos y salarios si tuvieran que atravesar una contingencia como esta.
En esto estábamos cuando se aprobó por mayoría, en general, el presupuesto 2014 en la Legislatura Provincial un día que hizo falta que Carlos Peralta desempatara en una serie de artículos cuestionables en tanto una paridad de 20 a 20 lo convocó al voto.
Las curiosísimas ausencias de Claudio Lueiro (PPR) de quien nadie sabe nada, los radicales Alfredo Pega, Héctor Funes y Marta Milesi, y oh, la opositora arista Magdalena Odarda, hicieron posible la alegría gubernamental.
En cualquier caso, bueno es destacar que esto es para Weretilneck, una victoria a lo Pirro.
El debate parlamentario en relación al presupuesto, tuvo 2 tiempos. En el primero y más íntimo, el oficialismo debió dar marcha atrás con algunas iniciativas incalificables como la de prever el ingreso de 53 nuevos funcionarios de hiper megasueldos, la baja de mil empleados públicos y la decisión de gravar la producción primaria.
En la segunda parte, ya en sesión parlamentaria, una coreografía que saltaba de Luis Esquivel, legislador del bloque Eva Perón, denunciando las peligrosas sub ejecuciones del Presupuesto 2013 en el Ministerio de Desarrollo Social y de allí al legislador Darío Berardi (UCR) que destacó las sub ejecuciones del presupuesto de Seguridad, justo el que hubiera colaborado en impedir la fuga de casi 50 presos de los distintos penales.
Es parte de la explicación del pobrísimo respaldo a un Presupuesto confeccionado por el mismo ministro que pasó del 1º superávit en 29 años de democracia a tener que pedir plata prestada, en menos de un año.
En medio de esto, una escena que hizo que los legisladores y el público presente, sufrieran estremecimientos.
La legisladora, aún con afiliación radical, quien a pedido de Carlos Soria encabezó la lista de legisladores del FpV, Ana Ida Piccinini, corrió por izquierda a un delgadísimo Pedro Pesatti sumamente agradecido a su cinturón gástrico. El tema, el tratamiento de un proyecto de ley de paritaria de los trabajadores de la Justicia que el legislador Facundo López habría comprometido con el titular del gremio, Pablo Barreno, no obstante la expresa oposición del STJ.
En comisiones, López, encargado de negocios del Poder Ejecutivo, habría limitado la negativa del STJ a la figura de Enrique Mansilla que firmaba el texto. López no tuvo en cuenta que Piccinini si había ido a la escuela y podía refutar el argumento en tanto Mansilla es titular del STJ lo que equivale a decir que su firma avala al conjunto del Tribunal.
No conforme con esto, la legisladora aludió a la condición de doble vuelta del proyecto por lo que habría solicitado a López que pusiera fecha para la segunda vuelta ya que ella no quería ser cómplice de una engañifa con los judiciales que serían vulnerados en su ingenuidad de esperar el segundo episodio que podría no llegar nunca.
Así las cosas, entre gallos y medianoche, el proyecto fue luego retirado y Piccinini hizo el público reclamo durante la sesión provocando una escena de violencia en la que pudo verse a un Pesatti convertido en mini Incredible Hulk, un César Miguel que debió interponerse entre ambos, en tanto Susana Diéguez y Carlos Peralta utilizaban la condición de radical de Piccinini como un demérito de carácter degradante. Esto después de 30 años de ejercicio democrático y como lección magistral para las nuevas generaciones.
El mismo día se supo al mediodía que el ministro Alfredo Palmieri sería reemplazado por el ex intendente de Patagones, ex senador provincial bonaerense, ex funcionario de Eduardo Duhalde y ex funcionario del ministerio de Agricultura de la Nación con los ministros Julián Domínguez y Norberto Yahuar, el experimentado Haroldo Lebed. Luego se supo Palmieri seguiría en el ministerio pero como asistente del nuevo ministro. El gobierno rionegrino seguramente quería asegurarse el cumplimiento en el plan de pago de las cuotas que adeuda de un crédito social que oportunamente le brindara el Ministerio que ¿dirigió?
Más tarde se confirmó que también dejaría su oficina el ministro de turismo, Ángel Rovira Bosch. En este caso las explicaciones habría que buscarlas en un pedido de Enrique Meyer ministro de turismo de la Nación disgustado por la reiteración en contrataciones con la Corpo.
Rovira desafió al kirchnerismo, primero, contratando publicidad en La Nación pero luego, habría elegido empresas que pertenecerían al grupo Clarín como Besingular.com.ar o una empresa Selene con la que acostumbraba a trabajar cuando gerenciaba la brasileña TAM y que ahora representaría un problema de compleja solución en Fiscalía de Estado. Demasiados desaguisados para un solo ministerio.
Entre exigencia de Meyer, presiones de Abal Medina y desprolijidades propias el destino de Rovira quedó sellado.
Esa cartera podría convertirse en tres secretarías o podríamos ver a un hombre de Silvina García Larraburu en el despacho principal.
Finalmente a esta ensalada le faltaban algunos condimentos que unos indignos carteles que degradan solo a su autor y de ningún modo a la flamante senadora del FpV, el explícito temor por protestas de carácter social con epicentro en Viedma y Cipolletti, más acusaciones cruzadas de circulante proveniente de sectores enfrentados del PJ, alentando el conflicto y el des-compuesto senador que decidió alertar al gobierno nacional con un novedoso ´inconformismo 2013`, resultan en la fuente que va a la mesa una preocupante ´conducción desorientada y con serio debilitamiento de su masa muscular`
Tal vez la explicación de todo esto haya que buscarla en otra parte. Tal vez estemos viviendo un cuadro que no es más que el emergente de un virus incubado en la madrugada del 1º de enero de 2012. O incluso tal vez haya que remontarse un poco más en el tiempo.
Carlos Soria estaba dispuesto a ser gobernador. Estaba sentado sobre una exitosa gestión como intendente de la 3º ciudad más poblada de Río Negro, cuna de la concentración económica provincial, sede central del diario de papel al que el mundillo político le imputaba un rol bíblico.
Carlos Soria leyó rápidamente lo que producía el imaginario popular y judicializó la política de la mano de tres legisladores que tuvieron un rol clave, su hijo Martín Soria, su histórico e incondicional compañero Carlos Peralta y el muy ubicuo Pedro Pesatti.
Royó al gobierno radical denuncia tras denuncia fatigando la mesa de entradas de la Procuración lo que naturalmente se ampliaba en la tapa de Rajneri en la mañana siguiente.
Carlos Soria sabía que necesitaba votos independientes y votos radicales. Tres canteras existían en disponibilidad.
Una de las canteras pertenecía al ex intendente de Cipolletti, el médico Julio Arriaga. La otra al entonces intendente de la misma ciudad, Alberto Weretilneck. Esta oferta era de una linealidad tan evidente que también formó parte de las aspiraciones del radicalismo.
La tercer cantera era la de los “radicales de buena madera” y aquí la chueca le calzaba perfectamente a la entonces Defensora del Pueblo, Ana Piccinini quien voluntaria o involuntariamente había resultado funcional al proyecto Soria de roer a la gestión radical de Miguel Saiz.
Carlos Soria iba a ganar las elecciones. Estaba determinado a hacerlo y no iba a diletar como sus contrincantes radicales. Mientras Miguel Saiz deshojaba su margarita y alentaba tantos candidatos posibles a sucederlo como kilos perdió Pedro Pesatti, el intendente de Roca cerró trato con un año de antelación y dejó que los radicales se aguaran en sus propias torpezas.
Dicen quienes conocen la historia que Soria pudo haber elegido tanto a Weretilneck como a Piccinini para acompañarlo en la fórmula. Aquí, la leyenda señala que fue más insistente el Jefe Comunal que ya no podía repetir en Cipolletti. En otros términos, a la aguerrida dama, un dejo de pudor la habría dejado fuera de fórmula.
Sin embargo la consideración de Soria para con la radical es inobjetable en tanto dispuso que ella encabezara la lista de legisladores. Justo es señalar que era la única abogada entre los casi 30 aspirantes que por fin lograron una banca.
Soria triunfó de modo resonante el 25 de septiembre de 2011, juró el 10 de diciembre del mismo año y gobernó durante 20 días por que en la madrugada del 1º de enero, un disparo le tronchó la vida.
Cualquier rionegrino puede contar una novela respecto de cómo y en que momento se enteró de la muerte del flamante gobernador por manos de su mujer. Cualquier rionegrino puede relatar que hacía en el exacto momento en que se enteró de la terrible noticia que en mas o en menos, dejaba huérfano un gobierno, un proyecto, un sueño.
Luego de 28 años de gobiernos radicales, el peronismo había llegado al poder. Habían pasado 20 días y al peronismo, una tragedia familiar, le arrebataba el gobierno.
La crónica que se repitió hasta el hartazgo daba cuenta de una hija, María Emilia que oye uno o dos fogonazos, corre al cuarto de sus padres, es testigo de un cuadro desolador y detiene a su madre que intentaba quitarse la vida mientras, su hermano Martín, el primogénito que aún no había ingresado a su domicilio, retoma el camino para volver a la chacra de sus padres y desde allí acompañar a su padre agonizante pero ya sin esperanza hasta el nosocomio en el que muere.
Sin embargo, versiones discretas que manejarían solo los iniciados, dan cuenta de otra versión. La policía que custodiaba la chacra de los Soria, en conocimiento de la grave situación, lejos de informar, como corresponde, en 1º término al fiscal, en este caso Miguel Fernández Jade, se habría apurado en informar al secretario de Seguridad, César Chao Monzón, hombre del entonces vicegobernador Alberto Weretilneck quien habría resultado de este modo, el siguiente en conocer esta noticia.
En esta versión que le habría sido negada al gran público, Weretilneck dispuso de tiempo suficiente para trazar una estrategia para burlar lo que habría sido un justo reclamo, convocar a elecciones ya que acababan de asesinar después de apenas 20 días de gestión al gobernador peronista surgido de una alianza con un minoritario Frente Grande, además de algunos partidos vecinales que pudieron haber realizado el mismo aporte.
El Frente Grande en cabeza de Juan Manuel Abal Medina quien mantenía una privilegiada relación con la presidente Kirchner apuró la información persuadiendo a CFK de que su hombre en Río Negro garantizaba gobernabilidad y un enero sin más complicaciones.
El propio Weretilneck, de riguroso traje, habría recibido en la chacra de Soria al Fiscal que debió haber sido informado mucho antes.
Muy temprano, quien gobierna ahora Río Negro, obtuvo un respaldo determinante, el del dos veces ex gobernador y en ese momento senador nacional, Pablo Verani quien públicamente expresó su acompañamiento solidario a quien no habría desperdiciado un segundo para tejer la estrategia para lograr el despacho más importante para Río Negro, el de la esquina de Belgrano y Laprida en Viedma.
La versión indica que quien operó en ese sentido no sería otro que un viejo amigo de Alberto Weretilneck, el archiconocido y archi detestado por el PJ, Daniel “Fino” Sartor que en ese preciso momento empezó a tejer el entramado que fructificó un par de meses después en la chacra de Lamarque, perteneciente al legislador Ricardo Arroyo en donde se juramentaron ambos dirigentes en presencia de otros radicales como Bautista Mendioroz, todos en el ensueño de que desplazarían al grupo duro del PJ sumando a un peronismo amigable.
Mientras tanto, esa madrugada, llegando bastante más tarde a la información, el senador Miguel Pichetto no solo estaba en condiciones de advertir el malestar que pasado el shock, abrigaría el peronismo si era obligado a subsumirse detrás de una figura que obtendría el máximo galardón fruto de una brutal desgracia, también era conciente de que resultaría poco serio para toda la ciudadanía no convocar a elecciones. Pichetto habría llamado a la Presidente 5 veces con el mismo reclamo, ella, que en la intimidad puede manifestarse con un perfil cercano al de Tita Merello, finalmente mandó al senador de paseo.
Carlos Peralta y Pedro Pesatti se enteraron más tarde y no fue Weretilneck quien les informó.
Finalmente, la subordinación policial que eludió la obligación de informar en primer término al fiscal de turno eligiendo llamar al Jefe de la fuerza quien repitió la conducta informando a quien lo había depositado en ese cargo, al entonces vicegobernador Alberto Weretilneck, lograron imponerse al sentido común invirtiendo la relación de fuerzas en el FpV que seguiría gobernando Río Negro pero ahora en cabeza de un hombre del Frente Grande, lo que casi 2 años después, podría explicar el estado de fatiga muscular que impide percibir una clara y firme conducción en la Provincia.
Lo que ocurrió luego, es por todos conocido.
Claudia Beltramino