La lucha contra el femicidio: un deber de todos ● María José Bongiorno

Periódicamente los medios masivos de comunicación nos informan sobre el asesinato de mujeres. Rápidamente, se intenta buscar el vínculo y así aparecen parejas, ex parejas, violadores, etc. Todos nos conmovemos. Familias destrozadas por la pérdida de una vida. Procesos penales que siguen su curso. Y, al poco tiempo, esa especie de “rueda perversa” vuelve nuevamente a girar.

Es difícil obtener estadísticas fidedignas, porque estos delitos, muchas veces, quedan en la intimidad de la familia de la víctima. Sin embargo, el Observatorio de Femicidios de la Casa del Encuentro –en base a aquellos casos que se conocen en la prensa- ha informado que, durante el año 2010, hubo 126 femicidios; en 2011, la suma se elevó a 152 y durante los seis primeros meses de 2012, alcanzó los 119 delitos. Como puede verse, cifras escalofriantes y que aumentan, constituyendo un verdadero y repudiable flagelo social.

El 3 de octubre de este año en el Senado sancionamos el proyecto de ley denominado “Femicidio” que consiste en castigar, justamente, a aquellos que maten -en su caso- a su cónyuge, excónyuge, conviviente o exconviviente, utilizando la frase que existía originalmente en el Código que consistía en el conocimiento del vinculo que unía al victimario con la víctima. También se incluye, en el castigo, la circunstancia de que el delincuente convivía o hubo convivido, aunque no existiera vínculo legal de matrimonio, con la persona que ha matado.

Tuvimos un debate riquísimo, con la participación de diferentes especialistas y dimos, hacia la sociedad, un claro mensaje de carácter político: el femicidio es uno de los delitos más repudiables y debe ser castigado como tal.

En una integral defensa del género femenino, los legisladores abarcamos no sólo la figura genéricamente femenina, sino también la de aquellas personas que han decidido utilizar una imagen exterior de mujer, aunque anatómicamente no lo fueran.

Para ello nos dimos a la ingente tarea de modificar el artículo 80 del Código Penal y además incluir otro inciso que lo nomenclamos como “80 bis” a éste mismo código.

Dentro del artículo 80 reelaboramos su articulado para dar lugar a la pertinencia de ésta figura penal, creando también el tipo de atentado contra la identidad de género o su expresión con esa identidad.

Dentro del artículo 80 bis también reprimimos con prisión perpetua al hombre que matare a una mujer o a una persona que se auto perciba con identidad de género femenino y mediare violencia de género.

Asimismo, dicho proyecto establece que no se podrán aplicar las circunstancias especiales de atenuación “a quien anteriormente hubiera realizado actos de violencia contra la mujer víctima, otra mujer u otra persona que se auto perciba con identidad de género femenino”.

No fueron simples las definiciones que hubo que adoptar, dado que, jurídicamente, algunas corrientes establecen que el femicidio no es un delito independiente. Empero, este concepto es el que nos pareció útil transmitir a la sociedad toda, superando dicha discusión técnica. Máxime cuando dicho término ya es utilizado desde 1976 cuando Diana Russell lo hizo ante el Tribunal Internacional de los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas, Bélgica.

Por otra parte, no pensemos que ésta problemática sólo afecta a la sociedad argentina. En España, por ejemplo, el aumento de la tasa de femicidios es del 17,65% entre 2000 y 2009, de acuerdo a un informe generado por el Instituto Universitario para el Estudio de la Violencia. Varios países latinoamericanos también han reflejado su preocupación al respecto.

Es que algunos flagelos van más allá de las banderías políticas. La discriminación, el trabajo esclavo, la prostitución infantil y la violencia de género, entre otros tantos, son temas que nos deben ocupar a todos, sin exclusión.

Desde la propia Presidencia de la Nación han sido múltiples los abordajes al respecto. Ahora, en el Senado Nacional, nos colocamos a la altura de las circunstancias, cumpliendo con una verdadera exigencia social.

Pero no creamos que con la sanción de una normativa o con el desarrollo de políticas y acciones alcanza. Es ésta una problemática que nos afecta a todos. La lucha contra el femicidio debe ser un combate de toda la sociedad.

Reitero, la lucha es de todos. Asumiendo el problema, denunciando y participando. Comprendiendo que por cada mujer que es asesinada hay una vida que se pierde, hay un cúmulo de ilusiones que se desvanecen, hay una familia que se destruye y hay un potencial peligro de la reiteración de esas conductas. Rescatando el valor humano de quienes, muchas veces, no poseen ni siquiera el derecho de defenderse. Condenando a los ofensores, no sólo jurídica, sino también socialmente.

Sin indiferencia, con instrumentos jurídicos, dentro de la ley y con una masiva participación. Este es el camino para comenzar a eliminar esta aberración que, potencialmente, pone en peligro a todas las mujeres. Es una lucha de todos.

 

 

Dra. María José Bongiorno

Senadora Nacional