Urgencias y compromisos ● ADN

pichetto tapattaFue un anuncio surgido de la urgencia y en pocas horas el escenario político rionegrino sufrió un cambio de 180 grados. El 14 de junio los rionegrinos votaremos para elegir la fórmula a la gobernación y para los políticos se acabaron las especulaciones y comenzó el precalentamiento.

No es la primera vez que el gobernador Alberto Weretilneck acude a la sorpresa y a la estrategia de distracción. Afirmó en más de una oportunidad que las elecciones serían en septiembre y que tenía un destino electoral atado a la candidatura presidencial de Sergio Massa. Pocos le creían y menos aún que algún día Massa llegue a Río Negro, salvo que viaje a esquiar al Catedral.

Nada de eso sucedió y para reafirmar que sus caminos son de múltiples atajos también ofreció el servicio electoral para aquellos municipios que quieran votar el 14 de junio, cuando también había manifestado en varias ocasiones que las elecciones provinciales serían en soledad respecto de las municipales y las presidenciales.

En 90 días los partidos políticos deben apurar todos los plazos. Por ejemplo el FpV adelantó que para el 12 de abril se convocará a las internas para elegir legisladores. Todo es apurado y en el último día de marzo vence el plazo para presentar alianzas y el 20 de abril las candidaturas.

La designación de los acompañantes en las fórmulas a la gobernación es todo un tema, producto de debates, tironeo, valoración personal e inserción territorial con captación de votos del elegido o elegida.

Para Miguel Pichetto, pareciera que el destino le coloca a una mujer en la fórmula, Desde que se habló de María Emilia Soria trascendieron otros nombres como el de Ana Piccinini y luego el de la intendente de Bariloche María Martini, con intención de frenar la posibilidad de acceso de la legisladora Piccinini a la fórmula del FpV.

Está claro que en la alianza del senador con Martín Soria, corresponde a éste sugerir el nombre del vice o la vice, quien además conducirá el parlamento rionegrino. En esta línea trascendió el nombre de Anahí Rodríguez de Tappatá, actual secretaria de Gobierno de la municipalidad de Roca, como la persona que el intendente roquense sugiere a Pichetto.

Martín Soria propone de esta manera a una candidata que deja poco espacio para el cuestionamiento. Acompañó a Carlos Soria en la gestión municipal roquense, militante de la juventud peronista en los 60/70, estuvo detenida por la dictadura militar en 1976, economista egresada de la Universidad Nacional del Sur y reconocida profesional en el campo de la economía. Salva de esta manera promocionar a su hermana, una especie de nepotismo disfrazado y adquiere mayor maniobra política hacia el futuro. Además en el acuerdo interno podrá colocar otros candidatos en las listas de legisladores.

En pocos días se conocerá una resolución sobre la integración de la fórmula del FpV, pero si es claro que el nombre lo propone Martín Soria.

Para Alberto Weretilneck la alternativa estaría orientada a ofrecer el cargo al viedmense Pedro Pesatti, quien es actualmente vicegobernador, salvo que surja una alternativa desde San Carlos de Bariloche –se habló en un momento de Gustavo Enrique Genusso- como una manera de seducir el voto cordillerano, aún remiso para el gobernador.

Algunos en el gobierno entienden que el gobernador le debe una señal al peronismo que quedó a su lado en la interna del gobierno con el PJ y Pesatti es el único dirigente del sector con cierta envergadura ya que el resto juega en el fútbol de ascenso.
De todos modos el mandatario puede sorprender de nuevo y además en algún punto de su entorno hay resistencia a que el actual vicegobernador acompañe en la fórmula a Weretilneck.

Por su parte, si bien Magdalena Odarda ya lanzó su candidatura a la gobernación en acuerdo con el Frente Progresista y radicales, en un intento de formar en Río Negro la alianza Unen, con poco o casi nulo anclaje nacional, poco se ha dicho de su candidato a vicegobernador y ahora con la posibilidad de la incorporación orgánica de la UCR se pronostica un duro debate.

Los radicales amigos de la senadora han sugerido el nombre de Juan Pablo Alvarez Guerrero, hijo del gobernador radical de 1983 y del agrado de la dirigente del ARI. Sólo una posibilidad, porque un nuevo elemento se suma luego de la convención nacional radical de Gualeguaychu y la definición de la UCR de Rio Negro de incorporarse orgánicamente a una posible alianza con el ARI y el PRO.

Se reconoce como un error de la conducción radical rionegrina haber lanzado como estrategia electoral concurrir a las urnas en soledad con la Lista 3. No evaluó correctamente la verdadera realidad del radicalismo y las consecuencias de la derrota del 2011 y sobrevaloró su potencial para sacar adelante al partido. Este análisis también marcó su acercamiento con el gobierno.
Ahora la orgánica radical se incorpora-con bandera, bombo y banda y dirigentes con cargo de inventario-a una alianza en el Frente Progresista y el PRO. Habrá poco espacio para satisfacer tanta demanda.

La nueva lectura de la política provincial indica que comienza a tomar cuerpo un espacio no peronista que si bien tiene poco tiempo para su desarrollo ofrecerá una alternativa electoral para todos aquellos que no quieren votar al oficialismo gubernamental, donde conviven justicialistas, ni al Frente para la Victoria.

Una alternativa electoral no peronista podría tener su costo para la alianza Juntos Somos Río Negro, porque rompe con la polarización e instala un canal de drenaje para derivar el descontento nacional y provincial.

Un crecimiento electoral de un acuerdo ARI, UCR, PRO tendría que preocupar a Weretilneck. Sus amigos radicales cambiaron el caballo en el medio del río y pareciera que están a punto de dar por terminada la sociedad con el gobierno.

“Cosas vedere Sancho que non credere” dijo Don Quijote a Sancho Panza y no se equivocaba porque en su locura se identifica la política donde todo muta de manera constante.

Llamó la atención la manera en que el gobierno decide anticipar el llamado a elecciones bajo el argumento, no el único, que gana en las urnas por 5 puntos al Frente para la Victoria. Podría señalarse que el margen es exiguo como para comenzar a festejar, pero no nos corresponde opinar sobre las encuestas que pagan los partidos políticos, sólo las publicamos.

El Frente para la Victoria, por su parte, difundió el sondeo de opinión de Raúl Aragón donde Miguel Pichetto aventaja por 15 puntos al gobernador Weretilneck.

Faltan 90 días y estas fotos instantáneas pueden desdibujarse con el tiempo. Habrá muchas encuestas y difusión de números sobre todo orientado a un sector de votantes que siempre juega a ganador.
No ajeno a los tiempos electorales que el gobierno necesitaba poner un punto final al conflicto con el Tribunal de Cuentas que había colocado a dos vocales al borde del juicio político en la Legislatura.

Era necesario fumar la pipa de la paz y el gobernador lo pidió. No hay juicio político para Juan Huentelaf y Erika Acosta, quienes a su vez rechazaron las recusaciones formuladas en su momento en su contra y ahora tendrá que permitir que los mecanismos previstos en las instituciones de la Constitución pongan un punto final al conflicto desatado entre el Tribunal de Cuentas, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, sobre el tema de la rendición de los gastos reservados.

Este conflicto de poderes se pudo resolver en un marco de negociaciones con todos los sectores involucrados. La política enmarcó la solución y todo terminó según lo acordado y ahora le corresponde mover las piezas a los vocales cuestionados.

En este contexto llamó la atención la posición asumida por la inefable Tania Lastra, parte integrante de las negociaciones pedidas por el gobernador y el vicegobernador. En su rol de joven iracunda formuló declaraciones periodísticas desligándose del acuerdo y criticando a sus pares, que no ocultaron su descontento con la legisladora que sigue confundiendo ímpetu con falta de códigos. No es ajena a esta actitud de Lastra la polémica que generó por las redes sociales con Pedro Pesatti, a raíz de la identificación que hizo el vicegobernador con el kirchnerismo. Un debate sólo justificado por la búsqueda de protagonismo.