Pisani habló de la “cobardía” de parte de los empresarios argentinos

pisaniCapital Federal (ADN).- El editor general del diario Río Negro, Ítalo Pisani, habló de “la cobardía de parte de la clase empresarial argentina” y dijo que es “una actitud ya manifestada en otras ocasiones por quienes optan por resignar sus convicciones para no sufrir represalias oficiales”. También reconoció que existe una “autocensura empresarial”.

Pisani realizó estas afirmaciones en las páginas del último «newletter» que distribuye la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, (ADEPA) la patronal que agrupa a los medios más conocidos del país.

El artículo completo de Pisani es el siguiente:

Boicot y cobardia

La vía indirecta utilizada por el Gobierno nacional para buscar sofocar la expresión independiente, a través de los empresarios, no sólo inflige un daño económico a los diarios, privándolos de importantes avisos publicitarios. También avasalla el derecho que tienen anunciantes y consumidores para una libre toma de decisiones referidas a la divulgación o la elección y consumo de los productos. Este tipo de manifestaciones se ha convertido, así, en una expresión inédita de autocensura empresarial.

Este mecanismo pone en evidencia la cobardía de parte de la clase empresarial argentina; una actitud ya manifestada en otras ocasiones por quienes optan por resignar sus convicciones para no sufrir represalias oficiales (persecución fiscal, escraches o confinamiento en los beneficios).

Sus protagonistas son los mismos que debieron aceptar en más de una ocasión las bravatas pendencieras del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, así como sus pretensiones (malogradas, por lo que se ha visto) de “acordar” precios congelados.

Hay que admitir que la estrategia de infundir temor le ha reportado al Gobierno buenos resultados, no sólo sobre empresarios, sino también sobre analistas privados de centros de estudios de medición, en relación a un tema tabú para el Gobierno: la inflación.

Varios han experimentado el acoso y la punición por la osadía de contradecir con dichos o cifras los postulados oficiales.