El camino hacia el futuro, como legado

(ADN).- Arabela Carreras expuso lo que su Gobierno deja como legado: el futuro. Parece un juego de palabras porque el legado es lo que se deja como testamento y eso no podría ser (semánticamente) el futuro. Sin embargo, los ejes de su discurso en la apertura de Sesiones Ordinarias de la Legislatura, más que un resumen de su gestión, fueron las acciones presentes que determinarán parte de lo que vendrá.

La Gobernadora no eligió el camino de la nostalgia de la pandemia, ni el punteo abrumador de obras. Hizo un repaso somero por allí pero se focalizó en la oportunidad que tiene Río Negro ante los desafíos que plantea el mundo: producción de energía y alimentos.

“Tomamos decisiones en el presente, con la mirada puesta en el futuro” dijo Carreras, y explicó: “nos propusimos implementar un modelo de gestión que incorporase criterios de planificación, innovación, transversalidad y sustentabilidad, proyectando acciones de corto, mediano y largo plazo”.

Sobre esa base, indicó: «entendimos que, para desarrollar la provincia y para generar nuevos empleos, debíamos incorporar nuevos proyectos a la matriz productiva rionegrina, analizando las ventanas de oportunidad que se abren en el mundo, a raíz de la crisis energética global, el cambio climático y la crisis alimentaria que se profundiza a nivel mundial”.

Aquí se inscribe el proyecto más ambicioso de su Gobierno: la producción de Hidrógeno Verde. «Logramos insertar a Río Negro en el mapa nacional e internacional, siempre en beneficio de nuestra población local”, subrayó. Pero aclaró que ese desarrollo no colisiona contra los combustibles fósiles y reafirmó la construcción del oleoducto desde Vaca Muerta al puerto de Sierra Grande, y la explotación de más pozos de gas.

Hubo un repaso por áreas específicas como salud, educación, seguridad, la relación con los gremios y el sector privado, las políticas de conexión en los pueblos y parajes de la Región Sur, el crecimiento de la industria del turismo, la situación macroeconómica provincial y la inversión pública, y el contexto que brindan los primeros 40 años de democracia ininterrumpidos tras el golpe cívico-militar de 1976.

Sin embargo, se ocupó de certificar que esta gestión estuvo asentada acciones que impacten positivamente en la población, pero cimienten un camino de desarrollo y crecimiento constante y sustentable.

“La felicidad del pueblo es y ha sido nuestro objetivo y, a pesar de los desafíos macroeconómicos y de la crisis sanitaria global, en Río Negro logramos un movimiento colectivo que nos permitió garantizar la presencia del Estado en cada rincón del territorio provincial”, indicó. «La incorporación de políticas transversales en la planificación de los Ministerios, como la búsqueda de igualdad de género, la protección de las infancias, la respuesta ante el cambio climático, la mitigación de la acción humana en el medio ambiente natural, la formación de los jóvenes para el trabajo, el tránsito hacia la soberanía alimentaria, la garantía del derecho a la propiedad de la tierra, la seguridad de las personas y los bienes. En síntesis, trabajamos coordinadamente para implementar criterios de buen vivir en todas nuestras políticas públicas”, resumió.

Carreas pronunció el último discurso de su gestión con otra impronta, alejada de las tradiciones de quienes se van despidiendo del Gobierno. Aseguró -luego, a la prensa- que esto se debe a que aún restan varios meses para finalizar su mandato y hay tareas importantes que desarrollar. Una forma de advertir que seguirá ejerciendo el mando hasta el 10 de diciembre. Pero también alentando a los rionegrinos a seguir por un camino político que se inició hace más de 10 años y se pone en juego el 16 de abril para afianzar su continuidad.

Por eso convocó: «Sigamos juntos construyendo este proyecto colectivo de una provincia grande y próspera como todos soñamos».