El sello y la marchita

En el 2005 Aníbal Fernández patentó una frase que definía aquel tiempo político de transversalidad: «Que la marcha peronista se la metan en el culo», gritó. «No me van a frenar un cambio con la marcha o por un sello de goma». La pelea era con el pejotismo bonaerense, un residual duhaldista que resistía al kirchnerismo, la candidatura de CKF al Senado y el estado embrionario de la Concertación con el radicalismo. Hoy, aquella premisa del ahora Ministro de Seguridad, se reconvierte en Río Negro. Las pujas judiciales por el control del justicialismo llevaron a que muchos dirigentes la retomen y saquen pecho: «nadie va a resignar su condición de peronista, pero si es necesario, nos vamos del partido».