El Papa pidió «por la sostenibilidad de la deuda»

El papa Francisco disertó en una cumbre económica organizada en el Vaticano, de la que participaron también el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, y la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, donde pidió “por la sostenibilidad de la deuda” de los países, y sostuvo que “no se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables”.

Las declaraciones en ese tono de Francisco no son un dato menor. Días atrás se reunió con el presidente Alberto Fernández, donde se comprometió a apoyar la posición de la Argentina en momentos en que busca reestructurar la deuda heredada de la gestión de Mauricio Macri.

“Las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas insensible e insosteniblemente. De hecho, la deuda pública contraída en no pocos casos para impulsar y alentar el desarrollo económico y productivo de un país puede constituirse en un factor que daña y perjudica al tejido social cuando termina orientada a otra finalidad», comenzó el sumo pontífice en un discurso con fuertes críticas a las políticas de endeudamiento y la especulación financiera.

“Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer opciones políticas tales que llevaran al hambre y la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas sean pagadas con sacrificios insoportables”, dijo el Papa citando a su antecesor Juan Pablo II. Y agregó: “Es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso“.

En otra crítica velada al gobierno de Macri, Francisco consideró en ocasiones los países han tomado deuda con el argumento de impulsar el desarrollo productivo, pero que finalmente esos recursos tuvieron otro destino. En el caso de la gestión anterior, a la fuga de capitales.

El Papa pidió  «abordar el problema externo deuda de los países pobres muy endeudados para reducir la angustia de la deuda. En estos deben consistir las nuevas formas de solidaridad que hoy nos convocan”.