Hackeando el futuro ● Roberto Vargas

“La mejor manera de predecir el futuro es creándolo”, dijo alguna vez Alan Key y despertó en muchos jóvenes de su época la inquietud por la creación de un mundo mejor.

En los últimos treinta años la revolución tecnológica producida, fundamentalmente en el norte del mundo, ha dado lugar al nacimiento de un nuevo paradigma económico y social jamás pensado hasta el momento. El paradigma de que todo es posible si nos animamos a hacerlo.

¿Y quiénes son los llamados a hacerlo?, ésa es la metáfora de esta época. Cualquiera, es la respuesta. Cualquier persona hoy puede hacer realidad su sueño, su ideal. Sólo necesita de algunos pocos condimentos en su receta: actitud emprendedora, formación académica y apoyo económico.

Hasta hace apenas una década esos condimentos eran fácilmente identificables en algunos pocos lugares del mundo, como Silicon Valley, por ejemplo, en California, Estados Unidos. Allí nacieron, crecieron y se expandieron a todo el mundo, fenomenales ideas que, plasmadas en productos o servicios, son conocidas por todos nosotros con nombres como Hewlett-Packard, Apple, Microsoft, Facebook, Google,
Yahoo… entre miles de otros ejemplos.

Fenomenales ideas llevadas adelante por jóvenes inquietos, soñadores, algo bien formados, pero, fundamentalmente, muy bien apoyados por gobierno y grandes empresas o capitales que apostaron en ellos.

Hoy, esos jóvenes como William Gates, Larry Page o Mark Elliot Zuckerberg son conocidos por ser muchas veces multimillonarios, pero también por haber solucionado los problemas de mucha gente alrededor de todo el mundo y además por haber creado miles de fuentes de empleo, antes inexistentes. Sólo estos tres emprendedores han creado más de 130 mil nuevas fuentes de trabajo.

Y persiguiendo ese paradigma de que cualquiera puede hacer posible su sueño, acá, en el sur del mundo, en argentina, están surgiendo jóvenes como Martín Migoya que creó en sólo un par de años la empresa de servicios informáticos Globant que da empleo a más de 3.000 otros jóvenes argentinos que trabajan en esa empresa creando el software que se usa, por ejemplo, en muchas empresas de Estados Unidos e Inglaterra.

“La industria del software en argentina ha creado más de 70 mil nuevos puestos de trabajo, sólo en el último lustro.”

Hoy el mundo ha conocido un nuevo nombre, de un joven argentino que se animó a vencer la quietud para pasar a crear el futuro: Emiliano Kargieman creador del Cube Bug-1, más conocido como “Capitán Beto”, el primer satélite rionegrino, argentino, de tecnología abierta, que orbita desde hoy la tierra para brindarnos a todos los usuarios de
computadoras y teléfonos celulares una inmensa cantidad de servicios, aún no pensados.

Emiliano, con la ayuda técnica del INVAP en Bariloche y financiera del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, es un ejemplo de que se puede hackear el futuro desde este pedazo de tierra que conocemos como Provincia de Río Negro ¿pero cuántos Emilianos más habrá que aún no se han animado o no han sabido cómo hacerlo?…

Para ellos, para todos los Emiliano o Martin que están aún latentes a la espera de la señal, de la llave que les abra las puertas que encuentran cerradas, es que he presentado el año pasado en la legislatura de la provincia de Río Negro, el proyecto de “promoción de la industria del software rionegrino”. No como la panacea “per se”, tampoco como único instrumento, sino como un complemento a otros loables esfuerzos que se vienen desarrollando en paralelo como la creación de la Universidad de Río Negro o el afincamiento organizado del Polo Tecnológico Productivo de San Carlos de Bariloche.

Apelo a mis pares legisladores a que les den una oportunidad a esos jóvenes rionegrinos. Hagamos realidad la Ley, y veremos que es posible crear un futuro distinto y mejor para nuestro pueblo rionegrino.

Les dejo este enlace un poco para entender de que estamos hablando.

http://www.youtube.com/watch?v=jWevzQyBrt4

Roberto Vargas
Legislador bloque Eva Perón