Nerón, Apolo y Dionisio ●Javier García Guerrero

Río Negro es la jurisdicción provincial argentina con mayor número de focos de incendio anuales, más de un millar. Los incendios de vastas áreas boscosas y rurales, alcanzaron en 1999 las 44.000 Ha sólo en la zona de Bariloche. Los daños no son solo materiales, en la Plaza San Martín de Puerto Madryn (Chubut) se levanta el «monumento a los mártires bomberos» que en número de 25 murieron ejerciendo sus tareas “voluntarias”en un incendio rural ocurrido durante el año 1996.

Desde entonces durante las últimas dos décadas el número de siniestros forestales y rurales en la Argentina se han incrementado de manera continua según revelan las Estadísticas de incendios elaboradas por el Programa Nacional de Estadística Forestal de la Secretaría de Ambiente de la Nación.

Con fecha 16 de diciembre de 2009, fue publicada en el Boletín Oficial la Ley Nacional N° 26.562, denominada Ley de presupuestos mínimos de protección ambiental para el control de actividades de quema. La Ley N° 2.966 de la Provincia de Río Negro del año 1996 crea el Servicio de Prevención de Luchas contra Incendios, el cual se encuentra facultado a autorizar y controlar el uso del fuego a través de «quemas prescriptas» y «quemas controladas» como instrumento de la ordenación forestal (Art. 8). Desafortunadamente otros aspectos fundamentales de las leyes rionegrinas, pese a la creciente importancia adquirida por este problema datan de 1972.

Las leyes vigentes no prevén ninguna forma de estímulo económico o fiscal específico para apoyar al productor a solventar los costos que implican las tareas de clausura y restauración, la realización de contrafuegos, ni la prohibición absoluta de reasignación del usos alternativos del suelo siniestrado durante algunas décadas para desalentar uno de los principales móviles de los “piromaníacos inmobiliarios” en los parques nacionales.

Como es uso y costumbre en todas las áreas, se asignan presupuestos millonarios que no se ejecutan ni rinden y que siempre están en proceso de implantación durante décadas obviamente “ganadas”. El pomposamente denominado Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (SPLIF) ha recibido anuncios de financiamiento del PROSAP de más de cinco millones de pesos, cifra similar a la anunciada reiteradamente para auxiliar a las víctimas rionegrinas de adicciones con resultados cada vez más paupérrimos y denuncias recurrentes de referentes sociales de que los fondos nunca llegan. No disponemos de aviones hidrantes con las características adecuadas que hace que debamos recurrentemente alquilarlos a la hermana república de Chile.

Durante el pasado mes de Septiembre en su renuncia el Ex Subsecretario de Recursos Forestales de la Provincia de Río Negro Ing. Javier Grosfeld sostuvo que “A pesar de las dificultades que nos hemos encontrado, como la falta de financiamiento provincial adecuado, un marco administrativo muy engorroso y lento, escasez de personal y deficiencias en su capacitación, estructuras reducidas a su mínima expresión (por ejemplo el Servicio Forestal de Zonas Áridas, encargado de controlar la desertificación en más de 4 millones de hectáreas sólo consta de una persona), falta de coordinación inter-institucional, normativas contrapuestas o que responden a paradigmas forestales ya perimidos, deficiencias severas en la fiscalización que facilitan el robo de madera, infraestructura obsoleta, equipamiento insuficiente, entre otros problemas; en lo personal creo que fundamentalmente hemos podido delinear algunas líneas gruesas para revertir el largo proceso de deterioro institucional y productivo que atraviesa el sector”. Frente a las graves circunstancias denunciadas uno se pregunta porqué se invocan las discrepancias políticas para resignar un cargo desempeñado durante años en los que se manifestó con optimismo a la ciudadanía que todo marchaba bien, mientras se enfrentaban tamañas restricciones. Todos los meses nuevas voces se suma al coro de “bellas durmientes” del funcionariado que una vez alejados del cargo nos informan genéricamente que todo estaba muy mal y que no han podido cumplir con sus obligaciones primarias. Tampoco se conoce que hayan hecho denuncias puntuales y concretas frente a los organismos de control, porque lo que ha resultado decisivo en sus decisiones de alejarse, ha sido no quedar marginados de la fracción que estiman ganará las próximas elecciones.

Un año inusualmente lluvioso como el presente, originó en el Valle Inferior del Río Negro una cantidad inusual de forraje que podría generar vastos incendios sin que los órganos gubernamentales hayan desarrollado en el terreno una política de prevención efectiva, ni mucho menos los Planes de Ordenamiento Prediales, previstos por ley. La necesidad de la planificación previa responde a razones técnicas y económicas para cubrir las necesidades de protección de grandes áreas con recursos limitados, sortear problemas de accesibilidad y transporte, consensuar acuerdos interinstitucionales, lograr una organización flexible ante el comportamiento inestable de los siniestros. Tampoco se ha advertido la supervisión de la obligatoriedad de realizar de los contrafuegos necesarios, ni la aplicación de sanciones o multas al respecto. La carencia de información a la población sobre la necesidad de abstenerse de conductas de riesgo como la quema de residuos, que en los basurales a cielo abierto podemos observar diariamente sin alteraciones, la prohibición del uso de fuegos de artificio, fogones en acampes, etc. Durante la semana pasada fue posible observar desde la ciudad de Viedma los diversos focos de incendios rurales que a esta altura del año recién constituyen indicios del desarrollo y la frecuencia que pueden alcanzar. Viarse, Vialidad Provincial, los municipios, etc. observan impávidas banquinas con yuyos peligrosamente altos que también aumentan el riesgo de accidentes automovilísticos. Resulta difícil peticionar a autoridades cuyo único motivo de movilización o discusión son las inauguraciones o los actos políticos para autoalabarse o denostarse mutuamente, mientras la legislatura ni siquiera se reúne para legislar y controlar la gestión.

Los períodos de intensa sequía vividos hace pocos años, debieron haber sido experiencia suficiente para valorar la importancia de contar con reservas forrajeras de modo de estabilizar la carga animal en niveles de mayor eficiencia, evitando simultáneamente la subutilización o las bajas ocasionadas por la hambruna en los rodeos. No se conoció ninguna medida específica de apoyo para incentivar la conversión de las enormes cantidades de forraje existentes en los distintos tipos de forrajes conservados que permiten capitalizar al productor ganadero disminuyendo su exposición al riesgo climático y los incendios.

Las acciones de Defensa Civil no han dispuesto planes de autoprotección de zonas urbanizadas en riesgo, para establecimientos educativos con ensayos de incendios desde la edad temprana de los Jardines de Infantes, en los geriátricos, hospitales, con Mapas de Evacuación visibles, identificación de zonas de refugio, de las tomas de agua y adiestramiento del personal a cargo de cada uno de los lugares donde haya personas que no puedan desplazarse por sus propios medios. En nuestra provincia en tanto se realizan obras viales urbanas sin desagues y sin tomas de agua para incendios. La postergación de todas las intervenciones gubernamentales para atender daños emergentes o contingentes es generalizada, aumentando la vulnerabilidad general del sistema frente a inundaciones, incendios, terremotos o catástrofes en general. Las infraestructuras de nuestro país son tan deficientes, insuficientes y desprovistas de mantenimiento que ocasionaron más de 100 muertos en la ciudad de La Plata recientemente, frente a lluvias inusuales. Siempre queda el recurso de culpar a las circunstancias extraordinarias de la criminal negligencia de quienes con desparpajo, piden que les renovemos nuestra confianza.

Mientras en Uruguay hasta los reclusos participan en tareas rentadas para la prevención de los incendios forestales realizando tareas de poda y mejoramiento de zonas de alto riesgo. Aquí la mayor parte de los bomberos son “voluntarios” con tan bajo grado de adiestramiento como de reconocimiento y consideración por su valiente tarea.

Los organismos que disponen de datos meteorológicos de otros países con menores niveles siniestrales que los nuestros generan distintos tipos de alerta que desde la preemergencia implican la aplicación de normas relativos a ese estado, que se difunden por los medios de comunicación, prohibiéndose terminantemente el uso de pirotecnia u otros factores de riesgo que en nuestras latitudes ignoran.

Pese a los gravísimos y prolongados efectos del fuego sobre la biodiversidad de los ecosistemas, el efecto de las cenizas sobre el suelo y las napas freáticas, la emigración de poblaciones aborígenes, la devastación de bosques naturales protegidos, los incendios pasan sin caldear los ánimos de los habitualmente encendidos defensores ecologistas que muestran preocupación exclusiva por el agua, a excepción de los casos en que esta se contamina con petróleo sector con el que muestran menor virulencia que con la minería, pese a que no existen proyectos aprobados en marcha, mientras los hidrocarburos ocasionan a diario cuantiosos daños impunemente.

Las fuerzas de seguridad no identifican perfiles de pirómanos, ni hacen prevención sobre los que registran algún antecedente vinculado, simplemente porque los presupuestos de inteligencia criminal los destinan a espiar a los dirigentes rivales, utilizando personajes siniestros y ruines, que parecen haberse instruido profesionalmente con el Super Agente 86.

El tirano Nerón pasó a la historia por varios motivos, primer emperador que se desposó con otro hombre, por haber incendiado intencionalmente Roma para culpar a los cristianos que también quemó vivos como antorchas humanas y por su narcisista egolatría que lo llevó a exclamar en el momento de su muerte “Qué gran artista pierde el mundo!”

Según Nietzsche, Apolo el sol, además expresaba para los griegos un modo de estar en el mundo, era el dios de la luz, de la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas instintivas. Simbolizaba también la norma, el orden, la serenidad, el equilibrio, la moderación, la medida, la forma, la perfección, la racionalidad, la felicidad, lo coherente, lo proporcionado, lo que nos gusto mostrar de nosotros mismos.

Tradicionalmente se interpreta la cultura griega como una cultura apolínea, que presenta una visión ordenada, luminosa y racional de la realidad. Nietzsche es contrario a esta interpretación afirmando que es correcta para el mundo griego a partir de Sócrates, pero no para el anterior. Frente a lo apolíneo, los griegos y también los rionegrinos opusieron lo dionisíaco.

Nietzsche hace una interpretación que va mas allá de de su significado ordinario y representaba también el mundo de la confusión, la contradicción, la deformidad, el desorden, el caos, el riesgo, la lucha, la noche, el mundo instintivo, la irracionalidad, la vida en sus aspectos oscuros, lo oculto lo que nunca quiere mostrarse, lo que hay que callar de nosotros mismos. La auténtica grandeza del mundo griego anterior a Sócrates y Platón estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad que expresaron en la tragedia. A través de este género artístico consiguieron armonizar lo apolíneo y lo dionisíaco, las dos dimensiones fundamentales de la realidad si ocultar ninguna de ellas. La tragedia es mucho más que una obra artística, constituye la esencia de la verdadera cultura: la lucha entre la vida (la embriaguez creadora) y su negación (la norma, lo racional). Dentro de un mismo esquema convergente, Apolo recorre el firmamento secando el pasto y las ramas, subiendo la temperatura y reduciendo la humedad, mientras Dionisio sigue descuidado en su bacanal de excesos y adicciones variadas alejado de cualquier actitud preventiva o paliativa, solo atento a la mirada de Nerón que embriagado de poder y de admiración por sí mismo y por sus obras, si se incendia Roma ya tiene dispuestos los culpables para quemar en la hoguera y la inspiración para nuevos discursos y promesas de obras imperiales para aumentar su gloria. Entonces como ahora las víctimas, los muertos, las pérdidas totales, los pondrá el pueblo anestesiado por el circo felino y el asistencialismo de un estado que primero los despojó de todo.

Estos son los amargos frutos de una dirigencia que de lo único que estará presa es de su narcisismo ilimitado, siempre dispuesta a desertar de sus obligaciones esenciales para huir hacia adelante, planteando de manera continua la necesidad nuestro voto para realizar nuevas tareas o continuar realizando aquellas que con inepcia descuidan conduciéndonos en su ciega carrera, hacia nuevos abismos de la imprevisión en una repetición tan inexorable como trágica.

Como dijo Oscar Wilde, “sólo los dioses experimentan la muerte. Apolo ha muerto, Nerón, Dionisio y Narciso, estarán siempre con nosotros”

Nerón, Apolo y Dionisio. Ing. Javier García Guerrero. Ex Director del Programa de Desarrollo de Río Negro del Convenio entre la Universidad Nacional de San Martín y la Fundación Proyecto Sur.