El modelo productivo para el Siglo 21 es el desarrollo digital

(Por Osvaldo Nemirovsci).- Nuestra ubicación en el mundo del comercio y los servicios globales no es la más fácil. Somos un país periférico para los que entienden que la centralidad está en ellos. Y como los dominantes del espacio del comercio internacional son ellos, pues debemos afrontar el rol de periféricos. Al menos desde esas antojadizas definiciones.

Hay un espacio de las nuevas tecnologías que equipara bastante las notorias distancias que existen en la producción de bienes y servicios tradicionales e incluso el de los commodities y es el del universo digital, donde la base de construcción de riqueza está dada en la capacidad humana de crear nuevas y originales formas que desde algún estándar digital agreguen valor a múltiples productos. El software es un gran ejemplo y no es el único.

En ese camino sería útil el intento de concretar un mercado digital para la América cercana que una a los países que integran el Mercosur y se vincule con otras posibilidades regionales.

Es necesario agrupar criterios de regulación, planes aduaneros, acuerdos comerciales y esforzar una cordialidad de intercambio tecnológico que permita relacionar en un gran mercado las ofertas y demandas nacionales sin caer en modelos de liberalización que sometan las producciones de cada país a una mal entendido libre comercio.

Hoy no existe un importante flujo de valor que permanezca en la región a partir de la todavía exigua industria digital o sus aproximaciones. Seguimos importando tecnología en lugar de construir conocimiento nacional y regional. En lugar de seguir transfiriendo valor hacia mercados dominantes debemos pergeñar nuestras formas de perfeccionamiento en servicios, conectividad, plataformas, aplicaciones, internet, contenidos e incluso en lo metalúrgico vinculado a la informática. Y por supuesto en la plaza donde mejor se expresa hoy lo digital que es el universo de las Tics con gran presencia en las telecomunicaciones.

Contamos con una buena ventaja que es la supranacionalidad del Mercosur pero esta entidad no ha realizado muchos avances en el tema que planteamos. Allá por 2010 intentamos, en ese organismo, aunar modelos de digitalización de la televisión abierta pero no pasó de una tentativa sin trascendencia.

Cuando muchos auguran venideras recesiones en la economía de nuestra América cercana y se habla de una baja significativa en la cotización de los commodities, tiene sentido estratégico plantear que la economía digital puede ser un sostén clave en los equilibrios financieros y económicos de la región.

Debemos pensar en regulaciones análogas o al menos similares y equivalentes que permitan acuerdos afables entre países cuando existan bienes o servicios que son ofrecidos por más de un actor de ese mercado común digital regional.

La Argentina llegaría a esta instancia con un camino recorrido en el mundo digital ya que con TDA, Conectar Igualdad y el Plan Argentina Conectada nuestro país avanzó sustantivamente en el desarrollo de una nueva industria digital como modelo de producción para el Siglo 21. Cada uno de estos desarrollos significó la presencia de empresas nativas, técnicos y profesionales argentinos y un novedoso espacio de creación de trabajo genuino y riqueza nacional.

Por supuesto que este sueño de la “integración regional en lo digital” se impulsa desde una concepción política, ideológica y de defensa de las economías particulares que se integran desde el espacio común de la región para atesorar acá, en nuestra América cercana, el enorme caudal de dinero que se va a las empresas de los países centrales.

Hoy, no percibo que desde el gobierno nacional se tengan en cuenta estas alternativas. Es más, en varios aspectos se retrocede de buenos logros alcanzados. Es una pena.