El “apriete” de Juan Domingo ● ADN

JUAN-DOMINGO

Juan Domingo Meyer, militante justicialista de Viedma y empleado de la administración de Carlos Peralta en la Legislatura, conocido por su labor delatora, amenazó al director de esta Agencia de Noticias.

Se presentó esta mañana, cerca de las 11 de la mañana, en el archivo legislativo para advertir al periodista que deje de publicar “pavadas” en ADN. “Te las vas a tener que aguantar, porque te voy a mandar a los muchachos”, amenazó.

Estilo y frases para la ocasión. Para los intolerantes, matones y violentos el aviso significa “te vamos hacer mierda”. No fue una visita para compartir mates. Así lo corroboran los dos testigos que presenciaron los hechos.

Meyer, candidato a presidir la Junta de Vecinos del Barrio Santa Clara de Viedma, se despachó con frases xenófobas hacia el periodista de origen chileno, olvidando que en ese barrio viven muchos vecinos de el país trasandino.

Existen gobiernos de origen democrático pero de práctica autoritaria que buscan instalar una cultura de intolerancia hacia la prensa y se traduce en un incentivo a la violencia contra medios y periodistas y en un grave deterioro del derecho ciudadano a informar y ser informado.

Las autoridades de la Legislatura no son ajenas a este proceder. Juan Domingo Meyer fue designado por la actual administración, es un colaboracionista cercano al Poder, no es un empleado de carrera, sus tareas “son difusas”, se encarga de merodear por las oficinas con oídos atentos y en los días de sesión se lo observa trajeado de negro custodiando el acceso al recinto.

Lleva y trae información sobre sus “compañeros” y en ocasiones ha realizado falsas acusaciones, como ocurrió con los empleados de imprenta, que fueron estigmatizados por sus dichos.

Esta persecución tiene correlatos en otros organismos públicos, como en la repartición de los empleados viales, o el caso de los abogados de una empresa pública y otros tantos, que a pesar de la derogación de la ley de prescindibilidad, son víctimas de sistemas persecutorios.

Aquel pedido del entonces gobernador Carlos Soria a cada ministro que debían echar el 20 por ciento de los empleados en cada área, no deja de ser una sombra que sobrevuela la administración pública. Aún hay castigados y maltratados.

Parece que nada ha cambiado y sobre todo las políticas de comunicación y las relaciones oficiales con la prensa, como el uso de la publicidad oficial que es utilizado como mecanismo de premios o castigos, la creación de un sistema de medios oficiales y paraoficiales para deslegitimar la crítica y las limitaciones para el acceso a la información pública. Persiste “el estilo Goihnex”.

Sería una imprudencia pedir a las autoridades de la legislatura una medida correctiva para con Juan Domingo, como también las disculpas a Humberto Gattás, director de ADN, porque no es la función del periodismo cuando además le corresponde las generales de la ley.

Todo queda en manos de la presidencia del parlamento, porque la Procuración ya demostró que para estos casos no es confiable.