Oportunidad y oportunismo. ADN

Oportunidad
Definitivamente la política nacional se coló en el escenario rionegrino. El balotaje abrió un camino de oportunidades y puertas al oportunismo. Las realidades y proyecciones de los espacios más importantes, según quien gane el 22 de noviembre.

La Argentina tendrá por primera vez una segunda vuelta electoral. Este acontecimiento inédito generó reacomodos y tendrá consecuencias en la política rionegrina. La incertidumbre juega a favor del gobierno. Sea cual sea el resultado del domingo, el próximo presidente deberá mantener una relación institucional con la Provincia.

El oficialismo firmó un acuerdo con el candidato a presidente del Frente para la Victoria, Daniel Scioli. Pero sabe que Mauricio Macri -de ganar- necesita gobernabilidad. Por ello es que el PRO imagina a José Manuel De la Sota en el Gabinete nacional. El cordobés integra el massismo, tiene buena relación con los gobernadores del PJ, y garantiza el diálogo con aquellas distritos que mantienen proyectos provinciales.

Sin embargo, no es lo mismo para la Unión Cívica Radical ni para el Partido Justicialista el resultado del balotaje. Ambos mantienen expectativas por las oportunidades que se abren, y (también) especulan.

Esta situación abrió grietas en ambas fuerzas políticas. La más notoria es la del Frente para la Victoria. Sin embargo, la más profunda es la de Cambiemos.

Sergio Wisky debió afrontar en soledad la campaña en las PASO. Era prácticamente «su» candidatura. Es cierto que la enfermedad le impidió tener un rol más activo al intendente de Viedma, José Luis Foulkes, uno de los pocos dirigentes convencidos en el proceso de construcción de la alianza nacional opositora. Pero esa orfandad fortaleció al ahora electo diputado nacional. Se puso dos campañas al hombro. Y ahora pugna por evitar que la UCR capitalice su construcción.

Wisky se fue del radicalismo al PRO. Luego de su paso por el gobierno de Miguel Saiz en el IPROSS se mudó a Bariloche e intentó su reinserción política desde su profesión. Volvió al hospital público y pugnó por dirigirlo. Tuvo respaldo de sus colegas pero no de la política. Ganó notoriedad y se sumó a las huestes macristas asumiendo una postulación que pocos se animaron a si quiera pensar.

El viernes, en Roca, recibió al jefe de la UCR Ernesto Sanz. Organizó un encuentro de más de 500 personas en un salón amarillo. No había rojo y blanco. Sanz entendió el mensaje y realizó -por fuera- una reunión con intendentes y dirigentes radicales. Hubo tironeos sobre quién tenía la representacicón de Cambiemos. Pero Sanz dejó claro que «Macri es un tipo difícil».

La oportunidad es de Sergio Wisky y un sector de correligionarios pretenden armar Cambiemos en Río Negro para disputarle la gobernación a Juntos Somos Río Negro en 2019. Pero se abrió (para otros boinas blanca) la ventana al oportunismo. Si Mauricio Macri es presidente necesitará funcionarios. Ese sector piensa en quedarse con los organismos nacionales sin romper relaciones con Alberto Weretilneck. Imaginan una carambola: pasar del 3 por ciento de votos en junio a cogobernar la provincia, tener cargos nacionales y convertirse en el nexo entre Río Negro y Nación.

La realidad indica que la institucionalidad pasará por Laprida y Belgrano, y que habrá que dar un fuerte debate interno para meter (asumiendo que el Gobernador lo permita) a la UCR dentro del partido provincial.

En el PJ-FpV también se cuecen habas. Si Daniel Scioli es presidente la representación política con la Casa Rosada pasará por Weretilneck. Y si gana Macri deberá reformular la estrategia política porque habrá perdido en un año dos elecciones vitales.

Los compañeros ven una oportunidad en el triunfo de Scioli. Pero acusan de oportunista al presidente del PJ porque aseguran que mandó a descolgar los carteles de campaña del FpV. «No participó activamente de las campañas donde fuimos con candidatos a intendente, y ahora dice que la Argentina quiere un cambio». Pero Martín Soria tiene otra visión. Evalúa que el espacio mantiene la misma cantidad de votos desde las PASO hasta acá. Y que quien no sumó a Scioli fue el apoyo del gobierno. «Weretilneck es mufa».

Evidentemente no será neutral el resultado del domingo. El PJ tiene aún pendiente el debate por las sanciones y expulsiones, la presidencia del partido (se renueva en marzo), la jefatura del bloque, redefinir liderazgos en la Liga de Intendentes, y unificar posturas frente a temas como la municipalización de Las Grutas, la reforma de la Constitución, el agente financiero, la estatización del Puerto y la creación del Banco provincial.

También, en ese andar, debe contener expresiones del kirchnerismo cuyo máximo referente (Martín Doñate) espera convertise en un dirigente de primera línea provincial. Una muestra fue que bajó a su pueblo -Luis Beltrán- y su delfín ganó la intendencia. Dejó un hombre de su riñón en la Legislatura rionegrina y se convirtió en Diputado de la Nación.

La que se inicia será una semana de alto voltaje político. En 7 días los argentinos elegimos presidente.