El Gobierno admite una «temporada dura»

(ADN).- Facundo Fernández, secretario de Fruticultura de Río Negro, admitió que la temporada 2024/2025 es «dura» para los productores y la región. En una entrevista reveló el complejo escenario que enfrenta la actividad. A pesar de que los volúmenes de producción son en general normales o incluso superiores a los del año pasado en algunas variedades, los factores económicos y climáticos colocan al sector frente a una campaña de enorme incertidumbre.

La producción de peras Williams, la variedad más emblemática del Valle, sufrió una merma del 25%, de la cual un 20% se debe a una helada tardía registrada el 26 de septiembre. “No fue una helada muy agresiva, pero sí muy larga, de varias horas a -2 o -3 grados. Eso afectó la calidad y redujo el volumen”, explicó Fernández a LMN. El resto de la merma, estimado en un 5%, corresponde a fruta que no se cosechó por falta de rentabilidad: “Los productores dejaron fruta chica en el árbol porque el costo de cosecharla era mayor que su valor en el mercado”.

Otras variedades de peras, como Packham’s Triumph y D’Anjou, presentaron volúmenes normales, e incluso superiores a los de 2024. Algo similar ocurrió con las manzanas Gala, Granny Smith y Cripps Pink, aunque en todas ellas se evidenció una disminución parcial de cosecha debido a decisiones económicas de los productores. En palabras del secretario, “la combinación del costo de mano de obra con un tipo de cambio anclado hizo que muchos kilos de Gala que normalmente se exportan fueran derivadas a la industria para reducir pérdidas”.

En el caso de la manzana roja, la cosecha está completa, mientras que la Granny Smith tuvo un aumento del 40% en relación al año pasado, año en el que había faltado fruta verde. “Con una cosecha completa de Granny se abastece el mercado interno, no sobra mucho”, explicó Fernández. La variedad Cripps Pink, en tanto, presentó un color más atractivo que la roja debido a un breve pero favorable descenso térmico a comienzos de abril.

Sin embargo, detrás de los números de producción se esconde una de las temporadas más complejas que se recuerden para la fruticultura regional. Fernández subraya el fuerte impacto de los aumentos de costos, en particular el de la mano de obra, que representa un 55% del total. “Tuvimos una paritaria altísima. En dólares, un trabajador de cosecha cuesta hoy 1.200 dólares, contra los 480 que se pagan en Chile. Eso nos deja fuera de competencia”.

A esto se suma un tipo de cambio que no acompaña y un sistema impositivo “desfasado y asfixiante”. Como ejemplo, Fernández apunta al interés mensual del 7% que cobra la AFIP por prórrogas en el pago de las cargas sociales (formulario 931), uno de los principales compromisos económicos para una chacra. “Hoy no hay condiciones financieras para sostener la actividad. Las líneas de crédito disponibles tienen tasas del 26% y plazos cortos, que no sirven para una economía como la nuestra, donde todo el capital se invierte en los primeros cinco meses del año”, remarcó.

Peras y manzanas en frío

Uno de los grandes interrogantes del año es qué sucederá con los costos de almacenamiento de las peras y manzanas en frío, especialmente por el aumento de más del 400% en la tarifa energética, producto de la quita de subsidios. Este impacto se sentirá con fuerza en el segundo semestre, cuando las frutas se guarden en las cámaras a la espera de mejores precios. “La duda es si el mercado interno va a convalidar precios que permitan cubrir ese nuevo costo”, dijo.

En cuanto al mercado interno, el consumo de peras está un 15% arriba respecto al año pasado, mientras que el de manzanas se mantiene estable, con precios iguales a los de 2024. “Eso implica una rentabilidad menor, porque los costos subieron entre un 25 y un 30% en dólares”, explicó Fernández. Además, el crecimiento de la oferta de frutas importadas —como mango, palta, uva y banana— representa una amenaza directa para la comercialización de frutas locales.

En el plano externo, Brasil continúa siendo el principal destino de exportación, seguido por Rusia y Estados Unidos. Sin embargo, los valores obtenidos en estos mercados no alcanzan para cubrir los costos de producción. “Brasil sigue comprando, pero con una devaluación del 26% y fletes caros, ya no es rentable a 15 dólares la caja”, advirtió. Estados Unidos, que comenzó bien con la primicia, luego se estabilizó con precios más bajos.

Respecto de los productores, Fernández reconoce que atraviesan una situación crítica. “La combinación de inflación en dólares, atraso cambiario y carga impositiva hace que muchos estén operando a pérdida. Coincido con lo que dijo Pierdominici: es una de las temporadas más duras de los últimos años”.

Para mitigar el impacto, el gobierno provincial tomó un crédito con la Nación para asistir a los productores en el tramo final de la cosecha. Más de 400 se inscribieron para acceder a esa ayuda. Pero eso no alcanza. “Estamos trabajando con Nación para acceder a nuevas líneas de crédito que nos permitan llegar al segundo semestre con algo de oxígeno”, adelantó el funcionario.

De cara al resto del año, el panorama es reservado. “Los mercados están fluidos, pero los aumentos de costos y el tipo de cambio estancado van a hacer que los retornos sean mucho menores que los del año pasado. Y no hay señales de que eso vaya a cambiar en el corto plazo”, concluyó.

La fruticultura, uno de los pilares de la economía rionegrina, enfrenta un momento bisagra. La incertidumbre persiste y el desafío será resistir hasta que el contexto macroeconómico acompañe. Mientras tanto, los productores siguen apostando, a fuerza de sacrificio, a una actividad que define la identidad y el sustento del Alto Valle.