«Hay que ponerle plata al bolsillo de la gente»

(ADN).- Roberto Lavagna trabaja para hacer una propuesta política por fuera de la «grieta» entre kirchnerismo y macrismo, pero responde consultas de economía en clave nacional y popular. Su paso por los gobierno de Raúl Alfonsín, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner marcan el rumbo ideológico del ex Ministro de Economía.

El ahora pre candidato a presidente por Alternativa Federal llegó ayer a la región y hoy recorrerá el INVAP junto al senador Miguel Pichetto (¿su compañero de fórmula?) y el gobernador Alberto Weretilneck.

Pero en la mayoría de los reportajes que brindó, evitó dar definiciones político-electorales. Sí dio pistas de su plan económico: bajar impuestos (esencialmente el IVA), mantener subsidios, reactivar el consumo interno («hay que ponerle plata en el bolsillo a la gente) y en consecuencia al mercado local.

Estos y otros temas repasó en una entrevista con el diario El Cordillerano:

-¿Qué lo motivó a venir a Bariloche?

Teníamos organizado un viaje a Vaca Muerta y a dos centros de tecnología que Bariloche tiene como son INVAP y la CONAE. Lamentablemente, por las razones que son públicas no es la idea ir a molestar con una visita a Vaca Muerta, pero mantuvimos la visita a esta ciudad. INVAP es un orgullo para el país. Los conozco desde hace mucho tiempo, desde que fui ministro de Industria en la época de Alfonsín y más acá en el tiempo, cuando fui ministro de Economía. Siempre pensé que era casi un milagro y que merecía todo el apoyo de manera permanente. En aquella época, uno de sus logros era que habían hecho un robot que testeaba máquinas de lavar y hoy hacen satélites, reactores nucleares en países desarrollados, de manera que lo que ustedes tienen acá es absolutamente excepcional.

-¿Se podría decir que su visita es en campaña electoral?

No, tampoco estoy en voluntad de ese tipo de cosas. Creo que Argentina pasa por una crisis muy profunda y hay que tratar de avanzar en la discusión de las ideas e identificar hacia donde se quiere ir. Ganar una elección nada más, sirve poco si uno engaña hacia donde se quiere ir. Las cosas no son fáciles, pero al mismo tiempo Argentina tiene una demostración reciente que fueron 2002, 2005, 2006 que fueron los años que me tocó estar en Economía, de una capacidad de recuperación excepcional. Hoy hay, como en aquella época, recursos ociosos humanos, naturales y de capital y hay que movilizarlos.

-¿Cree que de acuerdo a las problemáticas de la Patagonia, requieren de un plan diferente al resto del país?

Primero tiene que haber un proyecto para el país, sino no va haber un plan para ninguna región. El país no tiene proyecto, desde hace 8 años, donde vivimos en una situación de estancamiento con inflación, según cifras oficiales. Los últimos cinco años fueron negativos y con la producción cayendo. En estos 8 años de estancamiento, Paraguay, Uruguay, Chile y hasta países con modelos económicos de menor libre mercado como Bolivia, han sido capaces de progresar. Nadie nos espera, el mundo sigue caminando y si no encontramos la vuelta y clarificamos hacia dónde vamos, nos espera un proceso de retroceso absoluto con el resto del mundo.

-¿Cómo se le gana a la grieta desde Alternativa Federal?

No solo Alternativa Federal, que es un sector del justicialismo. También hemos integrado un sector del radicalismo, al socialismo, al GEN de Margarita Stolbizer y un montón de gente de la sociedad civil que todavía no ha participado en política, pero que ve la magnitud de la crisis y decide participar. Nosotros llamamos a este conjunto Consenso 19, que intenta escaparle a los dos extremos de la grieta. El objetivo es crear una alternativa distinta a estos dos extremos que no dialogan entre sí y que nos han hecho mucho daño. Ambos han fracasado, uno con un programa de gobierno estatista, intervencionista, cepos. El otro al revés, con supuesta libertad, pero con tasas de interés arriba del 70%. Entonces, hay que tratar de elegir entre lo malo y lo peor. En 2015 eso no se pudo hacer porque no había clima social para hacerlo y ahora tenemos la impresión que sí. No es fácil, porque son dos poderes constituidos muy fuertes. Pero el solo hecho de que hoy el gobierno hable de consensos, es porque entendió que había un concepto distinto al de la grieta. Ahora hay que ver si es real o simplemente marketing.

-Usted en principio rechazó este consenso…

Rechacé los diez puntos originales, porque lo hablan como algo fundamental para el país y en esos diez puntos no figura la palabra crecimiento ni creación de trabajo. Entonces, no hace falta leer mucho más y algo está faltando. Es una visión parcial, más preocupada por lo que dirán en el exterior que lo que piensa la población argentina. Ahora parece que hay posibilidades de generar un dialogo, pero a partir de hacer algunas clarificaciones, sino no nos interesa en absoluto. Si agregan estos puntos sí, para encontrar las medidas específicas que ayuden a salir. Yo lo relaciono a la medicina: cuando uno va al médico lo más importante no es la receta, sino el diagnóstico. Nosotros le acabamos de decir al gobierno que el diagnóstico es incorrecto e incompleto y que hay que cambiarlo para ponernos después a discutir sobre las recetas y las políticas específicas.

-Habló de ambos programas de gobierno de las dos últimas gestiones, si a usted le toca ser presidente, ¿qué plan económico y de gobierno implementaría?

Primero hay que saber cuál es la enfermedad que hoy afecta a la Argentina: el estancamiento y la inflación, eso que los economistas llamamos estanflación, lleva 8 años consecutivos con tasas del 25% anual al principio y ahora ya en 40%. Y con una producción estancada y ahora en caída en el orden del 14%. Cuando hay pérdidas de esta naturaleza, hay un desajuste profundo.

-¿Y cómo se sale de ahí entonces?

Una vez que el diagnostico esté acertado, se empiezan con las políticas específicas. Son muchas medidas. Hay que aumentar progresivamente el ingreso de los argentinos, hay que ponerle plata al bolsillo de la gente. Es esa plata va a dar lugar al consumo y es la que va a mover la economía. Hay que bajar impuestos. Sobre todo los que graban al trabajo y que traban inversiones. Algunos indirectos sobre bienes de consumo masivo como el IVA. Hay que bajar la tasa de interés, hay que mantener las tarifas en el nivel que están después de los ajustes brutales que hubo y de los retrasos brutales que hubo en el anterior gobierno.

-Hay temas puntuales como el impuesto a las ganancias, ¿Qué haría usted?

Si propondría la eliminación total de ese impuesto, estaría haciendo demagogia barata. Macri lo prometió, no lo pudo cumplir y es más, siguen subiendo los impuestos. Hay que liberar los impuestos que pegan sobre sectores asalariados que no tienen razón para pagar ganancias. O los que pegan sobre las inversiones. Hay que eliminarlo en el caso de la inversión a las pymes.

-¿Subsidios a los servicios? ¿Los mantendría?

Subsidios existen en todo el mundo. El tema es la magnitud. En 2005 el total de los subsidios eran equivalentes al 0,5 del PBI y en 2015, terminó en 5,5 puntos. Es decir, más de diez veces más. No hay ninguna economía y menos una estancada, que se pueda bancar una suba de subsidios de esa naturaleza. No hay que temerle a los subsidios, sí al descontrol y a la desmesura de los mismos. Si uno va más allá de donde se puede, lo primero que genera es déficit fiscal, el cual termina empujando a la inflación. Entonces, lo que no pagó por un lado, lo paga por el otro.

-¿Qué se hace con el dólar? ¿Cepo, se lo libera? Para evitar que se disparen los precios de los productos…

Es absolutamente falso echarle las responsabilidades al dólar, cuando la responsabilidad es el estancamiento económico. En economía hay una regla básica, si usted produce más, hay más oferta y en general eso ayuda y presiona los precios hacia abajo. Pero si hace 8 años que el país no crece y los últimos dos el país decrece, ahí hay razones estructurales para la inflación que no tienen nada que ver con el dólar. A veces el dólar es la chispa y otras veces es la causa fundamental de la inflación. Pero el 70% de interés es tan desencadenante de la disparada de precios, como lo es el dólar. Y algunos sectores hacen muy buenos negocios con eso y miran para otro lado.

-¿Y el FMI? ¿Sería un buen consejero? ¿Hay que seguir acudiendo?

Habrá que seguir acudiendo, porque este gobierno ha vuelto a acumular una fenomenal deuda y eso va a exigir algún tipo de renegociación seria y tranquila, sin conflictos al estilo de lo que ocurrió en 2001, cuando hubo un verdadero derrumbe. En el marco de este cambio de opiniones con el gobierno, le he sugerido como una medida absolutamente central, que no espere a terminar para empezar un proceso de alargamiento de los plazos de pago. Porque en 2020 y 2021, hay ya montos enormes a pagar. Ya que este gobierno tiene buenas relaciones con el FMI, con fotos sonrientes y casi amorosas entre la directora del fondo y autoridades nacionales, entonces que usen su capacidad de relacionamiento para tratar de correr plazos de vencimiento, por lo menos dos años. Así el gobierno que venga, podrá asumir y tener algún respiro para empezar a movilizar los recursos que el país tiene y están ociosos.

-¿Qué falta para que oficialice su candidatura?

Hay fechas para todo. No hay que histeriquear en torno a estas cosas. Consenso 19 entregó hace unos días, un documento importante muy profundo con ideas sobre diversos temas y eso no salió de mi pluma o de la pluma de un iluminado. Salió de la pluma del trabajo conjunto: de Justicia Lista, radicales, socialistas, consultas con sindicatos y empresarios. Quiere decir, que hace una semana no teníamos puesto un consenso muy discutido sobre lo que uno espera para el país. Esa era una etapa importante. Hay otras etapas como las elecciones provinciales, donde no hay que interferir ni mezclar, por lo que todavía hay tiempo.