Esperanza y nuevos desafíos

(ADN). – Río Negro transitó un camino barroso este 2020 evitando encajarse. La pregunta es ¿cómo será el 2021? Seguro que con el parabrisas embarrado pero ¿hay esperanza?

El ministro de Salud, Fabián Zgaib, dijo días pasados que se espera contar con las vacunas necesarias para inmunizar a toda la población. En su deseo de salir de la actual situación, quizás no reparó en poner en valor a la vacunación como eje central de toda acción gubernamental futura.

Sucede en el mundo. La Unión Europea pelea con los laboratorios por la entrega de vacunas, en un continente paralizado, con estrictas medidas de circulación. Están en riesgo las campañas de vacunación y la economía se resiente.

El Gobierno francés anunció un plan de recuperación económica con miras a estabilizar el país tras la crisis provocada por la pandemia. El plan concentra sus esfuerzos en el fortalecimiento industrial, el crecimiento ecológico y el empleo juvenil.

El Gobierno alemán dispuso un aumento del gasto fiscal, mientras que los sistemas de protección laboral están manteniendo niveles de empleo relativamente elevados, lo que permite frenar las pérdidas de ingresos de los hogares.

Sólo dos ejemplos. Y lejos está hacer cualquier comparación.

La vacuna significa la posibilidad de salir de este estadío y animarse a pensar hacia adelante, porque de lo contrario se hace impensable el futuro y el virus bloquea la imaginación de poder visualizar nuevos proyectos.

Río Negro no escapó a las generales de la situación que impuso el coronavirus. No se conocen datos específicos sobre el nivel de desocupación provincial, donde hubo despidos en ciertas actividades. La economía trastabilló y el Estado entró en morosidad.Tampoco hay información sobre quiebras y convocatorias de acreedores. En contrario, las cámaras de comercio manejan números de cierre de establecimientos y pymes.

En los ámbitos oficiales provinciales y municipales y otros organismos estatales se resguardó el empleo, existieron planes de rescate de situaciones de vulnerabilidad por parte del gobierno nacional y rionegrino con ATP, programas del ANSES y acciones provinciales para atender la situación económica y social.

No toda demanda puso satisfacerse. Hubo y hay reclamos justos y entendibles y muchos de ellos tienen origen en yerros del propio Gobierno.

Pero, hay datos distintivos que merecen señalarse. La fruticultura –principal motor económico rionegrino- funcionó (también con apoyo estatal); la carne tiene buen precio y demanda, que dio estabilidad al sector ganadero; la lana también tuvo buena cotización y se vendió bien la producción ovina; también fue considerablemente “bueno” el año para las frutas de pepita y carozo y el oeste provincial mantuvo algunos beneficios de la actividad petroleras, que también se resintió.

La construcción se mantuvo –no en los primeros meses del año- y la actividad privada remontó. En la obra pública, se continuaron las obras del Plan Castello; se reactivaron los trabajos en las rutas nacionales 23 y 22; el Plan nacional Argentina Hace derivó fondos a los municipios para obras locales que demandaron ocupación de mano de obra y se reiniciaron los planes de viviendas.

Viedma quizás fue la más afectada en este rubro y la UOCRA siempre lo hizo saber. La obra pública se lentificó, la construcción del Casino está atrasada, también la obra de la nueva sede del IPROSS, y la reactivación del edificio de la empresa de Seguros Horizonte, de la calle Moreno, cedido al municipio de Viedma, no se concretó.

El turismo fue la actividad más perjudicada y con el apoyo oficial nacional y provincial tuvo la oportunidad, en esta temporada estival, de iniciar un repunte, en un marco donde el Covid no es neutro y complica toda reactivación porque el virus se traslada con la gente y donde existe mayor movilidad de personas la estadística sanitaria se dispara.

¿Que se espera para el 2021? La vacuna. Única esperanza, porque es ilusorio esperar un cambio de conducta en la responsabilidad social de la ciudadanía. Huelgan los comentarios.

De esta manera Río Negro inicia este año, con una base nada despreciable –incluso frente a otras provincias- si bien disminuida en la economía y aletargada en muchos sectores, pero con la esperanza puesta en que la vacuna permita salir el menos del terreno fangoso y sacar del riesgo del contagio al personal de salud, fuerzas de seguridad, docentes y ciudadanos mayores, en primera instancia para luego continuar con la inmunización de la mayor cantidad de rionegrinos posibles.

Salir de la fatiga diaria que provocó la pandemia, y convocar a nuevos desafíos.