Discípulo de Stiglitz cerca del gabinete de Fernández

Martín Guzmán podría ser la sorpresa del gabinete económico de Alberto Fernández. El economista de la Universidad de Columbia se mencionó hoy con posibilidad de integrar el gobierno a partir del 10 de diciembre. Se trata de un reconocido académico, especialista en temas de deuda y discípulo del premio Nobel Joseph Stiglitz. Tiene vínculos aceitados con el Frente de Todos. Fue compañero de colegio de Matías Lammens, recientemente se mostró con Sergio Massa y es bien visto en el kirchnerismo.

La visión de Guzmán sobre la economía argentina es pesimista. En una entrevista reciente en la LPO, la última con un medio gráfico argentino, señaló que «hoy el país produce menos, tiene problemas sociales más graves, está más endeudado y tiene una limitadísima capacidad de hacer política macroeconómica para lidiar con sus problemas coyunturales y estructurales».

En esa nota el economista analizó el reperfilamiento de deuda anunciado en ese momento por el macrismo. «Puede ayudar si es que se hace bien. Que se haga bien quiere decir que no implique una mayor carga de deuda para el país y que genere cierto alivio en el corto plazo», plantea y agrega que en su visión debió haberse realizado «en mayo de 2018 en lugar de acudir al FMI».

«El país se ha endeudado en moneda extranjera y no ha generado un aumento concomitante de las divisas con las que sostener los servicios de deuda. Ese es el problema que hoy por hoy está enfrentando Argentina, y sobre el que hay que trabajar en todo el frente macroeconómico para que deje de ser un problema», indica en su análisis.

En cuanto a su idea de la salida a la crisis, Guzmán hace un planteo similar al que sostiene públicamente Alberto Fernández. «Se necesita poner en funcionamiento un plan económico que tenga como premisa central la recuperación de la actividad, incluyendo la recuperación de las divisas que genera el país. Porque no hay forma de estabilizar esta economía sin recuperación de la actividad», señaló.

«Generación tras generación nuestra economía condena a millones a la precariedad, a la exclusión de los mercados de trabajo formales, a la falta oportunidades económicas y de las motivaciones. Y así se vuelve cada vez más difícil despegar. Porque cada crisis te deja la herencia de gente que creció en condiciones que luego le impiden poder enfrentar la división internacional del trabajo de una forma competitiva desde su territorio, y mucho de lo que termina teniendo que hacer el estado es contener los problemas que la propia organización social generó. Las crisis de deuda pública son tragedias sociales», continúa Guzmán.

El discípulo de Stiglitz se despega de la idea de que Argentina debe seguir ejemplos de otros países para salir de su crisis de deuda, como Portugal o Uruguay. «Argentina necesita un plan propio, basado en sus propios problemas y consciente de sus propias restricciones. Y de una vez por todas sensato en las premisas», sentencia.

«Hay que empezar por un diagnóstico correcto. Lo primero es reconocer que tenemos múltiples desequilibrios que están interconectados», evalúa Guzmán. Menciona allí el problema social, la restricción externa, el tema fiscal y «un problema más general de estructura productiva insuficiente para colocar a Argentina en un sendero de desarrollo virtuoso».

«Junto al diagnóstico nos tenemos que plantear qué queremos ser. Y a partir de allí buscar el remedio, que tiene que respetar las restricciones que se enfrentan. Es la hora de hacer política económica sobre la base de la realidad», concluye.