Refugio tierra adentro

(ADN).- Alberto Weretilneck priorizó el poder territorial. Ante la fuerte -e irreversible- derrota de Juntos Somos Río Negro en la PASO, resignó una banca en el Congreso y volcó el esfuerzo en sumar liderazgos municipales para fortalecer las bases de cara al período que se abre el 10 de diciembre.

Así, salió a recorrer la provincia y se transformó en militante de sus candidatos. Ganó las dos ciudades donde más porotos puso en función de los proyectos energéticos que pretende desarrollar en su gestión: Sierra Grande y Jacobacci. Le arrebató al PJ un bastión de la Región Sur (Sierra Colorada); y tendió puentes con los radicales que triunfaron en Chichinales y Belisle.

En ese derrotero Luis Di Giácomo remó solo. Y aunque su postulación logró un repunte (del 9 al 14%) no pudo retener su escaño. Con este resultado, el oficialismo rionegrino pierde un lugar clave en la conformación del Parlamento que viene, y decrece su capacidad de negociación con el próximo gobierno central.

Para Weretilneck era esencial la elección municipal de ayer. Juntos venía de perder Bariloche, Dina Huapi, Maquinchao, Catriel, Allen y Regina. No es tiempo de expansión, había que recluirse en el pago chico, tierra adentro.

Concluye una etapa. Ahora resta la definición nacional en noviembre. Eso terminará de trazar el destino del oficialismo rionegrino: vuelve a las bases del provincialismo, o arma un gobierno coalición insinuado ya en el «Gran Acuerdo» con el PJ y la UCR? Por lo pronto queda una tarea hasta diciembre: la transición.