Puja de poder ● ADN

weretilneck-riveroEl Superior Tribunal de Justicia de Río Negro decidió intervenir en el conflicto planteado entre el gobernador Alberto Weretilneck y la Legislatura provincial y dio curso a un mandamus –solicitado por el ciudadano cincosaltense Miguel Ángel Vidal- para que se aplique el artículo 180 de la Constitución y se designe al vicegobernador de Río Negro.

El máximo tribunal, con el voto favorable de Ricardo Apcarían, Enrique Mansilla y Adriana Zaratiegui y la abstención de Sergio Barotto y Liliana Piccinini, aprobó el pedido y de esta manera se judicializó un debate de competencia exclusiva de la arena política.

El gobernador –con la intervención de un legislador de su extrema confianza y fluidas relaciones con la Justicia- había operado esta intervención con el propósito de colocar a Pedro Pesatti en el cargo de vicegobernador y mutar la relación de fuerza en el parlamento y de esta manera aprobar el convenio con Petrobras y votar su propio proyecto de las elecciones primarias, abiertas y simultáneas en la provincia.

Ante la connivencia pública con el gobernador de seis legisladores radicales, que otorgaban mayoría al oficialismo en la Comisión de Labor Parlamentaria y aprovechando la intervención de la Justicia, Ariel Rivero, suspendió esa reunión legislativa para ganar tiempo e intentar dejar en evidencia la estrategia oficial de judicializar su posible reemplazo.

La intervención del STJ resultó, en parte, extemporánea y llegó luego de que el gobernador elevara a la Legislatura el nombre de Pedro Pesatti para el cargo de vicegobernador. El mandamus tiene dos pedidos: uno al Ejecutivo, que ya se concretó y por lo tanto es abstracto y un segundo a la Legislatura, que es lo tendrá que resolver la Justicia.

Ahora que el propio Ejecutivo sacó de su órbita el tema, el debate es netamente judicial y para ello se ha montado la contraestrategia del pichettismo que elabora una respuesta al Superior Tribunal de Justicia –que presentará posiblemente el miércoles- que reafirma la legitimidad de Ariel Rivero en su designación, hasta febrero del 2105, a cargo de la presidencia de la Legislatura.

Con aportes de Víctor Sodero Nievas, Ana Piccinini y la colaboración de conocidos abogados se argumenta en favor de Rivero a partir –entre otros datos- que el propio gobernador de Alberto Weretilneck suscribió junto a Ariel Rivero dos decretos de necesidad y urgencia y promulgó 35 normas sancionadas por el parlamento presidido por el legislador cuestionado, convalidando su designación.

Tampoco está ausente la posición asumida en su momento por el jefe de la bancada radical, Bautista Mendioroz, que si bien reclamó por la aplicación del artículo 180 de la CP, no invalidó la propuesta de la designación de Ariel Rivero, quien además contó con el voto mayoritario del Parlamento.

Los poderes del Estado, el partido gobernante y la oposición quedaron atrapados en esta maraña política judicial y para desentrañarla no basta la veleidad de los quinchos viedmenses. Hasta el momento se trata de una puja de poder donde todos pierden, donde cada día mutan los votos de apoyos a uno u otro sector en conflicto y con final abierto.

La sociedad observa impávida una pelea que no entiende y poco le importa y además la Legislatura no puede estar paralizada, sin sesionar, por una interna provocada en el seno del propio gobierno.

Por otra parte una pátina oleosa pareciera insensibilizar a los funcionarios que permanecen indiferentes ante los reclamos docentes y de empleados públicos, las demandas en las atenciones hospitalarias, las marchas por las calles de Viedma, con carpas de protesta, y manifestaciones en otras ciudades rionegrinas. El gobierno no puede ignorar la demanda social con peticiones al Estado de atención en temas que le son propios como la seguridad.

El gabinete comienza a despoblarse de justicialistas que no comparten la administración Weretilneck y se instaló la desconfianza en los organismos y todos los funcionarios se miran de reojo. No quedan ministros pichettistas, porque Haroldo Lebed, llegado con la anuencia del senador, en un giro copernicano quedó junto al gobernador y es uno de sus operadores en las reuniones con dirigentes radicales.

Otros funcionarios llegados de la mano del sorismo se hacen los distraídos y les cuesta definirse cuando al momento de asumir proclamaron a viva voz su militancia y juramento peronista. Hoy eluden alinearse o juegan a dos puntas, al abrigo de buenos ingresos y demás beneficios.
A partir del jueves, con la llegada de Pichetto a Río Negro, se sucedieron las reuniones y los diálogos telefónicos entre los principales actores del gobierno y el justicialismo, legisladores, funcionarios e incluso dirigentes de la oposición.

Esta situación no puede perdurar en el tiempo y requiere de una solución rápida para que el parlamento vuelva a funcionar y que el poder Ejecutivo no se distraiga en la administración del Estado.

De todos modos nada detendrá la carrera a la gobernación hacia el 2015 dentro del FpV. Y en este sentido al gobernador Alberto Weretilneck (FG) y a los miembros de su círculo íntimo les gusta hablar de “la Nueva Mayoría”, un acuerdo que fue tejiendo en estos años de mandatario, con sectores justicialistas, aliados del radicalismo y otros encuadramientos políticos como el MPP y REDES para construir un nuevo espacio electoral.

Los antecedentes hay que buscarlos en el comienzo de su gestión como gobernador, tras la muerte de Carlos Soria. Reformuló la agenda telefónica y rescató relaciones, incluso viejos amigos que siempre mantuvo en la UCR consideraron oportuno retomar un diálogo, congelado luego del acuerdo de Weretilneck con el justicialismo.
De esta manera se hicieron cotidianas las reuniones y conversaciones con otros dirigentes que habían quedado en el camino de la militancia cipoleña y que se mantuvieron en el redil radical.

Las tensiones en el Frente para la Victoria y los enfrentamientos con el peronismo hicieron el resto y de esta manera se agilizaron los tiempos para retomar un proyecto aletargado de construir una “Nueva Mayoría” rionegrina que incluso tuviera impactos en la UCR y en el PJ.

Petrobras fue la amalgama que aglutinó intereses diversos. Hoy toma cuerpo esta nueva fuerza política que no tiene marco ideológico ni pertenencia partidaria nacional definida, con posible apoyo a Sergio Massa u otro candidato nacional. Una alianza de sectores motivada sólo para mantener el poder en Río Negro a base de puro pragmatismo.