Weretilneck hegemónico ● Claudia Beltramino

Se siente en el aire nacional, la aproximación de un cambio de estación. Algunos, muchos, especulan con las ventajas que podrían monopolizar; otros se transvisten a la velocidad del rayo; los demás solo miramos la pantalla del televisor a la espera de que nos informen en donde estamos parados.

En todo caso, el alejamiento de la Presidente por cuestiones de salud, marca una desolación que ni su equipo, ni el alegre Aimé, ni la disputa entre Moria y su hija, ni la hermana de “la loca de los perros” llorando su suerte frente a cualquier micrófono que se le pusiera enfrente, pueden disimular.

El País está sentadito esperando porque, como en casa, la luz está paga, no nos van a cortar el cable ni el teléfono, hay comida en la heladera, pera la dueña puede demorarse mucho y entonces, no sabemos que podría pasar.

En ese marco, la vida sigue ocurriendo en la Nación, también en Río Negro.

A lo mejor, cuando Néstor Kirchner llegó al gobierno, (de la mano o impuesto, como prefiráis, de Eduardo Duhalde), con apenas el 22,24% de los votos, lo hizo con algunas certezas, por caso, que debía realizar una construcción política que le permitiera gobernar.

No la sencilla alianza con sectores, grupos de poder, gremios, gobernadores, sino que fue por más y buscó aliarse con la sociedad.

El 15 de junio de 2004 Néstor Kirchner visitó San Antonio Oeste y dijo, nos dijo, “Yo les pido a ustedes, acá en la Patagonia, a los hermanos y hermanas de San Antonio Oeste, de Río Negro, una sola cosa, que me ayuden a hacer un nuevo país, que me ayuden a cambiar a la Argentina, que me ayuden a tener fortaleza, que me ayuden a tener el espíritu que se necesita para poder llevar adelante esta querida Patria”.

Kirchner era un pésimo orador, con enormes dificultades de dicción, fallas en los tiempos, imágenes pobres, pero estaba convencido de lo que decía y entonces, convenció. ¿Qué dijo? Dijo que estábamos horrible, dijo que debíamos trabajar juntos, dijo que estaba a disposición nuestra, dijo que nos necesitaba. Un discurso elemental, comprensible y que todos compraron así como estaba, sin envolver, para llevárselo a casa. Un discurso que repitió por todo el País con igual éxito de público.

Con el mundo demandando nuestros granos, tasas chinas que nos iban convirtiendo en nuevos ricos y un manejo urgente de la cosa pública, con subsidios y obras públicas que dieron trabajo y corrupción a rolete, la llegada de la su mujer, la experimentada y prestigiosa parlamentaria Cristina Fernández, si bien se percibía como un ultraje del color del nepotismo, paradójicamente, también alimentó la esperanza de una reparación en materia de calidad institucional.

Luego vino la 125 y es posible imaginar que fue ese el motivo de quiebre que dividió al país. El campo, TN, Magnetto, las corporaciones, y del otro lado, la legión de ángeles dispuestos a inmolarse por el bien de la Patria.

Es difícil no calificar al profundo maniqueísmo de ese momento sin caer en la grosería.

La verdad es que no fue la 125 la causa de, sino más bien una consecuencia del espíritu de la Presidente CFK que forzó hasta lo imposible su voluntad de kirchnerismo excluyente de lógica cerrada “amigo/enemigo”. Lo que resultó finalmente en una des-construcción política.

Cuando Carlos Soria empezó este segundo camino a la Gobernación, tenía algunas certezas.

Una estrategia de denuncias con activa participación de la justicia y con respaldo de algún medio que dividiera a la base de apoyo del entonces oficialismo. Quebrando la masa crítica de votantes radicales y filo radicales se aseguraba su sitio en Laprida y Belgrano.

Una eternidad de 28 años genera fatiga de material y descuido en las formas en relación a una corruptela y/o corrupción (que lamentablemente, descubrimos que no es solo patrimonio radical), fueron el caldo de cultivo en el que las denuncias germinaron logrando desplazar del gobierno a la UCR.

Conciente o inconcientemente, el nuevo gobierno rionegrino estrenó voluntad hegemónica como el kirchnerismo cristinista o excluyente y esto se tradujo, puntualmente, en el discurso del entonces vicegobernador Alberto Weretilneck que el 10 de diciembre de 2011 se refirió a los que iban a tener que “pedir perdón de rodillas”

Independientemente de que se refiriera a Daniel “Fino” Sartor, el Belcebú designado por el sorismo, o que se refiriera a cualquier otro legislador de extracción radical, el mensaje alertó a los miles y miles de ciudadanos que en más de una oportunidad habían votado esa opción.

Ya fuera por que el nuevo gobierno entendía que no solo debía acabar con el César sino que era necesario hacerlo con su cría también, ya fuera porque la debilidad de afrontar una estructura de gobierno con la que no estaban familiarizados lo asustaba o fuera porque ser oposición y gobernar son tareas harto disímiles, eligieron el látigo y la confrontación, traducido este en la Disponibilidad de 22 mil empleados públicos, listas negras, malos tratos, humillaciones y una serie interminable de declaraciones casi pendencieras, que en boca de quienes deben gobernar para todos, estremecen.

La suerte que es grela (mujer), quiso que el gobierno cambiara de manos y el del discurso más virulento y agresivo, el del compañero de fórmula del peronista Carlos Soria, quedara a cargo del gobierno. Eso y llegar al mapa del delito con una lista negra sindicando presuntos delincuentes, avasallando el principio de inocencia garantizado en todas las Constituciones, le tomó menos de 2 años a Alberto Weretilneck.

Tal como la 125 fue en realidad un emergente del esquema del kirchnerismo cristinista excluyente “amigo/enemigo”, la Lista Negra de Weretilneck es el emergente de la réplica de ese esquema en Río Negro.

N de la R: Vale la pena revisar el esquema actual de distribución de pauta publicitaria que silenció a muchos medios que en el primer semestre de 2012 se condolían de los ciudadanos expulsados del universo feliz del FpV. Esquema que no hizo más que replicar el de sus pares nacionales.

En el esquema amigo/enemigo de Río Negro, para sumar a los hoteleros y comerciantes mejor acomodados en Bariloche, el Gobernador les entregó una lista que ponía en el lugar de delincuentes a personas sin condenas firmes. Incluso se deslizó un error y se coló el apellido de un policía.

Cuando Néstor Kirchner hacía política y construía consensos, el precio de los commodities, la soja, bah; la demanda mundial de alimentos, la prodigalidad del B.M. y del BID, todo lo que bien orientado generó un crecimiento a tasas chinas, impulsó la decisión de no criminalizar ninguna protesta.

Así, por caso, el Puente Pueyrredón fue un emblema de corte permanente o las movilizaciones en Gualeguaychú cortando el paso a Uruguay en protesta ambientalista, no tuvieron mas que televisación permanente y respaldo implícito por parte del gobierno.

En el segundo gobierno de la Presidente Fernández, viuda de Néstor Kirchner y ahora en el marco de una grave crisis energética y con un festival de subsidios que terminan poniendo de relieve, en principio que durante la época de vacas gordas no se trabajó en infraestructura que permitiera avanzar en época de vacas flacas, luego, que la estrechez económica golpeó la puerta trasera y entró por la cocina, así, la opción garantista en su sentido más amplio, empezó a desdibujarese.

Los intendentes rionegrinos ya fueron advertidos. Se acabó lo que se daba y las protestas tocarán a la puerta de cada comuna. Obras que se paralizan; crecimiento de la desocupación; pobre respuesta a la demanda de salud, en alza en el servicio público; mayor demanda en planes alimentarios, comedores barriales. La inflación no podrá ser erradicada de las distintas mesas de discusión salarial.

Podría parecer casualidad, pero la criminalización de la POBREZA, con la “Lista de Weretilneck” y la criminalización de la PROTESTA, legitimada en los tres procesamientos contra Rodolfo Aguiar, titular de ATE, son los datos más concretos, palmarios, pétreos, que señalan el marco ético y el destino que nos impondrá el gobierno rionegrino.

N de la R: Vale la pena anticipar que a luz de información sin publicar aún, podríamos afirmar que el nombre de Aroldo Nieves no fue una casualidad sino más bien la legitimación de los peligrosos y comprometedores resultados de la política clientelar en la que todo vale y en la que el recurso de los “punteros” engorda a los dirigentes y convierte en variable electoral al vecino más vulnerable desde el punto de vista socio ocupacional. El legislador Marcos Catalán y su mujer la concejal Edith Garro lo saben de sobra como también está en autos el titular de la Legislatura Carlos Peralta. En igual sentido debemos recordar que el episodio en que se apoya la Justicia para ordenar el procesamiento de Rodolfo Aguiar, es el mismo en el que participaron otros dirigentes, como por caso Mario Floriani de Unter, hoy a punto de asumir la conducción del gremio. La fortaleza en número de afiliados del gremio de los docentes, explicaría la elección de un gremialista sobre otro, para “aplicarle un correctivo”

Por fin que la acción violatoria de la Constitución fue enfáticamente defendida por el senador Miguel Pichetto, el diputado nacional Herman Avoscán, el titular de la Legislatura, Carlos Peralta, el ministro Ernesto Paillalef, el ministro Fernando “bombita” Vaca Narvaja y el inefable abogado, Secretario de gobierno y aspirante a Juez Electoral (sin duda ya en campaña), el hombre de Elisa Carrió y Magdalena Odarda, el abogado ex Unter, Ariel Galinger.

Condenaron esta lista inconstitucional, con discreción el Secretario de Derechos Humanos Néstor Busso, con más énfasis el legislador Marcos Catalán (tiene amigos en la lista, según dijo a Frecuencia VyP), el bloque radical, el recientemente electo titular de Unter Mario Floriani, el titular de ATE, Rodolfo Aguiar, el Observatorio de DDHH y la intendente María Eugenia Martíni quien finalmente es la más perjudicada, (amén de la totalidad de los rionegrinos en general y los que figuran en la lista en particular), porque te encargo gobernar Bariloche con esta manito de bleque que le regaló Weretilneck.

En medio de esta docena de nombres, se agitan las ausencias de mucho más de un millar de legisladores, diputados nacionales, senadores, concejales, ministros, secretarios, subsecretarios, directores, intendentes, titulares de gremios, asociaciones, clubes, presidentes de comités, de unidades básicas, de casas socialistas, de directores de medios de comunicación, de empresarios, de productores, de titulares de asociaciones intermedias.

Las especulaciones personales acompañan el silencio para condenar o bien la criminalización de la pobreza o bien la vulneración de la Constitución, lo cierto es que los pro hombres y mujeres rionegrinos prefirieron, esta vez, pensar en su propio bienestar antes que en el bien común, antes que en los principios, antes que en las convicciones ideológicas, antes que en el otro a quien dicen representar.

El triunfo de Carlos Soria por más del 50% de los votos en septiembre del 2011 podría haberse heredado a Alberto Weretilneck quien, aseguran, tiene un 50 % de imagen positiva. Suponer que este capital le es efectivamente propio y que puede atesorarse como dólares en una caja de seguridad es en parte temerario pero sobre todo bastante burdo.

Imaginar que un capital semejante permite gobernar sin construir política en donde los consensos legitimen las acciones de gobierno es repetir el error de la Presidente quien olvidó que el 54 % de los votos que creyó le sobraban para excluir a una parte de los argentinos, los había obtenido con Sergio Massa y Hugo Moyano.

La exclusión en todas sus expresiones no solo es una negación de los principios de la democracia, también es el camino que lleva del fracaso al infierno.

Claudia Beltramino