“La eterna opacidad de una mente sin recuerdos” ● Susana Dieguez

Si la gente tuviera que pagar por cada palabra que emite, sin dudas nos ahorraríamos de escuchar mucho discurso falto de rigor y de insultos a la inteligencia de los rionegrinos.

Pretender ensuciar la gestión que lleva adelante el Ministro de Educación, Prof. Marcelo Mango, tildándolo de improvisado, falto de transparencia, perseguidor y abusador de sus “subordinados” (este término me produce escozor, será tal vez una costumbre de quien lo utiliza, personalmente prefiero colaboradores o compañeros), falta de idoneidad para el desempeño de su función, entre otras acusaciones, cuanto menos merece un breve examen de nuestra historia no tan lejana.

Pero antes, recordemos que desde la asunción del Ministro Mango, se ha llevado adelante una política educativa caracterizada por la inclusión, la transparencia y la capacidad de gestión y coordinación. La nueva Ley Orgánica de Educación, la centralización de la “caja de obra pública”, la propuesta de mejora salarial antes de la finalización del ciclo lectivo 2012 que se hizo efectiva en el primer mes del 2013, y la acción conjunta con el Ministerio de Obras y Servicios Públicos para todo lo referente a la construcción de edificios escolares, son tan sólo una muestra de su vasta tarea y de lo malintencionado de las palabras de la ex legisladora y actual presidenta de la Unión Cívica Radical, María Inés García

Los rionegrinos tenemos memoria. Una memoria que late en nuestro corazón y duele, cómo duele!, en el repaso de ciertos hechos.
Nos acordamos de las lamentables gestiones de los sucesivos Ministros de Educación del “régimen anterior”, en la forma despectiva con que eran tratados los alumnos, docentes y padres de nuestra diversa comunidad educativa provincial.
Vayamos por parte. Nuestros alumnos vivieron sucesivos cambios que derivaron en el destrato y la consecuente afectación de la calidad del sistema educativo público, que, oh sorpresa!, favoreció en diferentes momentos a instituciones privadas que absorbían generosamente a esa masa estudiantil, arrastrada por la falta de compromiso del Estado y la angustia de sus padres respecto de su educación.

Las interminables improvisaciones, las constantes reformas en el sistema educativo, las continuas y permanentes reducciones en las plantas funcionales de las escuelas, la necesidad permanente de “maquillar” la inoperancia de un gobierno de la educación que manifestaba un único interés: favorecer a los amigos.

Los amigos siempre provenían del sector privado: escuelas privadas que de la noche la mañana cambiaban de status para convertirse en escuelas “pública de gestión privada”, para acceder así a los beneficios económicos que la ley Orgánica de Educación vigente en ese momento les garantizaba, ante el silencio cómplice de la entonces presidenta de la Comisión de Cultura, Educación y Comunicación Social, María Inés García.

“Enero es un mes muerto”, solía decirse en los ámbitos de decisión educativos. Nada se hacía, nada se gestionaba, nada se preveía. Lo único que sí estaba previsto era quiénes, o mejor dicho quién, se llevaba los contratos de “puesta en marcha y mantenimiento” de los edificios escolares: un único empresario con muchas “empresas de servicios”, que competían entre sí mismas para una misma obra, con precios que nunca hubieran podido resistir una auditoría. Y el valor del metro cuadrado de obra nueva que pagaba el Estado rionegrino superaba entre un 60 a 80% a los de otras jurisdicciones de similares características.

Y así, pasaba enero, febrero y parte de marzo sin la tan mentada puesta en marcha (pero con el anticipo de obra en el bolsillo de ese único empresario), sin pauta salarial para el sector docente, sin las secciones y divisiones creadas en función de la demanda, pero con cantidades industriales de horas cátedra extra áulicas pagadas por el Ministerio de Educación para satisfacer los “compromisos” asumidos, vaya uno a saber por quién.

Si de salarios vamos a hablar, las diferentes gestiones desde 1983 hasta el 2011 han tenido la mayor creatividad a la hora de inventar excusas, no pagar los sueldos, reducir, “pagar” con papelitos de colores (bonos y tickets), postergar decisiones hasta que la situación no diera para más. En los últimos tiempos del “régimen anterior” se incursionó en una nueva modalidad: convenir las medidas de fuerza del sector docente con el entonces Ministro, en persona.

En cuanto a los padres, se les pedía compromiso con la educación pública, pero desde la puesta en vigencia de la Ley 2444, jamás se había hecho nada por cubrir la representación del vocal “padre” en el Consejo Provincial de Educación. Eso sí, en nombre de los padres interesados por la educación de sus hijos, se movilizaba el aparato político para boicotear cuanto reclamo gremial llegara a la patronal.

Los rionegrinos tenemos memoria, y sabemos que esta es la primera vez que no se espera la paritaria nacional para proponer una pauta salarial, que los trabajos de “puesta en marcha y mantenimiento” de edificios escolares se adjudicaron en forma transparente y a varios oferentes independientes entre sí, que la capacitación en servicio de los docentes está garantizada por el Estado y no solventada por el trabajador, que los padres estarán representados en el gobierno de la educación muy pronto, que nuestros alumnos tienen garantizado el derecho social a la educación desde el Nivel Inicial hasta la finalización del Nivel Medio.

Y también nos acordamos que la Sra. María Inés García formó parte en todo momento del “régimen anterior” y que quienes hoy se erigen en “representantes orgullosos de la gente del poblado” son quienes más alejados del pueblo estuvieron y están.

 

Leg. Susana Isabel Dieguez