Los sonidos del silencio ● María Inés García

“Y un sonido que los envolvía sin piedad lo puedo oír
sonidos del silencio”

El silencio puede ser atronador o, como dice la canción, envolver sin piedad. Estos días he estado pensando en lo malsano que puede resultar el silencio, como sinónimo de callar, esconder, no mostrar, ocultar.

En general el silencio, si bien puede servir en algunos momentos de la vida como en una conversación, o en la música o en momentos de reflexión, es preocupante. El exceso de silencio es preocupante.

Y en mi partido la Unión Cívica Radical de Río Negro, creo que hay un exceso de silencio de un tiempo a esta parte.

Yo concluí mi gestión como presidente de mi partido en diciembre de 2014, azuzada casi un año antes para que la mesa de conducción que presidia se fuera antes, convocara a elecciones anticipadas, renunciara, declinara de sus obligaciones a los efectos de que el partido, según esos dirigentes, retomara una dinámica que nosotros –a entender de ellos- no podíamos darle. Que necesitábamos, decían ser una verdadera oposición, con más críticas al gobierno provincial del Frente para la Victoria que encabeza Alberto Weretilneck. Dejaban trascender que éramos unos tibios.

Resistimos a estos embates y así fue como concluimos el proceso normal de convocatoria a elecciones internas y la posterior realización de las mismas. Por voluntad de la mayoría de los afiliados que concurrieron a las urnas, de allí surgieron las autoridades de la U.C.R provincial.

De eso ya han pasado casi 60 días, el Partido tiene nuevas autoridades de pronto su conducción está sumido en un muy llamativo silencio. Es cierto que no ha pasado mucho tiempo, pero si muchos hechos frente a los cuales, y vanamente, los afiliados esperamos la palabra de la conducción del radicalismo, de esos que frente a los medios siempre hablaban para criticar nuestra actitud la que, dicho sea de paso, siempre fue activa frente a lo que consideramos errores de este gobierno provincial.

Quiero detallar los principales acontecimientos donde creo que la nueva mesa directiva del radicalismo, con su presidente Horacio Massaccesi a la cabeza, debiera haber fijado posición:

1) En diciembre de 2014 la Legislatura aprobó el presupuesto anual provincial. En uno de sus artículos se habilitó la posibilidad de que el gobernador modifique a su antojo las partidas. Es lo que es llamado vulgarmente “súperpoderes”. El bloque de legisladores radicales votó dividido. El partido silenció su posición.

2) También en ese mes se votó –en medio de una gran polémica- la renovación de los contratos petroleros. Nuevamente el bloque radical votó en forma dividida. Unos a favor del gobierno y otros en contra. Y nuevamente la conducción del radicalismo silenció su postura.

3) En estos tórridos días de enero, tranquilamente el gobierno tomó la decisión (o casi) de suspender el llamado a elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y un ministro dice sin ningún empacho que “no se pueden instrumentar este año” y que “la verdad ningún partido las reclama”.

No voy a hacer cargo de esto a un gobierno que tiene la mentira y el ocultamiento como forma de gobernar. Ni siquiera al gobernador para decirle que existe una Ley que debe cumplir (claro, a lo largo de sus gestión cumplir las leyes no fue su fuerte) y si no lo hace deberá enfrentar cargos de incumplimiento.

Pero sí alerto sobre la actitud de la conducción de la UCR la que, a pesar de que durante junio del año pasado se elaboró un documento de apoyo a las PASO, en reuniones mantenidas con la mesa directiva y el bloque legislativo y se decidió de manera conjunta una revisión del proyecto de Ley enviado por el Ejecutivo y entregar las modificaciones al gobierno, se sumió en el más profundo silencio. Un silencio casi cómplice.

Todos los afiliados deseamos que la Unión Cívica Radical vuelva a ser protagonista decisivo en la vida institucional de nuestra provincia y estos atronadores silencios a los que nos quiere acostumbrar la nueva conducción, no nos ayudan a creer que esto pueda llegar a ocurrir.

Nunca creí, y ahora menos que nunca, que el “silencio sea salud”. Pero sí soy una convencida de que el que calla, otorga.

María Inés García

Ex presidente del Comité Provincia Río Negro