Más promesas que realidades ● Juan Accatino

Traté que las reflexiones no fueran autoreferenciales, pero fracasé en el intento, no puedo ser un observador imparcial ni objetivo de la gestión de una actividad a la que dediqué 8 años de mi vida, con el altísimo honor de ser Ministro de un Gobierno Provincial. Un extraño mérito que parece tan lejano, cuando en 8 meses de gestión se han cambiado tres Ministros.

Cuando escuche el primer discurso del Gobernador ante la Legislatura Provincial, me congratuló, y así lo hice saber, al constatar que se planteaba una continuidad de objetivos y hasta procedimientos para llevar adelante las políticas públicas sectoriales, en particular en las producciones sustentadas en recursos naturales «renovables», esto es Fruticultura, Horticultura, Cereales y Forrajes, Ganadería en sus diversas formas, Forestación, etc. Entonces, en una carta abierta al Sr. Gobernador se lo hice saber, así como le anticipé que tendría la oportunidad de «cerrar» proyectos públicos que mi gestión había iniciado.

Dejo de lado la gestión de Luis Bardeggia, por lo efímera e intrascendente, para analizar sí las consecuencias de la designación del Lic. Juan Manuel Pichetto, quien no sólo cumplió tal cometido, sino encausó nuevas iniciativas, se supo rodear de un equipo con prescindencia de su inclinación partidaria, supo escuchar y poner su impronta de joven dirigente al servicio de nuevos sistemas productivos. En encuentros casuales tuve oportunidad de hablar con él, con gente de su gabinete y productores destinatarios y, en todos pude ver la dedicación y voluntad de orientar la gestión hacia el desarrollo económico productivo de la provincia.

Por eso me resultó lamentable su alejamiento del cargo por razones ajenas al mismo, paradójicamente el día que se concretaba un viejo anhelo de la Región Sur y de los profesionales del DPA y del Ministerio de Producción: dotar a la región de una perforadora con capacidad para operar en esos suelos. Sólo una muestra de los logros que se pronosticaban.

Pero la política hizo de la suyas y el entonces Ministro pasó a la historia con más promesas que realidades.

No soy ajeno a tales avatares, por lo que mal podría ser quien critique su decisión, pero sí me voy a permitir reclamar como ciudadano, como productor, como dirigente sectorial y ex autoridad en la materia que, la distracción y desatención hacia la producción en Río Negro no debe ser la política alternativa que propone el Gobierno Provincial.

Han transcurrido varias semanas desde que los rionegrinos dejamos de tener Ministro, la danza de nombres cubrió todo el inmenso arco de posibilidades; cada nombre asociado a una política diferente, esperando como estamos que el anunciado «proyecto» que el Gobierno dice tener, dé a conocer cuáles serán las prioridades, eje estratégicos, políticas sectoriales y territoriales, que -cualquiera sea el Ministro que se designe- podemos esperar orienten y enmarquen las actividades productivas provinciales.

Malo sería que se cumpliera el trascendido de la desaparición del Ministerio de Producción, segmentado en partes significativas de su estructura, para ser absorbido por el Ministerio de Hacienda (un retroceso en la importancia relativa para la gestión) que explicitaría los alcances que «el proyecto» tendría previsto para las principales actividades económicas de la provincia.

Agravada esta incertidumbre por la ausencia de mecanismos de consulta, de participación en las decisiones, fracturado el Frente gobernante y estableciéndose lazos de dependencia con el Gobierno Nacional antes que con los destinatarios de tales políticas «es posible que el mandatario converse con Abal Medina y Lorenzino acerca del perfil que le dará al ministerio de la Producción» toda una señal de pérdida de federalismo y poder de decisión, que se suma a la potestad cedida sobre los hidrocarburos. Una intromisión que  ya se hizo pública cuando el Ministro Abal Medina señaló que «Miguel (Pichetto) no tiene la venia de la Presidenta para producir la fractura…»

Si algo ha distinguido al peronismo en el Gobierno es su vocación por ejercer el poder, con dogmatismo o pragmatismo, planificando o improvisando, pero con pleno ejercicio de su derecho a tomar decisiones. No parece ser el caso y la sociedad se empieza a impacientar.

 

Juan Accatino

Ex ministro de Producción