Acuerdos salariales e inflación. ADN

La semana concluyó con la aceptación de los gremios estatales del 32 por ciento de aumento salarial ofrecido por el gobierno. De esta manera finaliza el debate gremial-patronal que tensó ánimos y que como se esperaba culminó en un acuerdo.

El actual gobierno conducía un proceso de relaciones con los sindicatos que permitía no sólo buenas relaciones, sino que se garantizaban servicios en el Estado, en un marco acotado por la pandemia. Esta situación se alteró, con la vuelta a una limitada normalidad, una vez que mermó la preocupación por el virus y ocupó la centralidad de la política otro flagelo como es la inflación.

Si persisten los índices que mes a mes anuncia el INDEC estos acuerdos salariales tienen un final abierto en la puja para que los ingresos al menos empaten con el costo de vida y la suba del rubro alimenticio. Obliga a ambos actores a pensar en métodos y ámbitos, más allá de las mesas paritarias, para tomar previsiones y evitar paros que también afectan a trabajadores y familias que sufren el deterioro de sus ingresos.

En paralelo hay otro tema que desvela, como el de los recursos, porque el gobierno está obligado a mantener los aportes del gobierno nacional, continuar con la obra pública, pagar salarios y mantener servicios que también actualizan costos por la inflación.

Esto es, la inflación afecta a la mayoría particularmente a aquellos con bajos ingresos, que deben asumir aumentos en la energía, los alimentos, el transporte y alquileres.

Hay en el país 1.500.000 de trabajadores registrados que son pobres, según un estudio elaborado sobre la base de datos del INDEC. Representan el 15% del total de la población que está en blanco, de acuerdo al relevamiento realizado con cifras oficiales del último trimestre de 2021. Están también debajo de los niveles que marcan la pobreza el 45% de los trabajadores informales o en negro y el 41% de los cuentapropistas. Todos ellos no alcanzan con su sueldo a cubrir la canasta básica, que está hoy entre 71.404 y 94.335 pesos según la cantidad de integrantes del grupo familiar.

El reclamo salarial

En este contexto el reclamo salarial es justo y atendible, pero además las dirigencias gremiales deben batallar internamente para mantener su poder en los ámbitos laborales, ya que también sufren el deterioro al igual que otras instituciones, ya sea por la falta de sindicalizados como por nuevos sistemas de trabajo como la robotización o el trabajo en casa.

Cada medida de fuerza y cada pelea con la patronal del gobierno, las conducciones gremiales ponen a prueba su presencia y reconocimiento de sus pares trabajadores, que muchas veces obliga a sobreactuar el reclamo para luego negociar.

También los dirigentes deben revalidar títulos y superar elecciones internas, como las próximas en el gremio judicial SITRAJUR o mantener el predomino, como fue recientemente la reelección de Juan Carlos Scalesi en UPCN.

Todo influye en las relaciones con el gobierno, donde se suma un año preelectoral donde siempre, en todas las épocas, la política en la administración del Estado extiende sus tentáculos en las organizaciones sindicales.

Vendrá un tiempo de reposo, pero con los ojos abiertos y atentos, porque volverán los reclamos, el tema será cómo se conducen para reencauzarlos por el diálogo y el acuerdo, sin condicionamientos.