PJ: dispersión, disputas y… ¿unión?

(ADN).- Martín Doñate abrió la puerta. «Tenemos que ir a buscar a los buenos compañeros que se fueron a Juntos Somos Río Negro». Lo hizo cuando sintió la incomodidad que le produce al peronismo albertita la cercanía de Weretileck con el gobierno nacional. También para diferenciarse del estilo de conducción de Martín Soria. Rápidamente hizo efecto, pero la veradera potencia se verá más adelante.

El diputado nacional recibió inmediatamente mensajes. Fueron irónicos, pero supo que no había errado. La dispersión que hoy existe en el peronismo rionegrino obliga a pensar a futuro. Doñate mantiene un buen vínculo con los dirigentes que hoy comulgan en el oficialismo.

«Sabe que dimos un paso grande cuando nos fuimos a Juntos, pero también conoce nuestros límites», dijo un alto dirigente de Juntos Somos Río Negro que viene del PJ. «En política no se suicida nadie», remarcó otro con gran responsabilidad en el Gobierno.

Por ahora nadie mueve. Pero la invitación da respiro a quienes no quieren quedar «pegados» al macrismo. Los dirgentes que fueron formados en la doctrina peronista no comulgan con el neoliberalismo de Cambiemos. Tampoco el radicalismo alfonsinista.

Doñate sabe que no son las mismas condiciones políticas ni el mismo efecto haberse corrido del Frente para la Victoria para armar Juntos, que «pintarse de amarillo». Aquella diáspora se dio en el marco de un armado político provincial, lejos de las estructuras nacionales. El breve paso de Weretilneck del kirchnerismo al massimo fue una excusa para quitarse de encima a Martín Soria y Miguel Pichetto, emanciparse y construir un nuevo camino que lo llevara a la gobernación con votos propios. Lo logró con creces.

Hoy, el peronismo tiene una vertiente en la orgánica, otro poco se enrola en el kirchnerismo duro, otro sector adhiere al Frente Renovador y un pedazo está en JSRN. Ante la dispersión, falta un hecho aglutinante: la oposición al macrismo. Doñate cimentó su idea allí. Sabe que hoy no hay condiciones, pero es una apuesta hacia adelante.

El diputado abre las tranqueras, lejos del estilo Soria. Se quiere mostrar como un dirigente provincial con capacidad de armado y liderazgo. Mientras el Frente para la Victoria define cómo llega a octubre, la gran apuesta sigue siendo 2019.

Doñate recibió llamados de quienes se sientieron interpelados. Pero también de los propios que quieren seguir ampliando la base de sustentación política.

Sin embargo, el diputado no subestima a Wertilneck. Y sabe que si el gobernador marca distancia del macrismo, desde allí puede convocar a los sectores del PJ que hoy no están cómodos con el proyecto del intendente de Roca. Por caso, hoy tiene un vínculo estrecho con el senador Pichetto, y en estos días circuló la versión que el candidato a intendente de Viedma del oficialismo podría ser su hijo Juan Manuel, con diálogo permante el albertismo.

Eso dinamitaría la oferta que Soria le hizo al joven dirigente el año pasado.

Entonces… ¿quién convoca a quién?. Eso lo definirá el tiempo, la coyuntura y el resultado de octubre.

Primero el FPV debe sortear la PASO. «El que gana conduce y el que pierde acompaña» aseguran todos los sectores. Y, por ahora, aceptarán el resultado de las urnas. Si se impone -como marcan muchos dirigentes- María Emilia Soria, irán todos detrás.

Pero en las generales, el presidente del partido se juega mucho. Si su hermana pierde en manos del oficialismo, parte de su poder se licuará. Martín Soria conoce como nadie la historia del PJ rionegrino y la capacidad de «acuerdos» con los oficialismos de turno. Por eso piensa en cerrar una lista con guños al kirchnerismo, fundamentalmente después de la foto con Sergio Massa y el apoyo que cosechó de ese espacio. Si gana, se convierte en «candidato natural» en 2019.

Un dirigente que habló con esta agencia razonó: «¿Qué pasa si Juntos gana la elección?». «Se debilita Soria y crece Weretilneck». «Eso podría ser perjudicial para el proyecto reeleccionista del gobernador, porque le costaría cosechar los votos necesarios en la Legislatura para aprobar la necesidad de la reforma constitucional». «De esa manera, quedan fuera de juego los dos: Soria y Weretilneck. Se baraja y se da de nuevo».

Es una evaluación. Hay otras.

Todo esto se amalgama con un acuerdo entre Juntos y Cambiemos. Si el gobernador da pasos en ese sentido, la pata peronista podría emigrar.

Sin embargo, esa alianza hoy está lejos. Weretilneck mira encuestas y ve que decae su apoyo ciudanano a medida que se acerca a Macri. Por eso irá dando señales ambiguas. Promocionará tests previos para saber qué apoyo cosecha del peronismo y de las otras fuerzas para el empréstito en dólares para financiar el Plan Castello, que es el mismo número legislativo que debe reunir para la reforma.

¿Promocionará la modificación constitucional antes de octubre?. Es una posibilidad quitarla de la especulación posterior. Hay otra teoría que indica que será después de octubre, si logra un contundente triunfo.

Por ahora todos permanecen en sus espacios, pero también evalúan un plan b.

El tiempo dirá si el llamado a la unidad dio efecto, o es solo una expresión de deseo.