Bajas temperaturas y el consumo eléctrico

(ADN). – EdERSA pidió a los consumidores un uso seguro y racional de la energía eléctrica, teniendo en cuenta las bajas temperaturas que se registran en todas las regiones rionegrinas, sobre todo en sectores donde no se cuenta con gas por redes y el único servicio público existente es la luz.

En invierno, cuando las temperaturas son muy bajas, el consumo de energía eléctrica experimenta un sensible aumento. Ese fenómeno es más visible en aquellos sectores donde no existe el gas por red.

“En muchos de esos barrios, el único servicio público existente es la energía eléctrica, por lo que es lógico que se produzca un incremento del consumo para poder calefaccionar los ambientes. El consejo que le damos al vecino es que intente racionalizar el uso todo lo que pueda, tanto para cuidar la economía familiar en estas épocas tan difíciles, como para hacer el mejor uso posible de un bien tan importante como es la energía eléctrica”, explicaron desde la empresa.

EdERSA aconseja limpiar periódicamente los artefactos de calefacción para evitar un sobre consumo; la ventilación del aire es necesaria, pero es fundamental no dejar escapar el calor que hemos acumulado en el hogar. Por tanto, no es recomendable ventilar la casa por más de 10 minutos. Además, es conveniente renovar el aire en torno al medio día, momento en el que la temperatura es más cálida en el exterior.

Colocar burletes en puertas y ventanas para conservar la temperatura interior; mantener una temperatura estable entre 19º y 21º en los hogares es fundamental para ahorrar energía en invierno. Por cada grado más, sube el consumo energético un 7%.

Apagar los pilotos de los artefactos a gas como calefones cuando no se utilizan. Representan el 14% del consumo de gas y si el calefón o termotanque eléctrico está a la intemperie, revestirlo con algún elemento para evitar la fuga de calor. No es necesario que funcione a altas temperaturas dado que aumenta en más de un 30% el consumo (40° es óptimo).

Evitar abrir el horno innecesariamente. Cada vez que se abre se pierde el 20% del calor interno y cocinar con ollas tapadas reduce en un 20% el consumo de gas.