Genoma político. ADN

La política muta al ritmo del coronavirus. La pandemia cambió el escenario y los líderes institucionales, partidarios, sindicales, empresariales y sociales deben aprender a leerlo, adaptarse y reinventarse, o corren el riesgo de quedar obsoletos y fuera de juego.

Los oficialismos tienen hoy un rol central. No es casualidad que los dos dirigentes con mayor imagen positiva sean el presidente Alberto Fernández, y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Se retrolimentan en la coyuntura, que es lo que impone este tiempo. Con el devenir de los acontecimientos, se verá.

En Río Negro eso no ocurre. Si bien la gobernadora Arabela Carreras encontró a partir del COVID-19 una forma de liderazgo institucional, no logró desarrollar un perfil político. El oficialismo depuso cualquier fricción interna y está demarcado el ámbito de acción de cada uno: la Mandataria conduce el Gobierno, el senador Alberto Weretilneck, el partido. Pero no hay vínculo virtuoso con la oposición.

Carreras no abrió el diálogo ni avanzó en consensos sobre el desarrollo de políticas públicas, como sí hizo el Gobierno nacional. El FdT y la UCR se vieron forzados a esgrimir propuestas por los medios. En Laprida y Belgrano se quejan de ese accionar, porque advierten que la colaboración viene con críticas desmesuradas. El huevo o la gallina.

En todo caso la responsabilidad es compartida.

Llama la atención que no haya una imagen de unidad. Este tiempo lo requiere. Carreras se siente cómoda en la conducción del Estado. Y lo hace bien, en líneas generales. No se sale de los límites que impone el momento y lleva adelante la situación sanitaria lo mejor que permite el desarrollo del virus en la provincia.

Pero no hay audacia. Falta imaginación en tiempos donde los recursos son escasos. Por caso, no hay soluciones más allá de las tradicionales (impositivas y credicticias) para afrontar la crisis económica, que cada vez demanda más recursos de los municipios, las comisiones de fomento, la producción, el comercio, el turismo y las actividades económicas afectadas por el aislamiento. Y se mantiene aferrada a las respuestas de Nación, como la coparticipación, ATN o programas como Argentina Hace, un plan de obras pequeñas y medianas que bajarán directo a los municipios tratando de generar fuentes de empleo e ingresos a las actividades asociadas.

Por eso llamó la atención el paso en falso que dio esta semana, luego del encuentro que Fernández mantuvo con todos los gobernadores para fortalecer su anuncio de reestructuración de deuda con los acreedores externos.

El Presidente convocó a una reunión presencial en Olivos. Buscó una imagen de solidez. Allí estuvieron la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ministro de Economía Martín Guzmán, y el jefe de la Cámara de Diputados Sergio Massa. Una vez finalizado el cónclave, los mandatarios salieron a respaldar la oferta de la Argentina. Carreras solo se limitó a decir que participó y observó. Recién al día siguiente y frente al off side, emitió un comunicado expresando su «apoyo total» a Fernández y la propuesta, que ya había generado una primera reacción positiva en Wall Street.

El éxito de la negociación argentina reportará beneficios también a Río Negro. Hoy el país «no puede pagar nada» aseguró Guzmán, evidenciando el delicado momento financiero del país. Si la mayoría de los acreedores internacionales aceptan la propuesta nacional (que incluye comenzar a pagar la deuda en 2023), habrá dinero disponible para las provincias, y el gobierno rionegrino tendrá un buen antecedente para renegociar su propia deuda en dólares del Plan Castello. Sino, se complicará el pago de sueldos y a proveedores, y podrían surgir las cuasimonedas, algo que la Gobernadora dijo que no quiere hacer.

Pero Carreras tiene otro desafío: la flexibilización del aislamiento. Por un lado, se notó un relajo social fuerte desde la semana pasada -producto de cierto cansancio- que se agravó con la obligación de utilizar barbijos o tapabocas, lo que dio una falsa sensación de seguridad a la gente que se volcó a las calles. Por el otro, la determinación de las actividades que se irán a liberar desde mañana.

La Gobernadora adelantó -en medios nacionales- que se está a favor de “mantener el aislamiento en el mayor grado posible”, y señaló que “es una medida que debería mantenerse unos días más la semana próxima”. Sin embargo, dijo que “estamos acordando ciertas propuestas de apertura” de algunas actividades económicas en la provincia. En ese sentido, mencionó “especialmente al delivery” porque “con este mecanismo vamos a disminuir la circulación de la población” en las calles, y además “incorporar nuevos rubros y darle movilidad a la economía”. Y añadió: “Estamos trabajando en la cadena de alimentación. Tenemos que incorporar a la minería que se puede realizar con un protocolo muy estricto y cuidado. No estamos proponiendo actividades con concurrencia masiva. Las escuelas deben permanecer cerradas”.

Río Negro debe elevar al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, una propuesta de cuáles son las actividades que se abrirán en la provincia y por ciudades, algo que ya debate con los intendentes.

Y queda pendiente la faz política.

Hay una idea en el Gobierno de convocar al diálogo a la oposición, pero verá su comportamiento antes de producir el llamado. No sólo hay un desafío para el oficialismo. También, los referentes opositores deben mostrar madurez. Quedó atrás la etapa del revoleo de proyectos y propuestas, muchas acertadas y con solidez técnica.

El Presidente dijo recientemente que estos son tiempos de gobiernos, de oficialismos. Las encuestas le dan la razón. También son bien recibidas por la sociedad las oposiciones constructivas. Eso lo leyó bien Rodríguez Larreta, los gobernadores y la mayoría de los intendentes de Cambiemos, no así algunos dirigentes de ese espacio como Patricia Bullrich y Miguel Pichetto, ni los referentes neoliberales y de la izquierda dura.