«Lecciones que dejan las elecciones municipales

El comienzo del período pos-elecciones municipales en Río Negro, va dejando algunas situaciones para analizar y, en varios casos, empezar a pensar en correcciones legislativas.

Observo un esquema electoral muy desordenado y con mucho espacio para el aprovechamiento especulativo de quienes tienen facultades para convocar a elecciones y diagramar el cronograma previo a las elecciones.

Esto quita transparencia al proceso y genera notables desigualdades entre los partidos y candidatos participantes, beneficiando a los oficialismos que siempre tienen más recursos que el resto. Se produce, entonces, un error en el origen del procedimiento, porque debieran ser los administradores del Estado –quienes gobiernan- los que debieran generar condiciones de igualdad, al menos en la partida.

Representó un acto autoritario del gobierno rionegrino, preestablecer fechas para los comicios municipales condicionando su aceptación o elección de otra jornada, al financiamiento de los gastos que se originaran. No hubo respeto por las autonomías municipales establecidas en forma clara por la Constitución rionegrina y las Cartas Orgánicas municipales. Y los intendentes, debieron aceptar semejante condición, porque sus tesoros hubieran sufrido si los gastos electorales salieran de allí.

Ahora se observa la siguiente situación, y tomo como ejemplo el caso de mi ciudad, Cipolletti. Aquí perdió el intendente que pretendía su reelección. Obtuvo un 25 por ciento de los votos, un caudal magro que representa una reprobación de la gestión. Con este resultado, hasta el 10 de diciembre – es decir algo más de siete meses- deberán convivir dos equipos de gobierno: el que está en funciones y el que lo reemplazará. Por más que haya buena voluntad, la convivencia será prolongada y en algunos momentos fastidiosa.

La gestión Baratti, con semejante resultado, ha visto debilitada su legitimidad y seguramente tendrá agotadas sus reservas anímicas, como para afrontar el trajín diario de un gobierno de un municipio plagado de problemas.

Hasta se ha llegado a comentar la posibilidad de un adelantamiento del cambio de gobierno, lo que terminaría por completar el dislate. Una posibilidad que los dos principales protagonistas, los intendentes en funciones y el electo, rechazarán cuajo, porque representaría una violación a lo que establecen los alcances de cada mandato y, por lo tanto, no debería merecer ni un mínimo análisis.

Conclusión: Es un desatino establecer fechas de elecciones tan anticipadas respecto del momento del relevo gubernamental. El gobernador Alberto Weretilnek, es el responsable contemporáneo de esta insensatez teñida de oportunismo y especulación; pero hacia atrás en el tiempo hay otros actores que fueron armando esta arquitectura. Hacia adelante hay que hacer trabajar el bisturí en busca de mejor organización, absoluta previsibilidad, consensos entre los protagonistas del proceso electoral, respeto por las autonomías municipales y por los vecinos de cada pueblo.

Legislador Jorge Ocampos