Con otra mirada. ADN

El peronismo es una organización del poder. Nació en el poder con una mayor intervención del Estado en la economía y en su relación con las masas. Está en sus genes. No hay política sin poder.

En Río Negro, si bien los triunfos electorales le fueron esquivos, nunca perdió ese objetivo, aun cuando su dirigencia no tuvo convocatoria y se enfrentó a un radicalismo que le disputó el terreno. Hoy se prepara para que no le suceda lo mismo con Juntos Somos Río Negro.

El peronismo mira el 2023 con otra mirada y además confía en una relación más franca y directa con el gobierno nacional. Cuenta en sus alforjas con un senador que articula la relación entre Nación y el territorio provincial, un ministro en el gabinete de Alberto Fernández, tres diputados nacionales, gobierna una ciudad importante como General Roca y tiene un conjunto importante de intendentes.

Hay una base, una estructura que le permite entusiasmarse, pero no puede equivocarse y por lo tanto ser inteligente en el armado futuro.

De esta manera hoy está en la mente de sus principales hacedores de esta estrategia la idea de provincializar su propuesta política ¿Qué significa? Convocar a un frente que incluya a la mayor cantidad de sectores posibles, con empresarios, fuerzas políticas y sociales, incluidos radicales.

Se especula que como las elecciones provinciales del 2023 serán anticipadas de las nacionales –posiblemente en abril-  se pueda armar una alianza amplia que incluso podría no llamarse Frente de Todos, que abra las puertas y que incorpore a todos, aun a los que no estén de acuerdo con la administración del presidente Alberto Fernández.

Para concretar esta propuesta –según confiaron fuentes peronistas a ADN-  “hay que contar con una dirigencia con anclaje en el territorio” y tener “a todos encuadrados”, como pretendió demostrar la reciente foto de Doñate, con la intendenta de Roca, María Emilia Soria y De Mendiguren en la sede del BICE.

Cuando esta Agencia consultó sobre quien conducirá este proceso, la misma fuente aclaró: “No hay muchos que quieran hacerse cargo de esta provincia hiperendeudada” y con una una leve sonrisa agregó: “nuestra dirigencia provincial siempre mostró aspiración legislativa”.

Fue elocuente el comentario sobre la poca voluntad de poder para jugar todo en una elección y de esos “tres o cuatro” que pueden ser, se elegirá en una definición posterior cuando llegue el momento, para no acelerar los tiempos, a pesar que las encuestas que maneja el gobierno nacional ubica a uno de los posibles candidatos con mejor imagen y posibilidades.

En este juego hay una ponderación hacia los intendentes y en este esquema existe un compromiso nacional para no desatender a los gobiernos locales. Son la expresión cabal del territorio y el primer contacto real con la población y de esta manera los jefes comunales se ilusionan con mayores inversiones en sus localidades.

No escapa a todo este análisis la relación de Nación con el gobierno rionegrino, necesaria e incluso complementaria en diversos temas, como es el caso de la pandemia y la ejecución de obras, que no siempre es lineal y a veces tropieza, como la visita del viernes, del ministro del Interior Wado De Pedro, a Bariloche, sin la presencia de funcionarios provinciales.