En busca del camino perdido. ADN

Alberto Weretilneck planea juntar la tropa antes del 10 de diciembre. Intentará dar una señal de unidad en medio de la crisis interna del oficialismo, que se profundiza a pasos agigantados. Mientras tanto, volvió a la agenda pública después de la reunión con sus pares en la Quinta de Olivos, donde el Presidente los anotició de «las reformas permanentes». Las avaló. Volvió a Río Negro y habló de dos temas sensibles: el asesinato del policía Lucas Muñoz y las paritarias 2018.

El gobernador quiere que el gobierno «levante la vara» pero su Gabinete no reacciona. Los únicos dos funcionarios que están a toda máquina son Agustín Domingo (Ministro de Economía) y Lucas Pica (Secretario de Trabajo), los encargados de traducir los mandatos de Nación: las reformas laboral e impositiva, y la adhesión a la ley de ART.

Ambos entienden que esas políticas deben tener beneficios para Río Negro. Pica garabatea un proyecto para generar consensos y que el Parlamento avance. Dialoga con los gremios y los colegios de abogados. Los próximos días serán cruciales para saber si la Provincia sumará una adhesión más a la norma de accidentes de trabajo. No será sencillo. Domingo hace observaciones y plantea que las reformas no pueden atentar contra la seguridad jurídica. Por caso, el sector hidrocarburífero teme que las nuevas políticas de la Casa Rosada cambie las reglas de juego. Por eso, la OFEPHI hizo advertencias al Palacio de Hacienda nacional.

De todos modos, el inconveniente más grande para Río Negro es la pérdida de fondos. En Economía aseguran que habrá compensaciones de Nación si avanza el acuerdo por el Fondo del Conurbano. Pero no hay nada dicho. Faltan definiciones. Y los números son disímiles. Mientras el gobierno de Macri asegura que sólo destinarán 20.000 millones de pesos más a la provincia de Buenos Aires, el ministro de Economía de María Eugenia Vidal habla de 40 mil, y con una proyección en 2019 de 65 mil millones.

Por las dudas, Domingo piensa cómo recuperar dinero si se elimina el impuesto a Ingresos Brutos. Ve que hay posibilidades de aumentar alícuotas que hoy están bajas. Lo que está claro es que los beneficios serán a industria (petróleo, turismo, fruticultura) y el peso recaerá sobre los contribuyentes.

Una fuente graficó: «las reformas que propone Nación son un dejá vú de los ’90». «Es como el pacto fiscal de Domingo Cavllo». Pero diferenció: «no irán al hueso, el gobierno entendió que no puede chocar dos veces con la misma piedra».

La híperactividad de Domingo y Pica choca con la mediocridad del resto de los Ministros. Weretilneck lo advierte pero por ahora no promoverá más cambios. Y los que hizo hasta ahora, no están dando los resultados esperados. Dos casos lo grafican: Desarrollo Social y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Tienen dificultades para terminar de armar los equipos y están enredados en el pase de las becas a contrato. Le abrieron una puerta a ATE y provocaron el enojo de UPCN.

El terreno político no le ofrece al gobernador un mejor panorama. El viernes se mostró con su vice, Pedro Pesatti, con quien estuvo semanas sin hablarse. Acordaron reunir a Juntos Somos Río Negro antes del 10 de diciembre.

Juntos está tironeado entre el círculo rojo que rodea al mandatario y la pata peronista. Allí algo se quebró y no se sabe si hay chances de recomposición. Para colmo, el macrismo juega en esa grieta. Cambiemos salió esta semana a diferenciar a Weretilneck de Pesatti. No descartan acuerdos con el oficialismo, pero advierten que esa (remota posibilidad) es sin el vice, a quien califican de «nostálgico» de la década ganada.

Esta semana el gobernador estuvo en el despacho del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Hay dos versiones, según quién cuente el encuentro. «Frío» y «distante» dicen desde Cambiemos. «No se habló de política, sólo del avance de las rutas 22, 23 y 151». «Cordial» y «ameno» esbozan los hombres de Weretilneck.

Las fuentes nacionales siguen «enojadas» por el viraje del mandatario sobre la construcción de central nuclear. Y creen que «Alberto exagera el apoyo a las reformas». También critican el «doble discurso». «Una cosa dice en el Obelisco y otra en la Plaza San Martín», se quejan.

Esa crítica también la hizo el intendente de Sierra Grande, Nélson Iribarren: «Del gobernador no me sorprende nada, dice una cosa y hace otra». El jefe comunal empuja un nuevo debate sobre la usina, y planteó un plebiscito en su ciudad. Su aliado, el senador Miguel Pichetto, tildó de «impresentable» la ley rionegrina que prohíbe el desarrollo nuclear a gran escala. Ligaron propios y extraños, porque la norma se aprobó por mayoría, con los votos de Juntos, el Frente para la Victoria, el Frente Progresista (a excepción de Daniela Agostino) y la UCR.

Desde el PJ no le respondieron. Tampoco lo harán. La conducción entiende que en el silencio está la diferenciación con el Senador, que además se transformó en un vocero de Mauricio Macri en la Cámara Alta. Eso los aleja aún más. Sí lo hizo el diputado kirchnerista Martín Doñate, quien se quejó por el respaldo de Pichetto a la reforma laboral.

¿Esas diferencias podrían quebrar el bloque?. «No se partió en situaciones peores, no ocurrirá ahora», aseguran desde el partido. E indican que aún falta mucho tiempo para disputar el verdadero poder: la gobernación en 2019. Uno de los alfiles de Pichetto en Río Negro, el legislador Ariel Rivero, evaluó que el FPV está en inmejorables chances de ganar, pero pide contención, apertura, diálogo y «madurez en la conducción». Pero respalda la idea de reabrir el debate de la central nuclear. Cree que no está mal consultar a la ciudadanía ya que muchos sectores que estaban a favor del proyecto no se expresaron. Y aseguró: «faltó información».

Ese reclamo también hicieron otros sectores. Le critican al gobernador no haber propiciado ámbitos de debate, darle tiempo al proyecto, poner a opinar a los expertos del Instituto Balseiro y la Comisión Nacional de Energía Atómica, antes de clausurar definitivamente la iniciativa (que firmó en China junto a Macri) con una ley de prohibición.

La falta de comunicación e información es una constante en el gobierno provincial. Al menos esa es la queja que surge con fuerza desde el bloque oficialista. También -siempre en off the record- lo hacen algunos Ministros y funcionarios. Hasta ahora, el blanco de las críticas era el secretario de Medios, Guillermo Campetti, pero desde un tiempo a esta parte el foco cambió al flamante secretario General de Gobierno, porque advierten que Nélson Cides (en un intento de demostrar poder) opacó al allense. Tanto, que se quejan porque no sólo no hay cambios en la política comunicacional, sino porque aplicó la vieja e inefable táctica de «látigo y billetera» con muchos medios de la provincia, en especial en Viedma. «A los críticos, ni agua». Eso ocasionó chisporroteos con los algunos legisladores quienes habían sido sindicado como «responsables» de la utilización arbitraria de la pauta oficial.

Weretilneck por ahora sobrevuela ese conflicto y prefiere refundar lazos con el gobierno nacional. Necesita los fondos para el Plan Castello (que aún no tiene ni un ladrillo puesto) y otros proyectos.

Por eso, el gobernador salió esta semana del silencio político y respaldó las medidas de reforma que impulsa Macri. También habló de temas ásperos, como la muerte del agente Lucas Muñoz en Bariloche y la pauta salarial del año próximo. Sobre el primer tema volvió a apuntar a la responsannilidad policial en la desaparición y posterior asesinato del joven. Y sobre el segundo reiteró que -como este año- las paritarias estarán atadas a la inflación, que calculó entre el 12 y 15%.

Pero los gremios no esperan y piden la reapertura del diálogo antes de fin de año. Hay coincidencias entre UPCN, ATE, SITRAJUR y UnTER: hay un 10% que se adeuda del año anterior, porque la paritaria estuvo por debajo del IPC.
Pero también hay diferencias. Mientras las CTA (Autónoma y de los Trabajadores) apuestan a la unidad para reclamar una ley de Consejo del Salario, los conducidos por Juan Carlos Scalesi se refugian en la Mesa de la Función Pública.

Las CTA anunciaron marchas en diciembre para oponerse a las reformas previsional, laboral y tributaria. También contra la adhesión a la ley de ART, la criminalización de la protesta, y la utilización de las fuerzas de seguridad como «brazo armado del ajuste».

Todo esto estará matizado por el debate político en el oficialismo, que no puede cerrar heridas. La foto de Weretilneck y Pesatti en Bariloche el viernes no es garantía de unidad. Hay varios heridos (de la pata peronista) con los cambios de Gabinente y el reciente en el Ente de la Región Sur. Y la diferencia insalvable es una posible alianza con el macrismo.

¿Hay riesgo de rompimiento? El tiempo lo dirá. Falta mucho camino por recorrer. Pero hay movimientos evidentes que podrían reproducir en Río Negro la grieta nacional, y construir el escenario visualizado por Néstor Kirchner en 2003, cuando aseguró que la Argentina camina hacia dos grandes polos: centro izquierda y centro derecha.

Un observador apuntó: veo más afines a Weretilneck, Sergio Wisky (líder de Cambiemos) y Pichetto. ¿La respuesta será Martín Soria, Magdalena Odarda y Pesatti?. Por ahora, ciencia ficción.