Basta Patagonia, basta

(Por Jorge Castañeda*).- Históricamente (recordar los ignominiosos Territorios Nacionales) la Patagonia ha sido ignorada por los gobiernos centrales y postergada en sus aspiraciones, mermados sus recursos naturales y confinada a su propia suerte.

Con decisiones tomadas en los mullidos sillones de Buenos Aires por los “doctores” de turno, pareciera que el interior y en especial la Patagonia no les importaran para nada. Es que como glosa el dicho “Dios atiende en Buenos Aires”. Lastimosamente y a veces.

A pesar de estar en el confín del mundo, caída de toda cartografía, en esta inmensa región se supo producir el 71% del petróleo, el 88% del gas, el 50% de hidroelectricidad y todo el carbón del país. Números que de por sí expresan toda una realidad, al ser la misma como decía Eduardo Mallea “la comarca donde se produce toda fuente”.

Al respecto el profesor Miguel Argentino Pérez Gaudio reflexionaba que “la Patagonia solo les sirve para crear sensaciones; como los objetos, que cuando el negocio comunicacional o político decadente conviene, se los usa…y luego se los tira”.

Una nueva cachetada para los intereses de las provincias que la integran, es la suspensión de la promoción de las exportaciones por puertos patagónicos. O sea la quita de reembolsos beneficiando una vez a la pampa húmeda y cuando no, a Buenos Aires.

Es lamentable el silencio de los legisladores nacionales que no levantan en forma unánime su voz para denunciar tal atropello, cuyas consecuencias serán sepultar aún más las economías regionales, creando más desocupación y pobreza.

¿Hasta cuándo los patagónicos deberemos soportar tanta desidia? Debemos algún día decir ¡basta!

El Dr. Marcelo Touriño escribió que “Reflexionar acerca de la Patagonia constituye un fuerte motivo de dolor a la vez que significa una gran esperanza por construir. El dolor de no haber sabido ni podido ocupar e incorporar esa vasta porción de territorio al espacio nacional, y la esperanza de saber que desde allí, desde nuestras tierras del Sur, podemos contar con las bases esenciales que impulsen el crecimiento y el tan ansiado despegue de la Argentina toda”.

Más adelante refiriéndose a la vulnerabilidad de la Patagonia enumero entre otros estos puntos: “La Patagonia es un vasto espacio con bajísima densidad de población. Las provincias situadas al sur del río Colorado, no son “unidades geoeconómicas inviables” como supo pregonar un informa del Banco Mundial. Sus riquezas y posibilidades son absolutamente imprescindibles para el crecimiento y el desarrollo de la República Argentina. Las riquezas del mar epicontinental patagónico atraen permanentemente la actividad de flotas pesqueras e intereses económicos extranjeros. La posesión del territorio patagónico en manos de los intereses de la globalización mundial, es instrumento fundamental para la conquista económica del Atlántico Sud Occidental. La implantación del modelo neo-liberal en nuestro país dirigido por una élite de tecnócratas, impacta gravemente en el rol del Estado como promotor del bien común y como asignador de recursos para satisfacer las prioridades estratégicas de la nación”.
Más adelante expresa Touriño que “es en el abandono por parte del Estado de sus responsabilidades naturales en orden a la consecución del bien común y la defensa nacional, en donde radican las causas que están generando un fuerte desempleo, alimentando la macrocefalia porteña con su constelación de miseria, marginalidad y delito”.

El programa económico diagramado desde los centros del poder mundial y ejecutado desde Buenos Aires, causa estragos en la realidad y en las expectativas de la Patagonia toda. Políticas desacertadas, colapso de las economías regionales, cierres de industrias y de empresas, están generando un proceso de desocupación preocupante y una desindustrialización que alarma.

“La Argentina debe recurrir a su esencia más honda, a su raíz más profunda para sobrellevar la pesada carga que la historia ha puesto sobre sus hombros: precisar las urgencias, señalar las prioridades, asignar los recursos, entre otros factores, descuellan en la descomunal tarea a cumplir”.

Seamos nosotros capaces de construir una Patria para todos aquellos que desean servirla. La Patagonia, nuestro lugar en el mundo, nos reclama.

Dejando de lado asuntos gallináceos, peleas y rencores de partido o de facción, distracciones de coyuntura, seamos dignos y atentos a la responsabilidad que la hora nos demanda. Por algo somos patagónicos.

(*Escritor)