En la UCR demandan a Matzen mayor participación

(ADN). – El radicalismo de Río Negro postergó los mandatos hasta el año que viene y, en el marco de la pandemia, dejó de lado cualquier compulsa interna por las conducciones partidarias. La decisión vino acompañada con la recientemente expresión de su presidenta, Lorena Matzen, sobre que la UCR ratifica su alianza con el PRO y la CC-ARI.

Muestra conducción y decisión, salvo que estas resoluciones son cuestionadas, no en su propósito, pero sí en su metodología, donde precisamente existe un cuestionamiento interno de diversos sectores por la falta de consultas que lleva a la diputada nacional a tomar decisiones verticalmente.

El 4 del mes pasado, Matzen con integrantes de la mesa provincial, postergó las elecciones internas, una determinación que a decir de muchos sectores de la dirigencia radical merecía una mayor consulta por medios electrónicos, al menos a los miembros del plenario en tanto que convocar a la Convención es imposible.

También, según fuentes partidarias, la confirmación de la permanencia del radicalismo en la alianza macrista merecía un mayor tratamiento de consultas, más aún cuando Matzen había declarado a principios de marzo de este año, antes de las medidas sanitarias por la pandemia de coronavirus, que “nuestro partido evaluará su continuidad dentro del espacio”, al hacer mención a la confraternidad con el PRO y el ARI.

Quienes se quejan, indican que no se trata de dejar esa coalición, sino de alcanzar un rol de mayor preponderancia política, habida cuenta del peso específico de la UCR ante sus aliados.

En el radicalismo hay sectores que entienden que Matzen «ya no es aquella dirigente elegida por consenso» para conducir al partido, indicó un dirigente con peso territorial. Además, cuestionan su «aislamiento», la «toma de decisiones unilaterales» y su «cerrada pretensión de ser nuevamente candidata» para las elecciones en una fórmula con Aníbal Tortoriello. «Un error que expulsa y no convoca», aseguró otro referente.

También hay otras cuestiones que, por ser menos expuestas, no son menos importantes. Parecer ser que Matzen es permisiva a las críticas que desde sus aliados macristas formulan a dirigentes radicales.

No hay dudas que el radicalismo ya no tiene ese vigor y la preponderancia en la provincia que mostró hace algunos años, y muchos de aquellos dirigentes que protagonizaron la política radical desde 1983 al 2011 con sagacidad para detectar el poder. Sin embargo, hay una corriente -como la que promueve a Yamil Direne como presidente- que sostienen que el proyecto actual de la UCR «es acotado», una manera de decir que a Matzen le falta “esa llama interior” para resurgir desde las cenizas.

Para muchos, las elecciones del año próximo serán decisivas para el futuro del radicalismo, porque mantener un partido por debajo de dos dígitos en el escrutinio de las urnas, es desvanecer todo vestigio de renacimiento. Algunos sostienen que hay que demostrar que se puede estar más cerca del 20% que del 5%.

El malestar interno se expresa en modo Covid. En círculos concéntricos que se alimentan a través de celulares, zoom y cualquier otro medio para interactuar. Esa dirigencia residual del radicalismo que se siente desplazada o no es tenida en cuenta, le pide a la conducción del partido que tenga «mayor decisión» y «protagonismo en Juntos por el Cambio», y no sólo ser el socio mayoritario en el aporte de votos.

En política “nunca falta mucho” para tomar decisiones que tienen que ver con la construcción del poder y mucho menos en la antesala de las elecciones nacionales de medio término. Por eso, la elección de los próximos candidatos es importante y más todavía cuando hay que conjugar los intereses de tres partidos políticos.

Hay un sector del radicalismo activo y crítico de la conducción partidaria, que Matzen no debería soslayar porque a decir de esa dirigencia el “año que viene jugamos…como sea”. Y dejan un mensaje: «en Juntos o con Juntos».