¡Todos unidos triunfaremos!

El proceso electoral municipal de Viedma, convoca al justicialismo a un desafío que muchos no ven tan lejano: ganar las elecciones y encolumnar a la capital de Río Negro a la órbita peronista. La verdadera frutilla del postre, un sueño del extinto gobernador Carlos Soria.

 

El PJ viedmenses habilitó dos candidatos: Mario Sabatella y Marcelo Nervi. El primero se postuló a intendente en las elecciones pasadas, logrando un importante caudal de votos, el segundo es un conocido militante con estirpe gremial.

 

Sabatella, tras perder en las urnas fue premiado con el cargo de vocal del Tribunal de Cuentas. Un trabajo seguro con un emolumento de máxima categoría, sin embargo renunció cumpliendo con su promesa de volver a competir por el municipio, su verdadero objetivo político.

 

Cumplió pero no pudo convertirse en el único candidato.

 

Nervi no le va en zaga en férreas posiciones personales. Se mostró crítico frente a su propio gobierno y señaló sus diferencias respecto del manejo del ministro de Educación, Marcelo Mango, en su relación con el gremio docente.

 

Cada uno tiene sus seguidores en la Unidad Básica local y como las elecciones internas del PJ son cerradas, cada postulante  tiene diferentes inserciones en el padrón de afiliados.

 

Mario Sabatella conoce algunas  encuestas donde lo ubican perdiendo frente a De Rege, pero con posibilidad de ganar si el candidato radical es Foulkes.

 

Por tal razón su deseo era ser el único candidato, tal lo prometido desde las más altas esferas oficialistas. Una ingenuidad, desconocimiento puro de las lógicas políticas del peronismo.

 

Para evitar ser presa del internismo, Sabatella acudió al presidente del PJ, Miguel Pichetto, incluso públicamente lo invitó a convocar a una reunión para lograr una lista de unidad. Otra ingenuidad.

 

Pichetto, quien encabezó la operación de desplazamiento del intendente de Bariloche, y que la semana pasada paradójicamente reclamó defender la institucional en la municipalidad de Sierra Grande, culpando a los radicales de desestabilizar a Tamburrini, ahora se mostró prescindente ante al justicialismo viedmense.

 

¿Estaba en condiciones el senador de pedir a Nervi que resignara su candidatura? O en realidad como muchos opinan siempre convalidó la postulación del gremialista docente para no dejar el camino libre a Sabatella, de íntima relación con el gobernador Weretilneck.

 

Manuel Pichetto siempre fue el candidato a intendente de Viedma del presidente del PJ, pero ahora fue él mismo quien hizo desistir a su hijo en el convencimiento de que una derrota perjudicaría su performance para la reelección en el senado.

 

¿El gobierno jugará fuerte en esta interna? Nadie arriesga nada porque sabido es que los triunfos tienen muchos padres, pero que las derrotas son huérfanas.

 

También, como en la UCR, en estas internas justicialistas hay mucho más en juego donde el aparato oficialista no estará ausente. Por de pronto surge una primera conclusión: el pichetismo perdió parte de su hegemonía en Viedma.