La pandemia del salario

(Por David Cufré*). – Los sueldos en las empresas privadas, en el sector público, el salario mínimo, vital y móvil, todos para atrás. Todos en baja. Hace cinco años que no paran de caer. La destrucción de poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores ha sido una constante el último lustro. A octubre de 2020, último dato disponible en las estadísticas del Indec, los sueldos en el sector privado formal acumularon un retroceso del 20,1 por ciento en comparación con igual mes de 2015. Es decir, perdieron una quinta parte de su capacidad de compra; en promedio, porque hay numerosas actividades en las que el derrumbe ha sido mucho mayor.

Peor les fue a los empleados del Estado. La caída sin pausa –en el sector privado hubo un ligero repunte en 2017 respecto de 2016, aunque igualmente quedó por debajo de los niveles de 2015- llegó al 28,4 por ciento en términos reales esos cinco años. Eso significa que las actualizaciones estuvieron siempre por debajo de la inflación.

«Yendo al 2020, el sector público acumuló hasta octubre un achicamiento del salario del 7,2 por ciento en comparación con el mismo mes de 2019, mientras que el sector privado tuvo una merma del 2,1 por ciento. La situación seguramente empeoró en noviembre y diciembre, dado que la inflación esos meses fue bastante más elevada, con registros del 3,2 y 4,0 por ciento, y no hubo aumentos salariales muy importantes como para compensar el incremento de precios», anticipa Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma. 

En cuanto al salario mínimo, vital y móvil, pasó de liderar el ranking regional en octubre de 2015 a retroceder al puesto 11 cuando Cambiemos dejó el poder en diciembre de 2019, según un relevamiento de la Universidad de Avellaneda.

En la misma línea, el Observatorio de la CTA Autónoma advirtió que esos ingresos sufrieron una contracción de tal magnitud que su poder de compra actual es equivalente al que tenían en 2004, borrando prácticamente toda la ganancia de los tres gobiernos kirchneristas. También impacta la velocidad con que se dio ese proceso. En 2017-2018, el salario mínimo perdió 11,1 puntos contra la inflación. En 2018-2019 fueron 12,5 puntos. Y en 2019-2020, el declive resultó de 9,0 puntos. La pandemia macrista, como se ve, fue peor que la de la covid-19.

La disminución de la participación del salario en la economía tiene como contracara la apropiación de esas sumas de dinero por parte de los empleadores, marcando un deterioro en la distribución del ingreso nacional.

¿Eso significa que los empresarios se enriquecieron a costa de los trabajadores? No necesariamente. Más bien, son mayoría los sectores económicos a los que les fue mal desde la llegada de Mauricio Macri a la presidencia –con excepciones muy conocidas en sectores concentrados, como las actividades financieras, las prestadoras de luz y gas, las prepagas, las compañías de celulares e internet, entre otras- y en 2020 padecieron la pandemia del coronavirus. Pero en el reparto de las cargas, los asalariados sufrieron un revolcón histórico. Junto con la pérdida del salario, la desocupación saltó del 5,9 al 11,7 por ciento entre el tercer trimestre de 2015 e igual período del año pasado.

De esa descripción se pueden extraer dos conclusiones: es condición necesaria que la economía funcione, que haya un horizonte de crecimiento, para mejorar la situación general. En términos de la perinola, todos ponen cuando se suben al tobogán: empresarios, trabajadores, jubilados, aunque algunos más que otros. Los jubilados perdieron 26 puntos durante el gobierno de Cambiemos: 6,5 puntos en 2016 y 2017 (bajaron 10,2 el primer año y subieron 3,2 el segundo) y 19,5 puntos en 2018 y 2019, con el cambio en la fórmula de movilidad.

La segunda conclusión de lo planteado anteriormente es que la recuperación económica no alcanza para recomponer los ingresos de los trabajadores. Si el Gobierno no interviene con políticas activas, los sueldos quedarán a la cola cuando llegue el momento de remontar la crisis, como se espera que empiece a suceder en 2021. La regresividad en la distribución del ingreso producida los últimos cinco años no se modificará con el rebote de la economía. 

“Creer que las paritarias van a resolver la pérdida salarial es ingenuo. La correlación de fuerzas seguirá a favor del poder económico y en contra de los sindicatos por varios meses más. Este año dejar librada la suerte de los trabajadores a las paritarias provocará otro retroceso de los sueldos en la mayoría de los gremios”, evalúa Luis Ramírez, quien pertenece a la Asociación de Abogados Laboralistas y fue presidente de la entidad en tres oportunidades.

«2020 fue un año terrible. He visto situaciones en paritarias que nunca creí que se pudieran dar. Sectores empresarios importantes que le decían a su contraparte sindical: ‘Les hacemos esta oferta y tienen hasta el viernes para aceptarla o si no la retiramos’. En mis cincuenta años de trayectoria nunca había visto que una organización patronal asumiera actitudes tan irreductibles, tan de imponer condiciones. Si te gusta bien, si no andate. El Gobierno hizo lo que pudo para equilibrar la cancha. La orientación del Ministerio de Trabajo es buena, pero hay un marco de debilidad política en el contexto de la crisis muy perjudicial para los trabajadores», analiza el especialista. 

Qué se puede hacer

Martín Guzmán, ministro de Economía, aseguró que el Gobierno se fijó como meta para este año que los sueldos aumenten 4 puntos por arriba de la inflación. Es un objetivo prioritario para consolidar el despegue de la economía. Como el consumo interno representa más de dos terceras partes del PIB, elevar la masa salarial es imprescindible para traccionar la producción y la inversión. En esa estrategia, el gabinete económico planteó que los precios minoristas suban hasta 29 por ciento, en tanto que los salarios lo deberían hacer un 33 por ciento. Así figura en el Presupuesto aprobado para 2021.

Para contener la inflación, el Gobierno avanza con políticas como Precios Cuidados, Precios Máximos, promete poner en marcha la Ley de Góndolas, convocar al Consejo Económico y Social, segmentar las subas de tarifas, regular aumentos en servicios de conectividad, promover un incremento de la producción para elevar la rentabilidad empresaria a través de un mayor volumen de ventas y no mediante el ajuste de precios, entre los principales lineamientos.

¿Y en materia laboral qué puede hacer? Luis Campos, de la CTA Autónoma, entrega algunos tips:

* «En 2020 fue fundamental el aumento de 4000 pesos que decretó el Gobierno para el sector privado a cuenta de futuras paritarias. Se pagaron 3000 pesos con el sueldo de enero y 1000 con el de febrero. Fue un colchón que sirvió mucho en el primer semestre y amortiguó la caída en el balance anual. Es una medida que debería repetir este año para dar una orientación a las paritarias».

* «Una señal muy importante sería convocar al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para marzo. No esperar a junio como se hace habitualmente. Establecer aumentos por arriba de la inflación proyectada sería un buen punto de partida para fortalecer la posición de los sindicatos en sus respectivas paritarias. Además, hay otras remuneraciones atadas al salario mínimo, como el ingreso social complementario de las cooperativas de trabajo, la jubilación de quienes no se retiraron con moratoria y en el salario mínimo de los docentes, que es un 20 por ciento superior al general».  

* «Otra señal puede surgir de la paritaria nacional docente. Es muy positivo que el Gobierno haya restablecido esa discusión, que el gobierno de Cambiemos había dejado de lado. Hay una oportunidad para que en febrero el Poder Ejecutivo nacional empiece a dar lineamientos salariales con esa paritaria».

* «Bancarios y camioneros tienen que discutir adecuaciones salariales en el verano. El Ministerio de Trabajo puede aprovechar para empujar buenos aumentos. La estrategia general seguramente será negociar acuerdos cortos, por seis meses, y en la medida que la economía se recupere, acelerar el ritmo de los aumentos de sueldos en la segunda mitad del año».

* «Los salarios del sector público le tienen que ganar a la inflación. Nadie pide recuperar en un solo año lo que se perdió en cinco, pero es una defición importante hacia el sector privado. La negociación está prevista para mayo».

Luis Ramírez, por su parte, destaca la prórroga de la doble indemnización, incluso con el tope de 500 mil pesos, y la prohibición de despidos por 90 días. «Los sindicatos necesitan que el Gobierno intervenga con gestos muy concretos para tener mayor margen de maniobra en sus respectivas negociaciones con las patronales. Garantizar la doble indemnización hasta fin de año, por más que exista un límite, va por el buen camino», concluye el experto en materia laboral.

*Publicado en Páina12