La inflación se corre del 17%. ¿Qué sucederá con los salarios?

(Por Jorge Herrera*).- La inflación de diciembre se encuadró dentro de las aspiraciones y metas del Banco Central. Parecía que la batalla estaba ganada, pero la guerra aún no, y Federico Sturzenegger y la cúpula del BCRA parecen haberlo reconocido en las últimas licitaciones de Lebac, donde mantuvieron las tasas de referencia. Ellos parecen saber algo más y actúan en consecuencia. Lo cierto es que enero daría una señal de alerta en el horizonte inflacionario. Es que las proyecciones privadas, de las que se nutre el BCRA, están apuntando a una tasa cercana al 1,8% y otro tanto para febrero bajo el fuego cruzado de varios ajustes de precios regulados.

La primera quincena de enero ya venía candente y la tercera semana confirmó la aceleración inflacionaria, según los datos de alta frecuencia de precios que monitorean los privados y el BCRA. De modo que se acumularon tres semanas consecutivas de alta inflación, o sea, bien por encima de la meta del BCRA. Al respecto, vale mencionar que la meta anual del 17% implica una inflación mensual apenas por sobre el 1,3% y algunos relevamientos dan cuenta de hasta un 5% en la primera quincena que al cabo de la tercera se moderó a un 3%. Se trata de los niveles más altos desde la devaluación. Según advierte el economista Hernán Hirsch, lo acontecido en la tercera semana ya deja un arrastre estadístico significativo para la próxima semana, pero reconoce que los datos parciales de la cuarta semana son indicativos de una clara moderación en el cierre de enero.

Ahora bien, ¿qué pasó en enero? La aceleración inflacionaria está vinculada a la suba de los combustibles (con una clara incidencia en el índice de precios del mes), a lo que se acoplaron ajustes en los servicios de telefonía celular, del servicio doméstico y en las expensas. Además se registraron subas de precios en frutas y verduras y en otros bienes y servicios con contenido estacional o semiestacional, como por ejemplo el turismo o librería. En particular, el rubro sensible al bolsillo de los consumidores, alimentos y bebidas, también refleja movimientos de precios, sobre todo en quesos y carnes. A todo este espectro de bienes y servicios se adicionan aumentos en el rubro de perfumería como el caso de desodorantes y jabones, y en el de Indumentaria y juguetes.

Más allá de los números que finalmente difunda el INDEC la próxima semana, lo que ahora inquieta, en el corto plazo, y con miras a la previa de las paritarias, es febrero y los próximos meses cuando comienzan a operar ajustes de precios regulados o semirregulados importantes, como el anunciado ayer de la electricidad. El menú que se viene está integrado por el tarifazo de luz, prepagas, adicional de naftas y eventualmente celulares. En la medida en que se mantenga el cronograma de ajuste de precios regulados vigente y que el impacto de la reciente decisión del Gobierno de obligar a los comercios a diferenciar entre el precio contado y el precio financiado no tenga un efecto no esperado, la inflación no cederá del 1,9% en febrero. Al respecto Hirsch, considera a priori que sí tendrá un impacto en los precios reales.

Este año se esperan por lo menos más de 22 ajustes probables de precios regulados y otros entre los que se destacan naftas, luz, gas, prepagas, colegios, y agua. Las expectativas de inflación ya reflejan esto. Consensus Forecast subió la estimación al 21,5%; también la de la UTDT está en más del 29% y el propio REM del BCRA está en 21%.

*Periodista. Ámbito Financiero.