Con la leche templada y en cada edición ● Enrique Minetti

Es un dato de la realidad -fácilmente constatable- que en los cafés, bares y demás establecimientos gastronómicos de la ciudad de Buenos Aires en los cuales se pone a disposición de los parroquianos diarios y revistas para su lectura, la oferta (en cuanto a diarios) se limita al diario Clarín y, en algunos casos, al diario La Nación.
También es otro dato objetivo que los habitantes de dicha ciudad frecuentan los cafés (entiéndase, en adelante, con esta expresión a toda clase de establecimientos de las características descriptas) con gran asiduidad. Desayunan, almuerzan, meriendan y cenan en ellos. A más de que en los cafés trabajan, estudian, leen, realizan encuentros sociales, asisten antes y después del trabajo, del fútbol, de los museos, del teatro, del cine, tanto durante los días de semana como los fines de semana, etc. Es conocida la expresión: “nos encontramos a tomar un cafecito”. También es utilizada la locución “parar” en determinado café, la cual indica hacerlo con frecuencia en el mismo lugar.
De estas dos circunstancias intentaré obtener una conclusión. Para ello recurriré a la lógica y dentro de ella al silogismo. Veamos.
La Lógica es una ciencia de carácter formal que hace foco en el estudio de las alternativas válidas de inferencia. Es decir, propone estudiar los métodos y los principios adecuados para identificar al razonamiento correcto frente al que no lo es.
El filósofo griego Aristóteles, fue pionero al emplear la noción para nombrar el chequeo de los argumentos como indicadores de la verdad dentro de la ciencia, y al presentar al silogismo como argumento válido.
No obstante, no podemos pasar por alto que a lo largo de la historia existen otras muchas figuras que han contribuido con sus ideas y planteamientos a desarrollar esta ciencia. Así, por ejemplo, durante la Edad Media hay que subrayar el papel que llevó a cabo Averroes.
Ya en los siglos XVIII y XIX uno de los personajes que más abordó el tema de la lógica fue Immanuel Kant. Este está considerado como uno de los pensadores más importantes e influyentes de la historia y destaca por el hecho de que en esta materia que nos ocupa estableció un nuevo concepto: la lógica trascendental.
Hegel, Augustus De Morgan, John Venn o Gottlob Frege son otros de los autores que han destacado en el campo de la lógica y especialmente este último que causó una auténtica revolución con sus teorías. De ahí que sea considerado, junto al mencionado Aristóteles, como el lógico más importante de toda la historia. Y es que estableció los conceptos de prueba, lógica de predicados o lenguaje formal.
Por su parte, se conoce como silogismo a un argumento compuesto por tres
proposiciones; de ellas, la última es la que se deduce siempre de las anteriores. El vocablo deriva del concepto latino syllogĭsmus que, a su vez, halla su origen en una palabra griega.
El padre de silogismo es el mismo gran pensador y filósofo griego Aristóteles. Así, este fue el primero en utilizar dicho término partiendo o estableciendo lo que se conoce con el nombre de juicios aristotélicos. En concreto, bajo esa denominación se encuentra una serie de términos que se unen y que dan lugar a la llamada lógica.
Puede considerarse como una modalidad de razonamiento deductivo, donde dos de las proposiciones son premisas y la restante funciona como conclusión. El silogismo es una argumentación en la que, en base a un antecedente que compara dos conceptos con un tercero, permite inferir o deducir un consecuente.
En otras palabras, se puede decir que el modelo de silogismo está compuesto por tres proposiciones que incluyen un término medio (el cual es común a la dos premisas y se descarta en la conclusión) y dos extremos. Uno de los ejemplos más usuales es el siguiente:
“Todos los seres humanos son mortales”
“Aristóteles es un ser humano”
“Por lo tanto, Aristóteles es mortal”.
Pues bien, en el caso que analizo, y siguiendo las estrictas formulaciones de la lógica, postularé el siguiente silogismo utilizando dos proposiciones objetivas como premisas de las cuales habrá de inferirse -conforme el razonamiento deductivo- una conclusión:
“Todos los porteños concurren asiduamente a bares y cafés”
“En dichos bares y cafés se ofrece, casi exclusivamente, para su lectura los diarios Clarín y La Nación”
“Por lo tanto, los porteños leen, casi exclusivamente, los diarios Clarín y La Nación”.
Como aclaración digo que, para que la conclusión resulte lo más científica posible agregué la expresión: “casi exclusivamente” para dar margen a la posibilidad de que en algunos lugares se ofrezcan otros diarios, aunque en realidad, éstos resultan muy escasos.
Hasta acá la conclusión objetiva, podríamos decir: sociológica. No efectúo juicio de valor alguno -en esta nota- respecto del contenido de los referidos diarios, ni bueno ni malo, sólo pretendo demostrar que esos diarios son los leídos -casi en exclusividad- por los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.
También es un hecho conocido y reconocido por los especialistas que los medios masivos de comunicación influyen de manera decisiva en la vida, los hábitos y las costumbres de las personas. Nos sugieren -a veces machacando hasta el hartazgo- qué indumentaria usar, dónde comprarla, a dónde ir a comer, a divertirnos, dónde vivir y qué pensar acerca de todos y cada uno de los hechos del complejo acontecer humano.
Joan Manuel Serrat escribió en “Esos locos bajitos”: “Nos empeñamos en dirigir sus vidas/ sin saber el oficio y sin vocación/ Les vamos transmitiendo sus frustraciones/ con la leche templada y en cada canción”.
ENRIQUE MINETTI