Dieguez opinó que la marcha busca desgastar al gobierno y disciplinar al próximo

Viedma.- La legisladora provincial, Susana Dieguez, se refirió a la marcha realizada ayer y aseguró que “siempre hemos reivindicado las manifestaciones populares, es legítimo que la gente se expresarse en las calles y se reúna en función de un reclamo que considera justo” -y agregó- “el problema es quiénes convocan a esa marcha, porque, aunque intenten mostrarla mediáticamente como un acto apolítico y espontáneo, sus organizadores tienen un claro y evidente objetivo político”.

“El mensaje es hacia la democracia argentina: no se puede gobernar por fuera de los intereses de las grandes corporaciones que históricamente han manejado nuestro país, no se puede modificar el statu quo”, -explicó la parlamentaria y prosiguió- “el próximo presidente deberá tener bien claro esta lógica con la que pretenden preparar el terreno. El kirchnerismo les ha provocado muchos daños y no estarán dispuestos a resignar su co-gobernación un solo mandato más”.

Dieguez contextualizó la “supuesta marcha apolítica” haciendo un repaso de la identidad de sus convocantes, “el fiscal Campagnoli, quien investigó a la familia Kirchner, de manera bastante irregular, con denuncias hacia su persona por violencia institucional; el fiscal Carlos Stornellli, vinculado al PRO y a un sector de la barra brava de Boca Juniors; Ricardo Sáenz, vicepresidente de la opositora Asociación de Magistrados, que preside el camarista radical Ricardo Recondo, e integrante de una organización de lobby de los grupos mediáticos concentrados y, por si fuera poco, asiduo beneficiario de viajes y programas financiados por la fundación Certal, vinculada a Clarín”.

La legisladora prosiguió en la enumeración, “el sindicalista y moyanista del gremio judicial Julio Piumato, Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Cecilia Pando, reconocida defensora de los represores de la última dictadura cívico-militar. También se hicieron presentes las figuritas repetidas de la oposición, quienes trasladaron su campaña a la muerte del fiscal Nisman, para ver si de una vez por todas mueven el amperímetro en las encuestas”.

En este sentido Dieguez aseveró: “no podemos ser tan ingenuos de creer en la neutralidad de esta marcha, ni mucho menos, en el carácter inmaculado de la familia judicial. Ésta fue una movilización política, y está bien que así sea. Lo que no queda claro es el sentido que los nuclea, su reclamo genuino; quizás tenga que ver con que no se pueda trasparentar”.

“La intención velada de amenaza ante la mínima disidencia con los intereses de los grupos económicos ya está planteada”-dijo Dieguez y finalizó con algunos interrogantes- “¿Podrán los presidenciables, entonces, construir un poder autónomo habiendo basado su popularidad en los medios más concentrados, lejos de toda base territorial? ¿Podrán tener algún rasgo mínimo de autonomía por fuera de las grandes corporaciones, ya sean mediáticas o judiciales?”.