Aranguren: «Sin tarifas acordes, no habrá calidad de servicio»
Juan José Aranguren, ministro de Energía y Minería, concedió una entrevista a La Nación. Repasó este primero año de gestión y aseguró: «Si no recomponemos la tarifa, no vamos a tener calidad del servicio». «Creo que lo primero fue acomodarnos, saber qué teníamos delante nuestro y después empezar a aplicar las políticas que creíamos que eran lo más conveniente para el país», agrega el ministro. Fiel a su estilo, responde a todo: aumentos de tarifas, la situación del gas, el futuro de YPF y hasta su relación con el nuevo hombre fuerte de Donald Trump, al que conoce de sus tiempos corporativos.
-¿Cuál es el diagnóstico que hace de la situación eléctrica?
-Me gustaría empezar por lo que nos falta llenar del vaso, que es mejorar la calidad del servicio, invertir para poder tener mayor capacidad de generación y no estar importando energía eléctrica de países vecinos. Eso está a la par de una necesidad de cumplir con la ley, y la misma ley que forma el marco regulatorio del sector eléctrico indica que en las tarifas se tiene que recuperar el costo económico de producción. Estamos como estamos por no haber cumplido con la ley.
-Pero hay sectores que no pueden pagar los aumentos…
-Estamos protegiendo a los más vulnerables, que es algo que tomó este gobierno como una obligación, como un compromiso, que es implementar la tarifa social. Es decir, primero proteger a aquel que lo necesita y luego, gradualmente, ir reduciendo el nivel de subsidio que tenía la economía, por dos motivos: primero, porque lo dice la ley, y segundo, porque es la manera de estar mitigando el cambio climático, porque la generación de energía también implica quemar combustibles fósiles, y esto trae aparejadas muchas veces las temperaturas que estamos viviendo o los grandes cambios climáticos que estamos observando.
-¿Por qué se busca instalar la idea del aire a 24 grados?
-Primero, el que consume menos tiene un beneficio en su bolsillo, porque hay una política de premiar el ahorro, y el hecho de estar consumiendo a 24° es también para indicar cuál es o creemos que es el nivel de confort que al mismo tiempo permite, con cierto nivel de solidaridad, que la energía de la que disponemos hoy, que no es abundante, pueda estar a disposición de todos. Si cada cual actúa en forma egoísta, pone sus equipos a una temperatura distinta de los 24°, está demorando la capacidad que tenemos de recuperar el sector eléctrico de la Argentina.
-¿Eso no es por falta de inversión?
-Antes que por la falta de inversión, es por el no apego a los marcos regulatorios. Antes de la falta de inversión hubo alguien que dijo: «Señor, usted no tiene que invertir porque no quiero que aumente la tarifa». Si se hubiese respetado el marco regulatorio, la inversión habría estado y la calidad del servicio no se hubiese deteriorado.
-¿Quién fue ese alguien?
-El gobierno de los últimos 12 años. Acá hubo un deterioro en la capacidad de generación. Hoy, la energía es eminentemente una actividad de riesgo, tanto la eléctrica, convencional y renovable, el gas, el petróleo crudo y los derivados. Son muy pocos los Estados que tienen injerencia. Si yo voy a explorar por petróleo y gas, puede ser que no encuentre, y por lo tanto no le tengo que estar trasladando ese riesgo al Estado, lo tiene que hacer un privado. El Estado tiene que tratar de dirigir sus ingresos, que están generados por el cobro de sus impuestos, a actividades sociales como educación, vivienda, trabajo, y no tan necesariamente vinculadas con la actividad de riesgo, como es la generación de energía eléctrica o gasífera. Por lo tanto, tenemos que atraer ese capital.
-¿Cómo lo van a lograr?
-Se necesitan reglas de juego, que es lo que despierta la confianza. Si uno va cambiando las reglas de juego cada seis meses, ese capital va a ir a un país que tenga mayores certezas.
-Cuando uno mira los últimos veranos, la situación es difícil para algunas familias a las que les cortan la luz sistemáticamente. ¿Cuándo se va a revertir esa tendencia?
-La palabra «sistemáticamente» quiere decir que a todo el mundo le cortan todas las veces. Tenemos problemas. Otra cosa que hizo nuestra administración en el primer momento es que desde enero de este año en la página web del ENRE uno puede saber cuántos son los usuarios que no tienen sistema o abastecimiento del sistema eléctrico. O sea, hoy se puede ver de Edenor y Edesur cuántos son los que en este momento, cada 20 minutos, tienen un problema de no abastecimiento eléctrico.
-También está la emergencia eléctrica…
-La hemos decretado hasta el 31 de diciembre de 2017, hemos tomado pasos para contratar energía eléctrica de emergencia, hemos recuperado los marcos regulatorios, estamos eligiendo a las autoridades del ente regulador por concurso de antecedentes, y nosotros consideramos que va a empezar a verse una mejora en la calidad del servicio. Algo este año, muy poco seguramente, pero ya con mayor notoriedad a partir del próximo verano. Queremos terminar el primer término de la administración de Macri con un sistema que evidencie, verano a verano o año a año, que hay una mejora en la calidad del servicio como consecuencia de cumplir con la ley.
-¿Es un mito o una realidad que las eléctricas durante el último período ganaron mucho dinero?
-Esto es algo muy sencillo: hay que ir a ver los balances. Es difícil que uno pretenda que una compañía gane dinero cuando, por ejemplo, el año pasado recibieron asistencia financiera para pagar sueldos. O sea, si hubo un gobierno que les da asistencia financiera para pagar sueldos, no creo que les permita cobrar dividendos y remitirlos al exterior, menos cuando existía el cepo cambiario. Hay también un mito de quiénes son los buenos y quiénes son los malos, y ahí también, obviamente, cuando no se dice la verdad, cuando hay oscurantismo, es donde se puede estar viendo la oportunidad de que alguien crea que las culpas están en otro lado.
-¿Los aumentos al consumidor final eran imprescindibles en este marco de ir bajando los subsidios?
-Tomo un ejemplo. Siempre un punto de partida es difícil, pero consideremos 2003. Si uno toma de 2003 a 2016 cuánto aumentaron distintas variables: el costo de vida, un 1300%; la devaluación, un 1500%; los sueldos, 1800%; las tarifas en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires habían aumentado el 200%. Entonces, cuando decimos que aumentan continuamente, evaluemos qué es lo que pasó históricamente, y obviamente lo que no se recompuso en un momento tarde o temprano va a llegar. Nosotros vinimos para decir la verdad, si no recomponemos la tarifa no vamos a tener calidad del servicio.
-¿Qué análisis hace de la situación del gas?
-En 2008 empezó a caer la producción de gas en la Argentina. Necesitamos importar gas. ¿Por qué? Por un mecanismo que no recompensaba en el precio lo que era el costo. Y así pasamos de ser un exportador de energía a ser un importador neto. En el invierno, el 30% del gas que necesitamos lo estamos importando, cuando tenemos uno de los recursos más importantes en la explotación no convencional en la cuenca neuquina. Es realmente triste que un país que tiene la cantidad y la calidad de recursos que tiene la Argentina esté comprándoles energía a Uruguay, a Bolivia, a Brasil y a Chile.
-En el caso de la nafta, ¿también es necesario que sigan aumentado los precios?
-Las naftas aumentaron 31%. Entonces fue por debajo del promedio de la economía. Lo que pasa es que a veces a nosotros nos cuesta, porque decimos: «El precio en el mundo baja en dólares y en la Argentina suben los combustibles en pesos». ¿Por qué? Porque tengo que trasladar esos dólares a pesos a partir de la devaluación del tipo de cambio y debido a que nosotros sinceramos el tipo de cambio, que salimos del cepo cambiario. Pasamos de tener un dólar inexistente, porque no se podía comprar a 9,70 pesos, a uno que hoy está en 16. Eso es lo que genera la situación en la que, en realidad, en pesos, las naftas pueden aumentar. Ahora tenemos la oportunidad, porque el precio del petróleo en el mundo cayó, y en la Argentina está bajando ese famoso barril criollo, hasta acercarse al precio internacional, a volver a conectarnos con el mundo. Cuando nos conectemos con el mundo, al mismo tiempo que la tasa de inflación en la Argentina baje, y por lo tanto la devaluación no tenga tanta relevancia, los vaivenes de precios que haya en la Argentina van a ser similares a los del mundo.
-¿Eso que implica?
-Es que había una distorsión generada por la inflación. Si nosotros controlamos la inflación, el índice de precios generales no aumenta, la devaluación va a acompañar ese control de la inflación y por lo tanto no va a afectar al precio de los combustibles. Así como este año aumentaron 31% las naftas, aun con el atraso, yo confío que el año próximo va a estar por debajo de ese aumento, en función de la expectativa que tenemos de la evolución de los precios.
-¿Qué rol debe tener YPF?
-YPF es una empresa que se maneja conforme a la ley de sociedades comerciales, es la empresa de bandera, la líder de la Argentina. Tiene que desarrollar el potencial de todos los recursos del país.
-¿Necesita de otros precios de los combustibles para ser viable?
-Las empresas, o los empresarios que manejan sus recursos en forma eficiente, tienen que encontrar los instrumentos para hacer viables a las empresas. Si los escenarios de precios hacen que tengan que ajustar sus costos para ser viables, tienen que estar haciendo eso, no tienen que estar dependiendo de un factor externo. Porque si no, para eso no tenemos gerentes, esperamos a ver qué pasa en el mundo y damos ganancia o damos pérdida en función de eso. Si la pregunta es si con los precios de hoy la empresa está ganando o está perdiendo dinero, hoy no está generando el dinero necesario para invertir todo lo que tiene como potencial y tiene que salir a tomar dinero prestado.
-¿Está mal que tome dinero prestado?
-No, de hecho, una empresa saludable toma dinero prestado dependiendo de la tasa de interés, pero sí tiene que mejorar su flujo futuro de ingresos.
-¿Qué balance hace de la situación de las tarifas y las audiencias, sobre todo en un momento de alta turbulencia?
-Primero, que como todo en la vida, hay siempre una distancia entre lo que es técnicamente deseable y políticamente posible, y eso hay que reconocerlo.
-¿Le costó entenderlo?
-Reconozco que se utilizó políticamente. Te doy un ejemplo: en electricidad, habíamos aumentado en febrero y hasta julio no había pasado absolutamente nada, y cuando a partir del incremento de gas empieza a haber la oportunidad de utilizar políticamente el argumento de que las tarifas habían aumentado sin audiencia pública, cuando la mitad de la biblioteca decía que no era necesario, y la otra mitad decía que sí era necesario, ahí empezó a aparecer la necesidad de hacer lo mismo con la electricidad.
-¿Cuál era el fin de utilizarlo políticamente?
-Claramente, la gente no quiere pagar más por las tarifas. Hoy hay gente que dice que la energía es un derecho humano y que por lo tanto no hay que pagar por ella, pero alguien lo paga, finalmente lo paga. Lo que tenemos que hacer es tratar de sincerar la necesidad de que cuando hay un subsidio le llegue a aquel que realmente lo necesita.
-A nivel global, varias cuestiones están cambiando: la primera es Donald Trump en Estados Unidos. Él se ha mostrado muy proclive a la industria.
-Sí. De hecho, designa ministro de Energía al gobernador de Texas, una provincia eminentemente petrolera; al presidente de la corporación más importante de petróleo del mundo, Exxon Mobil, secretario de Estado. Claramente es una situación nueva. Puede haber alguna situación que lo acerque más a las energías fósiles, pero el camino que ha recorrido el mundo en diversificar la matriz energética, en incorporar energías limpias, difícilmente se cambie.
-¿Conoce al nuevo secretario de Estado de Estados Unidos?
-Sí, obviamente, por el hecho de que él tenía una responsabilidad sobre América latina cuando estaba antes de ser CEO, y yo tenía una responsabilidad en mi vida privada sobre América latina o sobre la parte del Caribe para abajo, y este año visitó también la Argentina, estuvo con el presidente Macri y conmigo.
-Y los lazos ¿cree que se van a seguir estrechando?
-Las personas hacen también a las relaciones, pero creo que hoy por hoy la Argentina ha demostrado que ha recuperado su vínculo con el mundo. En el pasado era muy sesgado y ahora se busca generar posibilidades de trabajo para nuestro país a partir de la exportación de nuestros productos.