Acerca de la campaña electoral rionegrina

(Por Osvaldo Nemirosvci*).- La campaña electoral en Rio Negro muestra una saludable brevedad en cuanto a duración, y eso es bueno.

Toda campaña debe contar con ciertas certezas para garantizar su «límpido» proceso y una es el tiempo en que se desarrolla. Otra, más importante aún es limitar los financiamientos externos de la actividad electoral. Y otra recontra importante es la absoluta transparencia de los fondos destinados a mostrar candidaturas, publicidades y todo aquello que hace a la difusión y acciones marketineras que promueven a los candidatos.

Si las campañas no son reguladas en forma estricta, puede haber presencia influyente de dineros no precisamente legales para su costeo, por ejemplo, del narcotráfico y otras actividades ilícitas que desde su impunidad y obscena posibilidad económica intentan, mediante sus aportes, incidir en resultados electorales y comprometer futuras acciones de gobierno y legislativas.

Las campañas caras en cualquier lugar del mundo se prestan a estas incertidumbres.

Es válido, desde ya, poner en conocimiento del electorado todo lo que una candidatura expresa y eso se hace utilizando medios de publicidad como vía pública, redes, medios audiovisuales y gráficos, tarea militante, actos, charlas y otras variables de la difusión política. Eso no solo es útil para quienes se postulan, sino que es un sano ejercicio democrático para vincular a la política con la ciudadanía. Cuanto más, cada elector conozca de quienes pretenden ocupar cargos, mejor práctica democrática se logra. Pero debe tener cierto límite que empareje posibilidades. Y eso se logra mediante regulaciones concretas que impidan aportes económicos «raros» en su origen. Desde los que pueden estar vinculados al delito hasta los que salen de instancias «estatales» disimulados atrás de programas o planes sociales que desvirtúan su cometido ya que en lugar de servir a las y los necesitados se convierten en afiches o exagerado uso de la publicidad.

Nosotros desde Unidad para la Victoria, hacemos una campaña austera y transparente. Cada peso invertido en promocionar candidaturas está justificado en su origen. Pero no solo es una cuestión de legalidad financiera, también tenemos una concepción política que habla sobre nuestra responsabilidad ante angustiantes situaciones que viven nuestros vecinos rionegrinos a los cuales no se debe ni puede mostrar en la cara el dispendio de recursos dinerarios mientras ellos sufren incomodidades cotidianas por su condición económica y social. Campañas austeras requiere esta etapa. Nosotros lo hacemos. Y vemos que otras fuerzas políticas no lo hacen. Ojalá los votantes también tomen esto en cuenta y castiguen electoralmente a los que hacen un festival de repartos, inundan el espacio público con sus afiches y pintadas, inventan subsidios de último momento, pagan votos e intentan reemplazar con dinero orfandades de adhesión.

*Diputado nacional PJ-MC