Tránsito

La visita del Ministro del Interior a Viedma generó un movimiento inusual en la ciudad y ello provocó congestión en el tránsito y alguna que otra infracción. Todos quisieron estar cerca de Rogelio Rigrerio y algunos funcionarios y militantes hicieron «lo que sea» con tal de llegar a tiempo a destino.

En medio del fenesí, el tuvo que ser ordenado por los inspectores de tránsito que, silbato en mano y sirena a todo volumen, advertían sobre el accionar ilegal de muchos. Pero el colmo fue cuando los «zorros grises» llamaron la atención de un vehículo mal estacionado y su conductor era Elio Buonaiuto.

Inmediatamente, el director de tránsito de la ciudad movió su coche. Le ganó la ansiedad por estar cerca del Ministro.