Sobre el FER y otras yerbas ● Jorge Castañeda

Como escritor nunca he participado de las ediciones del FER, y ha sido un acierto dado la deficiente tarea que ha desempeñado en las anteriores convocatorias. El resultado: libros mal impresos, con incontables erratas y fallas en los márgenes, etc., con escasa o casi nula difusión, y que hoy se encuentran arrumbados y cubiertos de polvo en museos y bibliotecas. Ni hablar de las presentaciones en las distintas ediciones en la Feria Nacional del Libro donde la penuria de los escritores participantes ha sido injusta por el maltrato y la improvisación que recibieron. El envío de los libros as cargo de los escritores, el stand en un rincón de la misma y pobrísimo, sin dar tiempo por ejemplo a cada escritor para la presentación, en fin, de todo un poco.
Recientemente el flamante director del mismo, Héctor Delmas, realizó algunas declaraciones a la prensa donde expresó entre otras cosas que el asiento del FER sería la ciudad de Cipolletti “porque es la única ciudad que reúne más escritores”. Si así fuera no creo que esa cuestión cuantitativa pesara tanto para tomar tal decisión. El FER puede funcionar en cualquier parte, mientras su trabajo sea eficiente.
También anunció que se piensa “armar un padrón de escritores”. ¿Sabrá las veces que hemos sido censados por las diferentes secretarías de cultura? Otra más y van…
Con respecto a los géneros literarios convendría aclarar cuáles serían por ejemplo en narrativa que es muy amplia: novela, ensayo, cuentos, crónicas. Veo que el teatro ha quedado afuera. Y sobre la poesía, bueno, casi toda la poesía de alguna forma está relacionada con lo local: regional es la poesía de García Lorca, de Baldomero Fernández Moreno, de Pessoa. Y hasta el Quijote de la Mancha y Cien años de soledad son libros regionales. Lo importante es que toda la poesía –no importa el color local o el paisaje que describa- es universal porque toca sentimientos humanos que son comunes a todos los hombres: la soledad, el dolor, la dicha, los estados de ánimo.
Pero más allá de estas breves reflexiones (y por la amistad que me supo unir con don Guillermo Yriarte, impulsor de Ley de creación del FER), le deseo al señor director una gestión exitosa. Los escritores rionegrinos seguramente la merecen y así será cuando hay buenas intenciones.

Jorge Castañeda